Capítulo ; 9 Día largo.

2595 Words
Ya en casa me espera el amor de mi vida con los brazos abiertos, es tan tierno, me levanta el ánimo, hace que mi mal día se transforme en bueno. Lo saludo dando vueltas en el aire, lo cual hace que se ría mucho y pida más. —No le hagas así que recién comió una banana y va a vomitar —advierte mí mamá. —¡Hups!, perdón no sabía. Enano porque no me dijiste. Acaso ¿Querés vomitar? —lo reprendo. Levanta los hombros varias veces y dice —Es que me gusta mucho cuando me hacés eso —y cuando dejo sus pies en el suelo, sale haciendo saltitos, me lo como, es tan tierno. —Hoy me vas a lleval a la plaza? —me pregunta con ojos grandes juntando sus manitos pidiendo por favor. —Hoy no amor tengo mucha tarea y a la noche tengo que trabajar. Otro día sí —queda conforme con lo que le digo. —Mami puedo ir a la casa de Agustina? —Quién es Agustina? —pregunto intrigada con el ceño fruncido, no me agrada nada que tenga amigas niñas. —Es mi amiga del jadín, vive en la ota calle —señala la dirección de la fulana. —No, —digo sin pensar, él no puede tener amigas nenas es un niño todavía - —Si, amor podés ir —corrige mí mamá. —No puede ir a casa de extraños — le advierto a mí mamá —, le puede pasar algo, no vas —me dirijo a él, a mí hermano se le humedecen los ojitos señal que está por llorar, mi obligación como hermana mayor es protegerlo. —Deja de ser una hermana celosa! él tiene derecho de tener amigas —me reta mi mamá, yo no soy celosa, sólo lo protejo. —Si ella es mi amiga —replica Pedro yendo para al lado de mi mama, hace eso cuando busca aliados. Lo miro fijo —¿ Estás seguro que es tu amiga?. —Sí Agustina es mi amiga —que bueno que no entiende el doble sentido. me acerco a él, me pongo en cuclillas para quedar a su altura. —Prométeme que es tu amiga y que siempre va hacer solamente tú amiga —levanto la mano en forma de promesa y el también imita mi gesto. —Lo pometo —dice él. —Lo prometiste —le advierto —, está promesa es inquebrantable, jamás se debe romper. Bueno, entonces te voy a llevar yo a su casa hoy para que jueguen, y la voy a conocer a esa tal Agustina. —no me gusta nada pero es mejor que la conozca. —¡ Katy! —amonesta mi mamá y menea la cabeza —No sé que vas hacer cuando tengas novio. No podés ser así de celosa posesiva. —me regaña. —Solo lo soy con él, porque él va a vivir conmigo siempre y me prometió que nunca se iba a casar —explico lo más calmada que puedo. —¿ Agustina puede se mi novia? —lo dice con inocencia - —¡ Noooo!, vos me lo prometiste que ella es solo tu amiga, nada más —lo digo alterada, no me gusta hablar de este tema—, sos muy chiquito para tener novia y hablar de esas cosas te prohíbo tener novia hasta los treinta, me escuchaste —advierto molesta. Mí madre aprieta los labios para no reírse, no entiendo que le causa gracia, el niño está hablando de novias es un tema prohibido para él, ¡cómo puede estar tan tranquila¡ ¡Apenas sabe hablar y ya habla de novia! —¿ Podeso vos no tenes novio, polque no tenes teinta? —pregunta inocente, y es en ese momento que entiendo de su inocencia, y me tranquilizo. —No mi amorcito yo no tengo novio, porque soy fea y gorda. —Katy, vos no sos fea ni golda —dice de manera dulce, ven porque es el hombre de mi vida, me endulza los oídos, no me puedo enojar con él. —Gracias mi vida, por quererme y hacerme sentir bien. —y lo abrazo y beso sus mejillas. —Lo digo polque sos linda —lo abrazo de nuevo y le doy muchos besos en la carita, mi bebé me quiere mucho me ve con los ojos del amor —, bueno sos un poquito goldita —dice haciendo un gesto con los dedos pulgar e índice de poquito, a lo cual reímos mi mamá y yo por sus ocurrencias. Terminamos de almorzar, la ayuda a mi mamá a ordenar y limpiar la casa. Ya es hora de llevar a Pedro a lo de la tal Agustina, vamos a interrogar a esa mocosa. Vamos caminando jugando por la vereda, la casa queda a cinco cuadras de la mía, estamos yendo y cuando estamos llegando, vemos una niña con cabello castaño con ondas que está jugando en el jardín de su casa. —Agustina —grita mi hermanito saliendo corriendo a encontrarla dejándome sola. Yo lo alcanzo segundos después que él, pensando que me cambio por esa mocosa. —Hola —saludo a la niña moviendo la mano, pero mí cara no expresa ninguna emoción. —Acá vive Agustina —dice Pedro con una sonrisa y señala la casa de la susodicha. Me agacho para quedar a la altura de la niña, la miro fijamente entrecerrando los ojos y le