Capítulo 1. El Plan Perfecto
PREAMBULO
Mi nombre es Camila, y les voy a contar la historia de cómo un solo error cambió mi vida.
Desde que era adolescente, tuve claro lo que quería para mi futuro, y no solo era libertad, sino también una vida llena de lujos, sin tener que trabajar ni depender de nadie. Quería hacerme rica rápido y, si eso implicaba tomar decisiones arriesgadas, estaba dispuesta a asumir los riesgos y las consecuencias. Durante meses, investigué cómo funcionaban las subastas en línea, las redes privadas donde la gente vendía todo tipo de experiencias y placeres que podrían llevarme a ganar muchísimo dinero, y asi fue como empecé a planear cómo vender mi "virginidad". Sabía que había hombres dispuestos a pagar una fortuna por ella, y yo tenía una meta clara.
“ Convertirme en millonaria y desaparecer de esta ciudad sin dejar rastro”
El proceso fue más sencillo de lo que imaginaba. Creé una cuenta en un sitio exclusivo donde los millonarios y sus herederos buscaban "experiencias" únicas, y con cada paso que daba, me iba acercando más a mi meta, sintiéndome cada vez más segura. Definí detalles como la duración de la subasta, la cantidad mínima de puja y lo que incluiría en la "experiencia" para hacerla mucho más atractiva a las demás. Ya había estado revisando y no fui la primera en poner en venta una virginidad, sin embargo, reconozco que si fui la primera en incluir una gran cantidad de certificados que podrían considerarse demasiado valiosos. Acá no solo estoy vendiendo un cliché, estoy ofreciendo una mina de oro, aunque… solo yo sé, que todo esto es tan falso como mi supuesta virginidad. Pero no me importa, estoy segura de alcanzar una cifra innombrable, y obteniendo el cincuenta por ciento por adelantado, consigo cumplir mi sueño y más.
En poco tiempo, la subasta alcanzó cifras que me dejaron atónita. Sabía que esto cambiaría mi vida, pero nunca me imaginé que tanto.
La subasta terminó y el ganador fue un magnate conocido, dueño de una cadena de empresas en Europa y Asia. Sabía que la mitad del dinero sería depositado en un par de días, así que empecé a planear mi huida, lo he preparado todo tan bien. Llevaba años soñando con esto, con la sensación de tener en mis manos el control de mi destino y una cuenta bancaria llena de cifras que me permitiría hacer todo lo que quisiera.
Sin embargo, cuando completé los datos bancarios para recibir el p**o, cometí un grave error, escribí mal un número de mi cuenta. Al principio, no me preocupé; después de todo, pensé que podrían corregirlo si algo salía mal. Pero el error resultó ser más grave de lo que esperaba. Sin darme cuenta, el dinero se transfirió a otra cuenta… una cuenta perteneciente a alguien que ni siquiera conocía.
Me enteré del problema cuando revisé mi cuenta y no vi el dinero. En ese momento, entendí lo que había pasado. Me invadió una desesperación profunda, pero pensé que aún podía arreglarlo. Decidí contactar a la plataforma, pero, al ser todo anónimo y confidencial, era casi imposible conseguir ayuda rápida. Con el tiempo en contra y mi vida a punto de desmoronarse, decidí que mi única opción era desaparecer antes de que el escándalo me alcanzara.
Pero entonces, sucedió algo inesperado. El hombre que había ganado la subasta era más poderoso de lo que imaginaba, y cuando descubrió que no me presente donde debía aparecer el día del intercambio, inició una investigación para rastrear a la persona que recibió la transferencia del cincuenta por ciento del dinero. En ese momento, me di cuenta de que no solo me había metido en problemas yo, sino que también había puesto en peligro a alguien más, pues la persona que recibió ese dinero ahora se había convertido en el blanco de aquel tipo poderoso.
Por otro lado, esa persona, quien jamás había participado en cosas de este tipo, se vio de repente en el centro de la tormenta. Un poderoso hombre, molesto y humillado por haber sido engañado, usó todos sus recursos para encontrarla, convencido de que ella era la culpable de robar su dinero. Lo que no sabía era que había rastreado a la persona equivocada, a una joven inocente que no tenía idea de por qué de repente estaba siendo perseguida y acosada por uno de los hombres más influyentes y poderosos del país.
Mientras tanto, yo intentaba mantenerme fuera del radar, observando desde las sombras cómo el caos se comenzaba a desatar…
El Plan Perfecto
Soy Camila, y desde pequeña, supe que estaba destinada a algo más grande que lo que mi entorno me ofrecía. No es que haya tenido una infancia dura; simplemente, siempre sentí que mis sueños eran más grandes de lo que las circunstancias me permitieron alcanzar. Para alguien como yo, el dinero lo es todo.
El dinero significa libertad financiera, y esa libertad es lo único que realmente me importa.
Pasé mucho tiempo investigando, leyendo y planeándolo todo. Entre mis últimas clases en la universidad, los finales y algunos trabajos de medio tiempo, me sumergí en el mundo de las finanzas, los mercados de valores, las subastas, y todos los sitios clandestinos de internet donde se ofrecían servicios que nunca hubiera imaginado que existían. Realmente fue un trabajo de meses que por fin iba a dar sus frutos. De todos, lo que observe, lo que más me intrigaba eran esos sitios ocultos donde se realizaban subastas privadas, la cantidad de dinero que se mueve ahí es escandalosa. Asi fue como decidí que, si iba a dar un gran salto hacia una vida de lujo, tendría que hacerlo de una manera única.
-- ¿Estás segura de esto, Camí? – me preguntó mi mejor amiga, Alejandra, una noche mientras revisábamos los detalles de la subasta en mi computadora.
-- Completamente segura Ale. Mira los números. Con una sola transacción, puedo ganar en un mes lo que a otras personas les costaría diez años de trabajo – respondí sin pestañear, apuntando a la pantalla.
Los números eran casi irreales, pero era cierto. Había personas en el mundo dispuestas a pagar esa cantidad y más.
Alejandra me miró preocupada, siempre habíamos compartido el mismo deseo de libertad, pero ella nunca hubiera sido capaz de cruzar la línea que yo sí estaba dispuesta a cruzar. La conozco lo suficiente para saber que intentará detenerme, pero ella sabe muy bien que cuando algo se mete en mi cabeza, no hay nada ni nadie que me haga cambiar de opinión.
-- Es demasiado peligroso Camí, no sabes que podría pasarte – me dice,
-- Sé que parece una locura, pero no pienso hacer esto a la ligera. He investigado todo. Mira – le dije, abriendo una carpeta con documentos digitales que contenían información sobre toda la seguridad que brindaba el sitio de internet, no por nada cobraba una muy buena comisión y también le mostré los pasos para proteger mi identidad.
-- Todo estará bajo control, Ale. Solo es una noche. Una sola noche y, después de eso, libertad financiera de por vida – bueno eso tuve que decirle a ella, si supiera lo que en realidad pienso hacer no me dejaría continuar en esta locura. Pero es la verdad, no tenía pensado pasar ni un segundo en esa cita y mucho menos entregar algo que ya no tengo.
La vi exhalar resignada. Sabía que no podía cambiar mi decisión, pero aun así insistió en hacerme ver todos los riesgos y se lo agradezco, eso demuestra la gran amiga que es.
-- Y si algo sale mal, Camila… ¿Qué harás entonces? Estás jugando con fuego y lo sabes. Estas personas no son gente común, tienen dinero y conexiones. No son el tipo de personas que dejan cabos sueltos. Por dios Camí –
-- Lo sé, pero es un riesgo calculado. He pensado en cada detalle. Incluso en cómo haré la transacción para no dejar rastros. Nada me va a detener Alejandra, no debes preocuparte más –
Pasé horas afinando los últimos detalles, mientras Alejandra revisaba cada punto de mi plan, intentando convencerme de desistir. Finalmente, cuando todo estuvo listo, nos sentamos en silencio, contemplando la pantalla que mostraba mi perfil en la plataforma de subastas. Él nombre obviamente era un alias, la imagen no mostraba mi rostro, yo vendía mi virginidad no mi presencia, asi que solo era un cuerpo virginal y delgado con un vestido relativamente decente pero lo suficientemente atractivo para llamar la atención, mi perfil bastante atractivo sin revelar nada personal. Estudiante recién egresada, incluí certificados de médicos demostrando dicha virginidad, certificados de sanidad, incluso certificados universitarios, demostrando que no soy una chica cualquiera, claro cubriendo todo lo que pueda demostrar quien soy. Pero todo eso, solo fue un gran gancho. He visto como otras chicas colocan en sus anuncios mensajes llenos de lástima, siempre tienen a alguien enfermo en la familia, o a punto de morir. Esa no es mi situación, pues bien claro he puesto que lo hago porque pienso que solo alguien con la capacidad y el poder para pagar por mi, debería ser el adecuado para iniciarme en el arte de la sexualidad, ya que no creo en el amor…
Mi usuario se presentaba solo como "Maya" y las palabras "la experiencia de mi vida" se destacaban en letras doradas.
-- Es ahora o nunca, Alejandra – murmuré, sintiendo un cosquilleo de adrenalina en la piel.
Ale asintió con seriedad. Supo que no consiguió convencerme.
-- Bien, Maya. ¡Buena suerte! – me deseó.
Apreté el botón de "Iniciar Subasta" para que todo comience, solo un día estaría en subasta, eso fue algo que debió llamar mucho la atención, pues todas las que he visto postularse permanecen por días, incluso llegan a estar semanas ahí. Yo quería que todos se fijen en mi perfil y lo había logrado.
Observé los cinco primeros minutos mientras la pantalla se actualizaba con las primeras pujas y mis ojos se abrieron desorbitados al ver como la cifra iba subiendo a cada segundo, no lo podía creer. Durante las siguientes horas, vimos cómo los números subían de forma vertiginosa, superando por mucho mis expectativas. No podía saber quiénes eran los postores, pero por la cantidad de dinero en que estaba la puja, podría asegurar que en su mayoría debían ser hombres de negocios o magnates de todo el mundo, los que parecían competir entre sí para asegurar esa "experiencia única" que la virginal Maya les estaba prometiendo.
Un día después…
Las horas pasaron lentamente mientras esperaba el final de la subasta. Me había comprometido a que, una vez que la subasta terminará, el ganador haría una transferencia del 50% del monto ganador asegurando su posición, este dinero sería abonado directamente a una cuenta bancaria que yo misma había creado en línea para esta ocasión, sin dar el nombre del beneficiario, solo con los números de la cuenta.
Para mí, todo debía estar limpio, sin rastro alguno sobre mi nombre y mucho menos sobre mi vida real. ¿Qué cosa podría salir mal?