Después de hablar con Alexander, me di cuenta de muchas cosas. En su interior, Iván seguía siendo el mismo Svyatoslav, el bueno, el honesto y el noble príncipe de Nóvgorod. Es que en estos tiempos era más difícil confiar en la gente. Los torneos de caballeros terminaron, la lealtad y el honor dejaron de ser una cosa ordinaria. Surgieron beneficios, engaños, lujurias, y la confianza y el amor se perdieron en un mar de mentiras. Ni siquiera Alexander creyó en el amor y nadie le engañó. ¡Qué voy a decir del pobre Iván! Por eso se puso una coraza invisible de enfado e incredulidad, para que nadie pudiera herirlo. Tengo que desnudarlo primero, quitarme esa armadura, ganarme su confianza como antes. ¿Pero cómo hacer esto ahora? Abriendo mi corazón. Lo primero que tengo que hacer es conseguir u