EN MANOS DEL NUEVO ALCALDE

1520 Words
Sin que decir, Meneses calla por unos segundos. Cuando Marchal pone su mano derecha en el hombro izquierdo de Meneses, y le expresa: — ¿Qué pasa? ¿No entendiste lo que te mande hacer? — Oh, sí, sí, yo lo hago... solo que me quede un poco confundido con eso. — ¿Y qué es lo que te confunde? — No, deja así. Marchal mira a toda la gente, y luego le dice a Meneses: — Solo consigue lo que te digo... Jan y Blick dejan a Loren en casa de su abuela. Y en el camino hacia su casa, Blick le dice a su amigo: — Dirígete a la casa de Stem y Gladis. — ¿Por qué? Yo voy a dejarte a la casa. — Tranquilo hijo, solo voy a verte trabajar. — Mamá se baja a enojar conmigo y bastante. — Tú le vas a decir que yo solamente te estaba viendo. — Recuerda esto papá, mi madre se va a enojar. — Yo la contento, ahora conduce bien y mira los obstáculos en la vía... Minutos después, Jan y su padre llegan a casa de Gladis. Cuando ven a Stem afuera, y este les dice: — Llegaron mis trabajadores, tarde, pero llegaron. Blick se baja primero de la camioneta, y le expresa a Stem: — Buenas señor Stem. — ¿Me imagino que ustedes también estaban celebrando la victoria de Marchal? — No, nosotros no estamos en eso de esas celebraciones, como bien sabe, nosotros somos cristianos. — ¿No me digan que no pueden tomar? Gladis sale de la casa, y le dice a Blick: — No le haga caso a mi esposo, el esta borracho. Jan se pone al lado de su padre, y saluda a Stem y a Gladis. Cuando Gladis les dice a Blick y a Jan: — Si gustan no trabajen hoy, toda la gente está celebrando la victoria de Marchal. Blick mira a su hijo, y luego le dice a Gladis: — De todas maneras, vamos a trabajar, nosotros no estamos participando de esa celebración. Stem entra a su casa. Cuando Gladis le expresa a Blick: — Bueno, si ustedes desean trabajar hoy, pues adelante. Jan le dice a su padre: — No vayas hacer nada que te pueda molestar la espalda. — Ya te dije hijo, que solo voy a observar y a indicarte algunas cosas, no te preocupes, yo te voy hacer caso. — Es que tienes que hacer caso... En ese momento, Jan se pone a trabajar pegando el piso del baño, mientras Blick lo observa. Gladis acuesta a su esposo, y luego se va a ver el trabajo, pero ve a Blick sentado viendo trabajar, y le dice: — ¿Y usted se va a quedar hay? — Ah, es que solo le estoy dando indicaciones a mi hijo, solo por hoy. — ¿Por el dolor que tiene en la espalda? — Si señora. — Bueno, los dejo para que sigan trabajando... Jan se sonríe y le expresa a su padre: — Hasta el momento no me has dicho ninguna indicación, no es bueno que mientas. — Tienes mucha razón, no sé qué me paso... no te he dicho nada porque realmente lo estás haciendo muy bien, y no he podido intervenir. — Gracias. — Cambiando el tema, no pensé que el señor Stem iba a estar así de esa manera, ese tal Marchal los ha puesto locos a todos. Jan para de pegar cerámicas, y le dice a su padre: — Espero que esto se haya acabado, y no sea el comienzo de algo más grande... Semanas después, Meneses le entrega pruebas falsas a Marchal. Para inculpar a Oliver, y así meterlo en problemas con la ley. Marchal se posiciona como el alcalde de Telluride. Y junto a su nueva mujer, hace una declaración muy corta ante la prensa, y se orgullece de ser el nuevo alcalde... Jan y Blick terminan el trabajo en casa de Stem y Gladis, y reciben el resto de su p**o. Cuando Gladis les dice a sus trabajadores: — Muchachos, este trabajo les quedo hermoso, los voy a recomendar con varias amigas. Blick y Jan le agradecen a Gladis y a su esposo. Cuando Stem se sonríe, y dice: — Ahora si voy a traer a mis amigos. Paran que vean mi nueva cocina y todo lo demás. Jan, Blick y Gladis, se sonríen bastante. Y de inmediato Gladis le dice a su esposo: — Antes de estar presumiendo, mejor alístate para asistir a la reunión que va hacer el alcalde... En ese momento, Jan y Blick se despiden de Stem y Gladis, y salen de la casa. Cuando Jan le expresa a su padre: — Siento el ambiente diferente. — ¿Cómo así? — Si, al salir de esta casa sentí una paz, ¿acaso no la sientes? — No, yo siento y veo todo normal... mejor súbete a la camioneta y vamos a casa. Jan se sube a la camioneta y deja a su padre en el volante, y luego dice: — A lo que me refiero, es que en esa casa se ha aposentado algún espíritu. — ¿Qué quieres hacer? — Aunque ellos sean ateos, yo tengo el deseo de ayudarlos, así que voy a tocarles. De inmediato, Jan se baja de la camioneta. Y toca la puerta, pero Gladis y Stem no abren. Blick se acerca a su hijo, y le expresa: — Ya deben de haberte visto por la ventana... no quieren abrir. En ese instante, Stem abre la puerta, y le dice a Jan: — ¿Se les quedo alguna herramienta? — No. — ¿Entonces que quieren? Ya se les p**o todo su trabajo. — Es que esto le va aparecer muy extraño, pero me gustaría orar por dentro de esta casa en ese preciso momento, es que detecte una energía pesada. Stem arruga la cara, y luego le dice a Jan: — A mí, esas cosas no me gustan, así que eso no podrá ser. De inmediato, Blick le dice a Stem: — Señor, perdone a mi hijo. — Tranquilo. — Si necesitan hacer otra cosa, hay tiene mi teléfono. — Bueno. Blick le expresa a Jan: — ¡Vámonos! — Si. En ese instante, Stem cierra la puerta de su casa, mientras Blick y Jan se suben a la camioneta... Blick enciende la camioneta, y luego le dice a su hijo: — Ve acostumbrándote, a mucha gente no le gusta que le hablen de Dios, ni que les oren. — Yo se eso papá, pero realmente sentí la necesidad de orar allí. Blick apaga la camioneta, y le expresa a su hijo: — Pues, oremos desde aquí... En la alcaldía, Marchal se sienta en su nueva silla, mandada hacer de piel de oso y de madera de roble, y le dice a su nueva esposa: — Por favor Idalia, siéntate junto a tu hombre, y disfruta del poder. En seguida, Idalia se sonríe y se sienta en las piernas de Marchal, y le expresa: — Y bien querido, cual va hacer tu primera ley de gobierno. — Todo el mundo lo sabe, la seguridad, desde hoy este pueblo va a cambiar para bien. — Sabes, me gustó mucho eso que hiciste, de hacer que el pueblo celebre por una semana. — Claro, la idea es que todos se sientan muy a gusto conmigo, y que se olviden de todos y que se gocen la vida. — Aunque hubo algunos que robaron y se portaron mal en esos días. — No tengo problemas con eso. — ¿Cómo así? — Pues, si, el que quiera robar que robe, yo no los voy a parar. — Pero acabaste de decir que eres el alcalde de la seguridad. — De mi seguridad. — Eres toda una caja de sorpresa. En ese momento, la secretaria de Marchal entra a la oficina, y le dice al alcalde: — Perdón señor. — ¿Para qué sirve el teléfono? — Se me olvido decirle que ese teléfono todavía no está arreglado, pero ya están en eso. — Ah, ¿entrantes solo para decirme eso? — No, el señor Meneses lo busca, ¿lo hago pasar? — Si, hazlo pasar. — Bueno. La secretaria se va. Cuando Idalia se levanta de las piernas de Marchal, diciéndole: — Bueno, voy a dejarlos solos. — Oh, que mujer tan inteligente tengo. — Claro. — Entonces, ve y se feliz comprándote toda la ropa que quieras. Idalia se enloquece de felicidad, y le pregunta a Marchal: — ¿Enserio? — Claro que sí, ve al almacén Dreas Sport, y diles que vas de parte mía, ellos me llamaran de inmediato. Y yo les confirmare. Para que te den todo lo que tu escojas. Idalia abraza a Marchal y le da un beso, diciéndole: — ¡Eres el mejor! En ese instante, Meneses entra a la oficina, y dice: — ¿Interrumpo en algo? Condominio Bachman Village Home, Jan y su padre llegan a su casa. Cuando ven a Isabella y a dos hermanas de la Iglesia alistándose para salir...
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