Andrew Kouzouni
Observo a mi lado y mi pequeña Alice yace dormida, es tan pequeña e indefensa que no esta siquiera enterada del cruel mundo que la rodea.
Me levanto de la cama con cuidado de no despertarla y me dirijo al baño para alistarme, hoy será otro día de mierda en el trabajo.
¿Por qué de mierda?
Fácil, no tengo con quien dejar a Alice y hoy cumple tres meses pero también se cumplen tres meses desde que falleció mi esposa, mi hermosa Hannah estaría orgullosa de ver a nuestra pequeña.
Aún la extraño y pienso en las noches.
De alguna manera estar con Alice, abrazarla es como estar con ella, por qué nuestra hija es un pedazo de ambos.
Salgo del baño solo en toalla y me dirijo al vestidor a buscar que ponerme hoy pero soy detenido por el sonido de un llanto.
Bufo y me acerco a la cama para calmar a mi pequeña.
- Tranquila cariño, papi esta aquí.
La familia de Hannah también trabaja, no tengo con quien dejar a Alice en absoluto, a veces la dejo con el ama de llaves pero ella tiene que ocuparse de la cama, no puede con mi bebé también.
La tomo en mis brazos y la llevo conmigo al vestidor, la siento en una silla que mande a hacer para ella y mientras yo me visto, al terminar la visto a ella.
La primera vez que cambie un pañal dije sencillo mentira, no es sencillo.
No se como las mujeres en los tutoriales de internet lo hacen ver tan fácil, es demasiado difícil.
Supongo que con el tiempo te acostumbras.
Al mi bebé ya estar hermosamente lista bajamos al comedor, la coloco en su silla y Maria nos trae el desayuno, para Alice un biberón con leche tibia y para mi tan solo unos waffles.
- Gracias.
- De nada señor ¿necesita ayuda para alimentar a Alice?
¿Insinúa que no puedo alimentar a mi hija?
- No, gracias, yo puedo.
No, no puedo.
Al cabo de diez minutos mi traje esta completamente lleno de leche y el vestido de mi hija igual, bufo y subo nuevamente a cambiarnos.
La próxima vez dejaré que Maria le de el biberón.
Tomando el bolso de mi pequeña que contiene pañales, biberones, y diversas cosas para bebés salimos de la casa, allí me encuentro con Marco, mi guarda espalda.
- ¿A dónde señor?
- A la empresa.
Me subo al auto en la parte trasera, pongo a Alice en su silla y me acomodo mientras Marco se sitúa en el asiento del piloto y sale de la casa.
En el camino voy pensando ¿Por qué no me dijeron que sería tan difícil? Hannah me decía que ser padre sería lo mejor que me podría pasar.
Y lo es, pero es complicado sin ella a mi lado.
Todavía pienso en por qué me mintió, me dijo que saldría de esa sala con mi hija y vendríamos a vivir a la casa nueva para ser una familia pero la única que salió de esa sala fue mi pequeña hija.
Salgo de mis pensamientos al escuchar la voz de Marco.
- Señor, ya llegamos.
- Bien.
Tomo a Alice y a su bolso y nos adentramos en la prensa, los empleados me miran extrañados, como siempre ¿es que acaso no se acostumbran? Maldita sea, mi esposa murió, no tengo con quien dejar a mi hija ¿que piensan que haré? Tengo que traerla al trabajo.
Al llegar a mi piso saludo a mi asistente y me adentro en mi oficina, dejo a Alice en su cochecito y la siento a mi lado mientras reviso lo que tengo que hacer hoy.
- Maldita sea.
Estoy lleno de reuniones sumamente importantes, deberé de dejar a Alice con Carla, mi asistente, la llamo por el intercomunicador.
- ¿Si Jefe?
- ¿Podrías quedarte con Alice mientras yo estoy en las reuniones? Sabes que no puedo llevarla.
- Si señor.
Cuelgo y le sonrío a mi hija que me mira con esos hermosos ojos azules.
- No extrañes mucho a papi hoy pequeña.
Beso su frente y comienzo a jugar con ella hasta que llega la hora de la primera reunión, bufo y me alejo de ella.
- Papi ya viene princesa.
Al llegar Carla me entrega unos informes que necesitaré y ella se queda ahí con Alice, yo me dirijo a la sala de reuniones.
Lunes, siempre tan complicado.
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¿Como es que las mujeres hacen esto con tanta facilidad? Si es tan difícil.
- Baja tus piernas Alice.
Hago una mueca de asco mientras la limpio, se ha hecho del segundo y hace feo.
- Por favor hija, quédate quieta o mancharas a papi.
Ella suelta una pequeña risa de bebé.
Genial, hasta mi propia hija se burla de mi.
- ¿Te causa gracia? Pues lo siento por ser un padre primerizo e inexperto.
Bufo y continuo limpiarla, creo que ya utilice todo el paquete de las toallas húmedas.
- ¡Andrew! - escucho la voz de Elena, la madre de Hannah.
- ¡Estoy arriba!
Al rato escucho la puerta abrirse y una risa.
- Puedes dejar de reír y ayudarme.
Ella me empuja y limpiándola rápidamente con tan solo una toalla le pone un pañal limpio y le acomoda la ropa.
- Listo pequeña Alice.
Le sonríe con amor y mi pequeña hija solo se ríe.
Elena me observa seria.
- No puedes tú solo, necesitas una niñera.
- Pero no quiero permitir que mi hija tenga niñeras, por dios, si tiene a su padre. - protesto, como siempre lo hago cada vez que menciona el tema.
- Lo necesitas Andrew.
Observa a mi hija que bosteza, son las diez de la noche, es normal que tenga sueño, Elena con la mirada me dice que salga y lo hago, al cabo de diez minutos viene a la sala y sola, por lo que supongo Alice ya se durmió.
- Sabes que si por mi fuera te ayudaría pero trabajo Andrew, necesitas una niñera, al menos mientras tú estas en la empresa, no permitas que mi nieta crezca viendo a su padre cansado por estar cuidando de ella y encima de todo que crezca en una empresa.
- Eso es lo que un padre hace, dar su vida por su hija, soy capaz de todo por Alice, Elena.
- Y yo lo sé pero Andrew, solo busca una niñera, por favor.
Luego de besar mi mejilla se va de la casa.
Odio admitirlo pero tiene razón, mi hija necesita verme bien no completamente agotado, si ella me ve bien estará bien, mañana comenzaré con mi búsqueda para una niñera y la entrevistaré yo mismo.