Conducía muy rápido, se metía entre los autos, esquivándolos para avanzar más rápido, hacía sonar la bocina para que avanzarán rápido y no lo obstruyera, lo escuché gritar maldiciones un par de veces con ira. En cuestión de minutos estábamos llegando a urgencias en el hospital hubo un revuelo increíble, enfermeros salían de todos lados, tomaron a mi hermana del coche y la subieron en una camilla poniéndole oxígeno en una mascarilla de inmediato. Un doctor salió detrás de ellos colocándose su estetoscopio en el cuello al tiempo que buscaba en su bata una linterna para revisar los ojos de Adelfa.
—¿Qué le paso? —Uno de los doctores demando saber en cuánto miró a mi hermana. Apuntaba con su linterna a los ojos para ver como estaban sus pupilas, mi hermana aún estaba consciente pero respiraba
