La música de fondo y la cerveza hacían que mis emociones fueran en aumento, moría por probar los labios de Ademar, aunque eso no fuera una buena idea, poco lo conocía, pero sobre todo, trabajaba para mí, bueno para mi padre en realidad, y eso podría complicar las cosas.
Los dos tarros de cerveza espumosa que me había tomado me habían dejado algo mareada pero la hamburguesa mitigo un poco esa sensación haciéndome entrar a mis cabales de nuevo. él es un tipo bastante agradable, me hace reír con sus comentarios acertados, además de ser inteligente. Tiene todo el paquete completo, o bueno, faltaba revisar algo más, pero de nuevo aleje esas ideas pervertidas de mi cabeza.
—¿Qué lugares frecuentas tú? —preguntó y lo miré con una ceja arqueada, el me sonrió y reparó— Tú, antes dijiste que est
