Los chicos me dejan en el suelo. — Pensé que era broma que venían o por lo menos, que no venían tan pronto. — susurro sorprendida. — Vivo a dos cuadras de aquí y estábamos en mi departamento, por lo que, no nos tomó mucho tiempo llegar. — responde Mauricio. — Y que bueno que respondiste. Estábamos hambrientos y aburridos sin ti. No sabes cuanto te extraño, amor mío — dice en tono dramático Harry y yo ruedo los ojos. — Esta bien, entren muchachos. Además de mi buena comida, también tenemos otros cocineros que los deleitarán con tan majestuosa comida. — Gracias, pero queremos que seas tú quien nos cocines y atiendas. — responde Ron. — De acuerdo. — digo sabiendo que no ganaré con ellos. Menos cuando han hecho mucho al venir aquí. — síganme — pido y camino a la puerta del restaurante d