Todo comenzó en la carretera rumbo a Tennessee, íbamos en camino a una reunión familiar, una familia ordinaria buscando encajar en el mundo. Mi padre manejaba el auto. Algo extraño para un hombre que suele dejarle todo el trabajo al chófer. Cómo de costumbre mi madre tenía un celular en su oído izquierdo y en sus piernas el portátil abierto, La aburrida música de fondo y la aún más aburrida conversación de mi hermana perfecta. ¡Aburrido, aburrido!
—¿Cuánto falta?—Pregunte casi asfixiada del ambiente. Solo recibí un quejido dando a entender la distancia largamente faltante.
Mire a mi alrededor tratando de entender a mi familia, una mujer aburrida y consumida por el trabajo, un hombre estricto y prejuicioso y otra joven intentando ser perfecta en todo. Y claro estaba yo, la persona más realista en el mundo, supongo que mi familia prefiere que siga siendo invisible para ellos. Respiré y sostuve mi móvil, me puse los audífonos a todo volumen. La música electrónica me relajo bastante. La siguiente música era una canción de estilo rock y la próxima era una balada. Sonreí como si fuera un mal chiste, ¡Vaya cosa extraña que soy!
Transcurrió el tiempo al igual que toda mi playlist, estaba aburrida de ver el pavimento de la carretera, mire y volví a preguntar ¿Cuánto falta? Intentando ignorarme mi padre suspiro, no había dicho una sola palabra desde hace más de dos horas, sin embargo, para el escucharme parecía un pecado.—¡18 kilómetros!—respondió.
Una clara respuesta sarcástica, mezclada con mentiras, mi hermana sonrió mirándome con ojos burlones. Ya era suficiente ver el pavimento, ver su rostro era aún más aburrido, saque mi dedo medio, mientras volví mi rostro hacia el aburrido pavimento. Un cartel que decía. Dieciocho kilómetros para Tennessee.
Paso otro kilómetro y sin darme cuenta había encontrado la manera de entretenerme. Seguí contando los kilómetros. ¿A dónde estábamos yendo? Ya había contado 16 kilómetros. Se me estaba siendo tedioso, mi trasero dolía de tanto estar sentada. Paso otro kilómetro. Estaba ansiosa por dejar este auto con olor a perfume. Desde la lejanía se podía divisar una ciudad. Por fin llegamos a Baxter (Tennessee). Abrí la ventana del auto respirando el aire fresco. Nunca había estado en Baxter, todo era muy nuevo para mí. El semáforo en rojo nos hizo detenernos, Fue justo hay cuando lo escuché. El sonido de las motos. Una, dos, tres, cuatro, cinco. La sexta moto, paro justo en la ventana donde estaba mi hermana. La miro y ella casi muere de un susto. Sinceramente, al igual que ellos, también me bufé de ella, el tipo montado en la moto tenía talvez un año más que yo, talvez unos 19 años. Me miró y yo lo miré. Retrocedió hacia mi ventana y recostó sus hombros de la ventana. Mi madre y padre casi mueren de un susto.
—¡Cierra la ventana!—Dijeron pensando que nos robarían o algo peor. Sonreí ante el argumento de mi padre. Y presione el botón para cerrar la ventana.
El sujeto puso sus dedos en mi ventana evitando serrarla por completo.—¡Puedes darme permiso!—Exprese con disgusto. El sujeto siguió mirándome con ojos llenos de curiosidad. Paso un minuto y su incómoda mirada me molestó. Él frunció el ceño acomodando el fleco de su cabello castaño.
Sinceramente, su aspecto era de mi gusto. Un cabello casi a los hombros, delgado, pero con proporciones bien definidas, un estilo algo oscuro, ojos celestes y labios algo gruesos, sus pestañas eran negras al igual que sus cejas. Movió su mano de la ventana para terminar de cerrar la ventana, mi madre me miró con disgusto y mi padre solo se dispuso a manejar mientras mi hermana seguía contando su estúpida historia.
—¿Cuánto falta?—Pregunte con voz ronca. El silencio de mis familiares, fue interrumpido por el chirrido de las motos que Iban delante de nosotras. Lo pensé seriamente, ¿Acaso no les da miedo subirse a una moto? Talvez dios me escucho, uno de ellos intento una maniobra y termino carraspeando la llanta en el suelo. Mi padre Iba, a una velocidad considerada un poco lenta, sin embargo, detuvo el auto tan rápido como pudo para no colisionar con la moto.
Mire Hacia, mi madre nunca la había visto soltar tan rápido su ordenador para sujetar con fuerza el asiento delantero. Mi hermana sobó su frente supuestamente adolorida. ¡Vaya familia más dramática!
El quejido del hombre se dio a relucir. Baje del auto ignorando los gritos de mi padre que me pedía quedarme quieta. Saque mi móvil y llame al 911. —¿Te encuentras bien? Le pregunté.
—¡No es nada, no es necesario llamar a una ambulancia!—Respondió el mismo sujeto que había retenido mi ventana. Levantó el cuerpo de su amigo y lo llevo a su moto. Otro de ellos cogió la moto y se la llevó. —¡Oye!—Dijo, acomodando su casco.—¡Gracias!
Mi padre bajo furioso del auto, tomando mi hombro con fuerza, pregunto si estaba loca. Suspire, no esperaba nada de él. Cómo padre siempre fue pésimo.
Regrese al auto ignorando sus palabras, siguió reprendiéndome. Volví a ponerme los audífonos a todo volumen. Paso media hora y por fin llegamos a nuestro destino. Grandes muros que rodeaban una mansión enorme. Muchos autos lujosos, dando a entender que ya estaban todos en la mansión.—¡Por favor compórtate!—Dijo mi madre, acomodando su escote.
El mayordomo nos estaba esperando en la entrada. Habiendo llegado, la familia salió a recibirnos. Me imagino su impresión al ver a la perfecta familia Wilson, bueno, al menos hasta que yo baje del auto. Todos me miraron con indiferencia. Excepto por mi abuelo, quien ignoro a todos y fue directo hacia mí. Me abrazo llevándome a dentro, sonreí, pues, ni siguiera saludo a mi madre, padre o hermana.
La reunión familiar es lo más aburrido que vi en mi historia de vida. —¡Clare, es cierto que irás a la academia Wilson!
¡Oh! es en serio. Mi tema menos favorito, la academia Wilson es una academia fundada por nuestra familia, sinceramente, estaba pensando en dejar atrás mi apellido y fugarme. —¡Sí, lo estoy pensando!—Respondí.
—¿Grisón también está en Wilson?—Pregunto mi hermana. A lo cual mi tía confirmo que sí. Habiendo escuchado esa respuesta, tal vez no sería una mala idea ir a Wilson. Grisón es mi prima y mi única familia, la cual no es aburrida.
—¿La señorita mindi, también irá a Wilson?—Pregunto una señora refiriéndose a mi hermana. Era una señora desconocida, esta era la primera vez que la veía. Pero si estaba aquí significa que es una socia o alguien importante en el conglomerado.
La parte buena de ir a Wilson era que podría volver a encontrarme con grey y la parte mala es mindi. Ya es suficiente tener que verle el rostro aquí, verla en la academia era aburrido y tedioso.
—¡Espero que las dos se lleven bien con mi hijo!—Afirmo la señora.
Entonces, ¿Tiene un hijo de nuestra edad? Vaya cosa más grande, incluso puedo ver el rostro de todos casi confirmando la unión de las dos familias, por suerte para mí, el centro de atención siempre fue mindi.
CONTINUARÁ…