Mi oponente se presenta. La competencia comienza, las preguntas aparecen y mi seguridad aumenta al ser estos problemas matemáticos, uno de los tantos que estudie en la biblioteca. Es por ello que, sin mucho problema, avanzo a la siguiente ronda. Como a medida que avanza la ronda, debo esperar que llegue mi turno, decido que no debo perder mi tiempo tras tarima, cuando puedo estar con los abuelos hasta que me llamen. Por lo que, me escabullo hasta sus asientos y los abrazo con todas mis fuerzas al tenerlos cerca.
— Gracias por todo lo que hacen por mí — digo abrazándolos.
— Oh, nena. Jamás faltaríamos a un momento tan importante para ti. Sabemos lo que significa esto y sin duda, lo nerviosa que te tiene esto para tomar el autobús una hora antes. Así que, claramente no te dejaríamos este
