Hans Gallagher un codiciado magnate que prefería la discreción, había pasado la noche investigando sobre el hombre, lo primero que me llamó la atención fue el parecido entre nuestros apellidos Callaghan y Gallagher, era algo tonto, pero investigué del lado de mi padre para saber si había algún asunto familiar y poder acercarme con ese motivo, no era así, no había ningún Gallagher en ninguna parte, supongo que solo era una coincidencia.
Solo tenía una fotografía en todo el internet, creo que no era muy fotogénico, estaba serio mirando hacía la cámara, cabello castaño, ondulado, piel blanca y ojos claros con una camisa negra bastante innecesaria y todo lo referente a él era sobre la empresa Tech Market, el joven heredero y su imperio millonario, algunas obras de beneficencia que estaba involucrado y algo muy general sobre su familia, eran unidos y cada quien tenía sus negocios, padres casados, una hermana menor y un hermano menor, nada más.
Me fui sin nada de información a la dichosa cita, me sorprendió que diera un espacio aunque no esperaba menos de él cuando llegué al restaurante.
–Buenas noches, tengo reservación para dos con el señor Gallagher.
–¿Gallagher? –dudó el mesero.
–Soy Eloise Callaghan.
–Ah, señorita Callaghan –sonrió –. Por supuesto que tiene su reservación –mencionó sacando un gafete –. Bienvenida a la noche de solteros, tendrá su nombre anotado y pasará quince minutos con cada hombre, ellos se moverán cuando suene la campanilla y si están interesados solo se tienen que retirar de la mesa.
–¿Disculpe? –dudé –. No entiendo.
–Le repito las instrucciones mientras la llevo al lugar donde llegarán los solteros.
–No vengo a ver a ningún soltero, tengo una cena está noche con un hombre llamado Hans Gallagher –aseguré –. Busque bien en su listado.
–Señorita Eloise Callaghan tiene una reservación para la noche de solteros –le dio vuelta a su tableta para mostrarme la pantalla.
¡Maldito Gallagher! Me había tomado el pelo y ahora me enviaba a una noche para solteros.
Me dí la vuelta y me fui de ahí directo al apartamento de Nathaniel, no entendía nada de lo que había pasado, todo lo contrario para él cuando se lo conté.
–¡No es gracioso, Nathaniel! –reclamé al lanzarle una camisa que se encontraba en el lugar.
–Lo lamento, conejita –carcajeo –. Pero creo que ese hombre pudo tener razón, deberías conseguir algo más para quitarte el mal sabor de Sidney.
–Ahora mismo odio a todos los hombres del mundo.
–¡Oye! –se ofendió y luego cambió su gesto –. Sí, tienes razón, somos un asco.
–¿Qué hago ahora? –pregunté.
–Creo que hay una forma de encontrarlo, pero tendrás que adelantar ciertos planes.
–¿Cuál?
–Aprovecha que Sidney está de viaje y ve a la empresa, busca aliados, mira quien está de tu lado y quién no, sé cuidadosa, nadie debe saber sobre tu plan de quitarle todo a Sidney, actúa como… alguien que solo se interesa por la empresa y le pides a alguno de los trabajadores expertos en informática que te busque la agenda de Gallagher y llegas a donde este.
–¿Crees que funcionará?
Me tomó de los hombros y me llevó a un espejo que tenía al frente.
–Eres Eloise Callaghan, dueña y heredera de la empresa, tú tienes más derecho de ese lugar que cualquier otra persona y nadie te puede quitar eso, repítelo hasta que te lo creas.
Nathaniel tiene razón, nadie tiene más derecho que yo en ese lugar, puedo entrar y salir, tomar el control como me plazca y no voy a permitir que Sidney, ni Ana me quiten eso.
Por la mañana dejé a la señora Norton con la enfermera de nuevo, también contraté a alguien para la limpieza y fui a tomar el lugar que debí tener desde el principio.
–Buenos días –saludé a la asistente de Sidney.
–Bienvenida a Megasoft, lamento decirle que el señor Norton no se encuentra –se detuvo cuando levanto la mirada y se dio cuenta que era yo y se puso de pie –. Señora Callaghan, buenos días, disculpe no me di cuenta que era usted –titubeo nerviosa –. Qué sorpresa tenerla aquí, el señor Norton no se encuentra.
–Lo sé –sonreí –. He venido a ver como están las cosas en la empresa.
–Puede utilizar la oficina del señor Norton en su ausencia.
–Por supuesto que no quiero… interrumpir sus labores –me excusé, no quería decirle que me daba cierto asco esa oficina solo de pensar lo que hacía con Ana adentro –. Pero estoy segura que tu me conseguirás un buen lugar en el que pueda estar.
–Sí, señora, deme un minuto.
–Debo advertirte que estaré un par de días aquí.
–Conseguiré una oficina –aseguró moviéndose del lugar y alejarse apresurada.
Nathaniel tiene razón, yo soy la dueña y heredera de este lugar, al parecer todos lo saben menos yo.
Armenia, la asistente regreso a los pocos minutos disculpándose por hacerme esperar, me llevo por el mismo pasillo y mencionó que había una oficina desocupada, era casi como la de Sidney, amplia con un escritorio grande y una silla, dos sofá al fondo y varios adornos, no parecía desocupada del todo, creo que era de alguien y lo sacaron porque aún había detalles como libros en una pared.
–¿Quiere que le traiga algo? –preguntó.
–Me gustaría que programes una cita con el jefe inmediato y el director de finanzas por el momento –ordené.
–Sí señora, enseguida.
–Ah y espero que este sea nuestro secreto –coloqué mi mano en mi boca guiñando mi ojo –. Quiero darle una sorpresa a Sidney cuando regrese.
La vi dudar, pero al final aceptó, obviamente esa mujer estaba del lado de Sidney y por eso no podía confiar en ella, seguramente sabía de la infidelidad, necesitaba pruebas concretas para pedir el divorcio con justificación y dejarlo sin nada, pero por el momento me interesa recuperar mi empresa, voy a demostrarles que puedo ser capaz de tomar el control cuando Sidney se de cuenta sere yo quien esté al frente y estaremos divorciados, para Ana tengo otros planes, ella dijo que yo era mala y vengativa, eso es lo que va a obtener de mí, que empiece mi venganza.