–Es una infección intestinal, le voy a recetar un medicamento y tendrá que guardar reposo mínimo una semana –informó el médico. –Si, doctor, yo me encargaré de que cumpla lo que dice –contesté. –Una esposa cuidadosa –sonrió el médico –. Siempre es bueno ver a una pareja tan atenta. Nos dejó los medicamentos que necesitaba Sidney con las indicaciones que incluían una dieta específica. –Le agradezco mucho por haber venido a está hora. –Estaré pendiente si pasa algo más. El médico se despidió y cuando cerré la puerta ya estaba la señora Norton con ojos acusadores porque su pequeño bebé estaba enfermo. –Quisiste matar a mi hijo y no te salió. –Y por eso llamé al médico y me he pasado estás últimas horas cuidándolo –mencioné con un poco de lógica. Qué Sidney se lo mereciera, a