Capítulo ;10 Disimular.

1486 Words
Ya es lunes, mil veces prefiero trabajar y ganar dinero que ir a clases y estudiar, pero como es obligación, no queda de otra. Viene a mi memoria que tengo que hacer el bendito trabajo con Mateo, no voy a negar que me agrada la idea de pasar tiempo con él, pero las amenazas de Laura siguen rondan en mi cabeza, y no sé de lo que es capaz después de hacer lo que hizo en el restaurante, no le importó que esté su novio presente, no entiendo que es lo que le pasaba a la loca, quería tener una excusa para molestarme, como si necesitara una, como si yo fuera competencia para ella. Como siempre voy en bicicleta a la escuela, llego y veo a los tórtolos haciéndose respiración boca a boca, le resto importancia me tengo que acostumbrar a eso. Llegó justo cuando suena el timbre de entrada, y pienso en la precisión que tengo para calcular el tiempo, cada vez lo hago mejor. En la entrada ya estaban mis amigas esperando, entramos juntas al salón. El fin de semana nos habíamos juntado para contarnos lo ocurrido, yo les conté lo que pasó en el restaurante, Beca lo que pasó con la rubia y Mica y Sil lo divertido que estuvo la fiesta donde fueron. ¡Qué bueno que alguien la haya pasodo bien! Hoy en la primera hora había matemáticas, que hermoso empezar el lunes con esa materia, no sé si se nota el sarcasmo, empieza la clase y a mí ya me duele la cabeza. Llegó la hora del receso y gracias al cielo podía tomar mate. ¡¡Qué gran invento!! Vamos a la cafetería y veo que Maca no está, en su lugar hay un chico jóven. Ahora tenía que esperar mi turno para que me caliente el agua para poder tomar mates, Maca ya la tenía listo para mí. —Hola —saludo con una sonrisa. —Hola —responde —. En qué te puedo servir. —¿Podría pedirte agua caliente para mate, y unos alfajores por favor, el agua tiene que estar a 80° para que no se quema la yerba —explico con con toda seriedad, él asiente, no es un dato menor, tiene que estar a esa temperatura para realizar un buen mate, mientras él va a poner el agua, me quedo a un lado esperando, el chico regresa a atender a otros chicos, mientras lo interrumpo —Disculpá, te puedo hacer una pregunta —él me mira prestándome atención —, Maca, ¿no trabaja más acá? ¿Sabés si está bien? —mira fijo pareciera que le llama la atención que pregunte por la antigua dueña —, si la conoces digo —aclaro. —Sí, la conozco, la verdad me parece raro que preguntes, han venido muchos chicos y nadie preguntó por ella —responde atendiendo a un chico. —Somos amigas, siempre hablamos, y ella siempre me tenía el agua prepara, es un amor —sonrío al recordarla. —Está bien solo tiene algunos problemas familiares —aclara pero sin ahondar en más detalles, parece que la conoce. —HA, bueno eso quiere decir que va a volver pronto —afirmo esperanzada. —Mmmm, no, no va a volver, ahora yo soy el dueño del lugar —aclara con una sonrisa, entregándome el termo con agua caliente. —Sos muy joven para ser el dueño —declaro incrédula, y me retracto en el acto, no me tengo que meter en cosas de los demás —perdón por lo que dije —me disculpo apenada. —Supongo que gracias —hace una mueca de sonrisa, y se le forman unos lindos hoyuelos en la mejilla. —Si la ves, mándale saludos de mi parte, la voy a extrañar y gracias por el agua —señalo el termo, dejo el dinero de los alfajores y el agua. —¿De parte de quién le doy los saludos? —inquiere levantando una ceja. —Ho, soy Katherina, Katy, ella va a saber quien soy, y gracias por todo —asiente me guiña un ojo y sigue atendiendo a los estudiantes. Yo llego a la mesa donde se encuentran las chicas. —¿Qué paso qué tardaste tanto, que hablabas con el chico? —interroga Silvia. —Le preguntaba por Maca —levanto los hombros —¿Quién es Maca? —pregunta Silvia sin saber de quién hablo y a las demás las veo con dudas también. —¡No puedo creer, que hace seis años viniendo a esta escuela y a esta cafetería no saben quién es Maca!