Capítulo 2

1406 Words
Lo que tenía que pensar era como salir de aquí, porque seguía en el baño de la oficina de Sidney, me limpie las lágrimas, dejé todo ordenado y salí, la secretaría ahora si estaba en su lugar y necesitaba que se fuera, no sabía en quién confiar, seguramente ella sabía que ese jodido imbécil me era infiel, ¡Seguramente todos en esta maldita empresa lo sabían! Tomé el teléfono auxiliar y llamé a su cubículo. –Empresa Megasoft, oficina de Sidney Norton, presidente de la empresa. –La solicitan en recepción, traen un paquete para el señor Norton. –¿Disculpe quien habla? Solo la escuché desde la oficina porque yo había cortado la llamada, la ví dudar, pero al final se levantó y se alejó, en ese momento salí rápido de la oficina y fui a las escaleras, era el camino largo, pero no tenía opción. ¡Maldito Sidney! No puedo creer que por su culpa ahora esté bajando escaleras, me encontré a unas personas de la limpieza pero solo me saludaron, creo que no me conocían, iba saliendo por la puerta auxiliar cuando ví a la secretaría de Sidney aún en la recepción. –¡Carajo! –murmuré. Me dí la vuelta demasiado rápido y choque con alguien, retrocedí en el momento pero el vaso que el hombre traía cayó en su traje. –Lo lamento mucho –intenté disculparme, rápidamente tomé algo de dinero que tenía en mi bolsa –. Tomé, esto deberá cubrir lo de la tintorería y el café. Tuve que tomarle la mano para darle el dinero y me alejé rápido, lo que ahora mismo no sabía es que ese hombre que dejé con el billete de veinte dólares tendría que convertirlo en mi aliado más adelante... –Señor Gallagher, ¿qué ha pasado? –Esa mujer me echó el café encima –respondió el magnate furioso. –Venga conmigo, le tengo otro traje. Gallagher miró hacía la dirección donde se había ido la mujer del vestido verde, pero ella ya no estaba, si era empleada de esa empresa se encargaría de encontrarla, era una burla total que le hubiera dejado un billete en la mano siendo él un hombre tan importante. –Averigua quién es esa mujer –ordenó a su asistente. –¿Qué mujer, señor? –No la viste, se fue por allá. Ahora parecía un loco señalando un pasillo vacío, decidió ya no decir nada más e ir a cambiarse su traje de doce mil dólares. … Logré salir de la empresa sin que nadie me viera y con el único inconveniente de ese hombre al que le derrame el café, espero que el dinero le recompense, debí darle más o un cheque, pero por ahora no debía ser vista por nadie y no podía pensar en nada más, tenía miedo, estaba en peligro, era cuestión de tiempo que Sidney hiciera ese jodido plan para hacer que desaparezca, si le pedía el divorcio es capaz de reclamar mi empresa y mi dinero, ¿qué tal si dice que estoy loca? ¡Me mandaría a un manicomio! Me detuve en medio de un parque, estaba muy cansada de pensar y caminar, busqué mi teléfono, iba a marcarle a mi padre, pero en eso recordé lo que había escuchado y Ana estaba involucrada, seguramente Dalila, su madre también lo estaba y qué tal si hasta mi propio padre incluso mi suegra, que bueno que yo preparaba la comida en la casa porque es capaz de que ella me envenene, ¿qué hago? Después de unos minutos de incertidumbre, busqué a la única persona en quien puedo confiar, mi primo Nathaniel, es hijo de mi tía Elba, hermana de mi madre, ella ahora tenía una empresa de moda y Nathaniel trabaja con ella, ya no son de la familia Callaghan, tomé mi teléfono y lo llamé de inmediato. –Hola conejita. –Nath, dime que estás en la ciudad –pronuncie, mi tono casi desesperado debió advertirle que algo estaba pasando. –Sí, estoy aquí, ¿dónde estás tú? –Ah… en un parque cerca de Megasoft. –¿Quieres que envíe a alguien por tí –dudó. –No, yo llegó contigo. Regresé a la empresa donde había dejado al chófer en el estacionamiento, subí más tranquila y le pedí que me llevará al edificio donde vive Nathaniel, al llegar le pedí que esperará y subí a ver a mi adorado primo. –¡Conejita! ¡¿Qué pasó?! ¡Me asustas con esas llamadas! –mencionó. Lo miré por la ropa rara que traía, él es guapo, rubio, ojos verdes, alto y tiene algo de musculo porque hace algo de ejercicio, siempre pensé que le iban mejor los trajes, pero no puedo hacer nada con la moda que imponen. –¿Qué traes puesto? –Estoy ayudando a mamá con el próximo lanzamiento –respondió –. Ahora dime tú. –Nath, no sé qué hacer –confesé –. Creo que quieren matarme y todo por ese jodido dinero de mi padre, las personas que pensé que me querían –me detuve porque estaba llorando –. No es así –sollocé –. Y me duele. Nathaniel fue por papel para que me limpiará y me abrazó, espero a que me pasará, pero mi cuerpo no lo dejaba, es que estaba muy mal, todo estaba mal, ¿qué se supone que debía hacer? ¿esconderme? ¿decirle que lo sé y rogar por mi vida? Sentía que la cabeza me dolía demasiado, no había algo con qué comparar este dolor que sentía por dentro, como si algo en mí se quemará, como si estuviera muriendo. –Mi conejita, todo se va a solucionar, yo te voy a apoyar –murmuraba Nathaniel mientras me pasaba la mano por la espalda. –Es que… no sé qué hacer –sollocé más tranquila, me limpie las lágrimas –. Escuché a Sidney diciendo que se encargaría de desaparecerme, estaba con Ana. ¡Te imaginas! ¡Mi esposo y mi propia hermana! –Hermanastra –aclaró Nathaniel –. Y créeme que todos sabemos que esa bruja te ha tenido envidia toda la vida. –¿Lo dices en serio? ¿Ana es así? –¡Uff! –soltó señalando su ojo –. Este ojo se da cuenta de todo, es una arpía –mencionó –. Seguro tiene engatusado a Sidney…¡Puff! Sidney ese no es nombre real. –¡Nath! –Lo lamento, conejita, pero tu sabes que yo siempre te he dicho la verdad y sabes perfectamente lo que siempre pensé de ese esposo tuyo, debiste darte cuenta desde que era tu chófer, solo te quería por tu dinero. Conocí a Sidney cuando llegó a la casa a trabajar de chófer, él era quien me llevaba a todos lados, era muy lindo conmigo y amable, siempre muy atento y nunca me trato diferente solo por tener dinero, me gusto mucho, con el tiempo nuestro amor se volvió más fuerte y tuvo el valor de decirle a mi padre que me quería, aunque papá no estuviera de acuerdo lo acepto, lo apoye a que terminará la universidad y luego un mejor trabajo en la empresa, aprendió muy rápido y siempre cuidaba de mí, siempre fue atento y cariñoso, aunque muchos me dijeron que solo me quería por mi dinero, no les hice caso, pensé que realmente me amaba, pero ahora ese hombre al que había apoyado solo pensaba en quedarse con mi dinero. –Le daré el divorcio y le ofreceré dinero, tendrá que ser suficiente para que se largue con Ana, que se vayan de mi vida, no los quiero volver a ver –expresé furiosa –. Aunque quisiera que el karma le llegará y los jodiera a los dos por infieles traidores. –¿Te quieres vengar? La desesperación se estaba convirtiendo en enojo, estaba furiosa con Sidney por ser un infiel traidor, quería que pagará por lo que me hizo, yo estaba en esa maldita casa cuidando de mi espantosa suegra todo el día mientras él se acostaba con mi hermanastra y a Ana la quería lejos, la detestaba por hacerse la inocente y cariñosa siempre cuando es una manipuladora, me odia porque soy la única que no cae en sus juegos. –Si, me quiero vengar. –Entonces hagámoslo –propuso –. Porque yo te voy a ayudar.
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