pregunto —¿ Cuáles son tus intenciones con Pedro?. La pobre nena me mira confundida no entendiendo nada. Sale la madre me incorporo y la saludo agitando mi mano en forma de saludo. Ella se aproxima hasta donde estamos nosotros. —Hola —dice sonriendo y la saludo con un beso, pare una señora responsable. —Hola, soy Katy hermana de Pedrito. ¿A qué hora lo vengo a buscar? —Soy Miriam, mamá de Agustina. A las cinco está bien. —dice la señora, y en ese momento los nenes salen corriendo para jugar. —Portate bien - le grito a Pedro desde mí lugar, pero como ya habían entrado no me escucho —. Le doy mi número por cualquier cosa, si extraña o le pase algo, me llama y yo en diez estoy acá. —le explico a la mamá de la nena, ella asiente la saludo y regreso a mi casa. Mientras camino rumbo a mi hogar, recuerdo que esta había sido la calle que ese día me encontré con Mateo la primera vez que estaba esperando el colectivo, y me pongo a pensar en el trabajo que tenemos que hacer juntos. En todos los compañeros que tengo justo él me tenía que tocar, menuda suerte, me sale una risa recordando a la chiflada mayor salirle humo por las orejas de lo enojada que estaba. Salgo de mis pensamientos, dándome cuenta que ya estoy en casa, entro y voy a mi habitación a hacer tarea, tengo un par de trabajos pendientes que entregar el lunes, no sé si mi tía me va a necesitar más días en el restaurant, por eso es mejor adelantar. Suena el celular lo abro y es el grupo de las chicas: Mica : Hola, que están haciendo. Beca: Estudiando, les cuento una buena noticia, ya me anoté para la facultad me falta llevar algunos documentos, lo hice por internet. Sil: Que bueno que te vaya bien. Yo: No te lo puedo creer, es tan emocionante. Se me eriza la piel de solo escucharlo. Jajaja te felicito cerebrito. Un poco de sarcasmo, pero me alegro por ella, es lo que desea. Mica: Que divertido lo que nos contas, si querés nos divertimos todas estudiando con vos. Jajaja Muy bien mí amiga aprendió de la mejor. Estoy tan orgullosa de ella. Aunque me cueste reconocer la carita de ángel me está superando. Yo: Es muy bueno ese Mica. Jajajaja Mica:Te felicito Beca. Me alegra por vos. Les mandaba mensajes porque Quería que nos juntemos y vayamos a una fiesta. Yo: horribles, hoy no va a poder ser porque trabajo. Sil: yo voy. Obviamente. Beca: disculpen chicas, pero yo hoy paso prefiero estudiar. Otro día las acompaño. Terminado los mensajes, continúo con mis trabajos prácticos, este es el último año el último esfuerzo, después del secundario no sé que iba hacer de mi vida. Hacer un curso seguro de algo, todavía no lo tengo claro no me decido. Miro la hora y se me hace tarde para buscar a Pedrito, corro para poder llegar a tiempo. Golpeó la puerta de la casa de Agustina, abre su mamá, yo jadeo de lo rápido que había corrido para llegar a tiempo. Definitivamente no estoy en forma, sale Pedrito feliz, le agradezco a la señora, él saluda a la mamá y a la niña y nos vamos. Mientras vamos caminando jugamos y vamos hablando. —Como te fue, te divertiste —investigo necesito saber que hizo con esa niña. —Si tiene un togogan, en el patio de lindo, es como ir a la plaza tiene una amaca (columpio) que abajo tiene adena.—explica emocionado. —¡ Qué lindo que la pasaste bien! —La mamá de Agustina hizo pastel de cocolate y comimos, estaba diquisimo —me cuenta dando saltitos de felicidad, me alegro saber que la señora los haya vigilado. Llegamos a casa voy a ducharme porque se me hace tarde para ir al trabajo, mi tía me viene a buscar, no me seco el pelo, la verdad nunca lo hago, el uniforme del trabajo es un jeans y una camisa negra con el logo del restaurant. Termino justo cuando mi tía toca la bocina del su auto para que salga, y eso hago, salgo corriendo entrando al auto. El restaurant es un lugar muy ameno, familiar, hay una chico que toca guitarra en un escenario. Se llama Alex. Pasaron varios artistas por ahí la mayoría hace playback. Una vez en el restaurant, me pongo el delantal para ayudar a Riki en la cocina, hoy me tocaba ayudar ahí. De pronto todo se puso más intenso, hay mucha gente, eran las ocho y media y estaba todo lleno. Mi tía me pide que ayude a las meseras a tomar los pedidos, entonces me saco el delantal y me quedo solo con el uniforme del trabajo. El lugar está abarrotado de gente, atiendo unas mesas, limpio y preparo las que quedan libres para nuevo clientes. Me acerco a una mesa para tomar el pedido y en ese momento me hubiese gustado haberme quedado en la cocina. —Buenas noche bienvenidos a "la colonia" que les puedo servir? —sonrío amablemente a los dos tortolitos, entregándoles la carta. Habiendo tantos restaurantes justo tenían que venir a este. —Hola —saluda Mateo con una sonrisa —, ¿trabajas acá? —asiento con la cabeza. —Lo último que le faltaba es ser sirvienta - exclama la chiflada mayor en un tono burlón. Suspiro y le respondo con toda la amabilidad del mundo porque ante todo este es mi trabajo. —En realidad, Se llama mesera lo que estoy haciendo, igualmente considero que ambos son trabajos dignos.—declaro con calma. Mateo la mira sorprendido por los comentarios de su novia , parece que no la conoce, eso es lo más suave que puede decir ella. Yo los miro con una sonrisa esperando su pedido. —Trae por favor unas gaseosa, después te decimos que vamos a comer. —aclara Mateo educadamente, indica cuáles gaseosas quieren. Cuando me estoy yendo escucho lo indignado que está reclamando, lo desubicado de su comentario. A la muy maldita le salió el tiro por la culata. Cuando les llevo las gaseosas veo a Laura cruzada se brazos con el ceño fruncido. Parece que está enojada. —Pensaron que van a ordenar? —pregunto con amabilidad. —Esta no es la gaseosa que pedí —reprocha Laura levantando la voz —, yo pedí está —señala otra gaseosa, estoy segura que lo dice para desquitarse conmigo los reclamos de su novio. —Disculpé señorita le traeré la que pidió, me habré confundido. —inhalo y articulo con toda la calma del mundo se que me pidió la que le llevé pero el cliente siempre tiene la razón. ¿No? —. Díganme que van a ordenar así mientras se prepara su pedido traigo la gaseosa. Me indica lo que quiere comer cada uno, voy a la cocina a entregar el pedido, agarro la gaseosa que la señorita pidió y se la llevó a la mesa una vez allí se la dejo, indicó si es esa, ella asiente y la abro dejándola en la mesa. Cuando me estoy retirando escucho que me llama y vuelvo al lugar. —Está caliente —dice queriendo molestarme. No sé si no se da cuenta que acá estamos trabajando no estamos para sus chiquilinadas. Mateo al escuchar lo que ella dice, toca la botella y le replica —Está bien fría Laura —ella nunca esperó que él le diga eso. Me retiro para atender otras mesas, dejar solos a los novios. Me indican que está el pedido de mis compañeros, me dirijo a su mesa y dejo sus órdenes. —Gracias —dice él, y yo asiento con la cabeza. —Te había pedido aderezos y no me trajiste, estás haciendo mal tu trabajó —habla irritada, no me lo había pedido por favor, me está sacando de mis cabales. Suspiro hondo para controlarme y suelto —Ahora le traigo —muestro mi mejor sonrisa. Cuando me estoy retirando, escucho que él le reclama nuevamente que le pasaba del por qué se estaba comportando de esa manera, le pide que se calme, ella se enoja preguntando porque defiende a la gorda. Me alejo ya no escuchando la discusión. Gracias a Dios, que mujer tan insoportable, no sé si es así conmigo o con todo el mundo, o está en sus días. No solo lo es conmigo. Le llevo los aderezos que pidió, suplicando en mi interior que sea la última cosa que me pidan. A ella se le nota muy molesta parece que fue fuerte la discusión, pero no me importa, no me meto en problemas de pareja. Si él no sabe cómo es ella, pues, que lo descubra que vea su verdadero yo. Sigo trabajando, atendiendo otras mesas sin inconvenientes. En eso la mesa de los tortolitos me pide la cuenta, voy a la caja para que saquen cuentas, les llevo el ticket, ella no está sentada en su lugar, calculo que se fue al baño porque la campera está en el respaldo de la silla, agradezco al cielo no verla otra vez. Él paga la cuenta. —Disculpa por todo —dice apenado. —No te preocupes está todo bien, el cliente siempre tiene la razón —declaro sarcásticamente y con una sonrisa, restándole importancia a lo que pasó. —De verdad, lo siento mucho, no se que le pasó hoy —vuelve a decir y realmente me da pena que piense que es hoy que ella actúa así. —Estoy acostumbrada a sus tratos —le restándole importancia, levantando las cosas de la mesa, y él me mira no entendiendo nada. —De qué hablaban? - pregunta ella, llegando a la mesa y agarrando la campera colgada en el respaldo de la silla, molesta. —Estaba pagando la cuenta —explico y me voy, veo como se retiran del restaurante, y siento un alivio. Fue una noche larga. ___________
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