¡ maldición! —espeto indignada —es la que anteriormente atendía la cafetería —aclaro meneando la cabeza, miro de reojo y veo al chico del mostrador mirando para nuestra mesa fijamente —. Parece que alguien se enamoro de una morocha —declaro. —No empieces —advierte entre dientes —, me querés emparejar con todo el mundo, no te quiero como cupido —amenaza molesta chasqueando la lengua Beca. —Vas a decir que no es así —aclaro obvia —no para de mirar para nuestra mesa, que culpa tengo yo —manifiesto indignada —miren disimuladamente y verán que no exagero —y las tres giran a la vez sin ningún disimulo, y lo miran de arriba abajo, meneo la cabeza e inhala fuerte —. ¿Qué es para ustedes disimular? —declaro frustrada, tapo mí cara con la mano avergonzada. —Me van a decir que no es lindo —dice Mica y lo escanea sin ningún reparo. —La verdad no me había dado cuenta —expreso mirando hacia lo que estoy haciendo. —Sí nada mal —acota Sil sin dejar de verlo. —¿Cómo te está yendo con el curso de coreano Sil? —llamo la atención para que dejen de mirar, por dios estás chicas me hacen quedar mal, después dicen yo las hago pasar vergüenza. Mi amiga, ama la cultura a******o, todo empezó cuando descubrió los kdramas, empezó viendo bajo la lluvia, y de ahí no paró más, mira series y películas coreanas, chinas, japonesas, taiwaneses, y algunas tailandesas. Empezó a estudiar coreano porque quiere ir a Corea. Cada uno con su sueño, quizás lo logre. Nos llevó varias veces a comer comida coreana, el kimchi es lo mejor, se acompaña con otras comidas. —Está bueno, me gusta —se le forma una sonrisa apenada. —¿El profesor es a******o?, o sea nació acá o allá —pregunta Mica poniendo los codos en la mesa prestando toda la atención. —No sé la verdad, pero habla muy bien español, pero sí, tiene rasgos asiáticos —aclara mirando a la nada recordando algo. —¿Y, es lindo? —Mica levanta una ceja intrigada. —Sí, todas babean por él —afirma. —¿Cuántos años tiene? —inquieto intrigada. —El otro día preguntaron y dijo veinticuatro. —Ha, joven —opina Beca. —Debe estar bueno para que vos digas que es lindo —la observo detenidamente sus gestos demuestran que le gusta más de lo que reconoce. —Que no opine de chicos no quiere decir que algunos no me parezca lindo. Solo no soy tan hormonal como ustedes —rueda los ojos, ¿por qué actúa a la defensiva?. —Auch eso dolió, nosotras solo reconocemos cuando alguien es guapo —aparento indignación, y mientras digo eso otra vez miro como quien no quiere la cosa para el nuevo dueño del lugar, y lo encuentro mirando otra vez hacia nuestra mesa —Lo has dejado flechado definitivamente —muevo las cejas de arriba abajo, Beca bufa y hace la que no me escucha. —Y que aprendiste Sil —continúa ignorando mí comentario. Silvia nos cuenta cómo son sus clases de coreano muy emocionada. Suena el timbre para volver al salón de clases. Le recuerdo al chico de la cafetería que le dé mis saludos a Maca de mi parte, este asiente complacido. Ya pasado el horario escolar, cada uno tiene que irse a su casa. Llegó a casa, almuerzo con mi familia, y mientras lavo los platos, me llega un w******p de un número desconocido, me parece raro. Pero cuando leo el mensaje me doy cuenta que es de Mateo, preguntando si podemos reunirnos hoy para empezar a hacer el trabajo. Las manos me empiezan a sudar, porque si Laura se dió cuenta de mis sentimientos hacia Mateo, no quiero ser tan obvia y que él se dé cuenta, tengo que mentalizarme para parecer tranquila, releo el mensaje donde me indica la dirección para juntarnos hoy a las tres de la tarde, en su casa. Le contesto que está bien y que me mande su ubicación para no buscar por todos lados. Solo pido que no esté Laura porque no quiero aguantar sus desplantes. ________
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD