Una joven esbelta de cabello rojizo se mueve torpemente entre los arbustos del enorme jardín real mientras sus risas retumban en todo el sitio.
Su compañía, una mariposa blanca, revolotea entre las flores y las hojas, provocándola de manera premeditada; osando dejarla acercarse lo suficiente para, solo un segundo antes, salir volando alto lejos del alcance de sus manos.
Una figura imponente la observa de lejos con el ceño fruncido desde el enorme ventanal. La escena, más que patética, le parece detestable. Odia verla sonreír.
La sola idea de dejar en sus torpes manos algo tan importante le causa resquemor. No confía en absoluto en ella, prefiere morir bajo la espada de su enemigo y entregar su reino antes que encargarle una misión tan importante.
Sin embargo, es la primera vez que se ha quedado sin opción valedera. Su hija mayor, Morgana, ha escapado unas horas antes con un campesino dejando a su padre y a todo su pueblo envueltos en un grave dilema y Keisha es la única que queda para cumplir con el cometido.
Algo dentro de su pecho arde de rabia y desazón cada vez que su figura se presenta ante él, así sea de lejos. No obstante, quiere creer que en su destino le darán el castigo que se merece por haberle arrebatado el amor de su vida.
Keisha voltea y divisa a lo lejos la silueta de su padre, el Rey. Aunque de lejos parece sereno e impoluto, ella puede percibir los sentimientos negativos que trasmite cada vez que sus miradas se cruzan.
En su inocente corazón desea más que nada en el mundo escucharlo decir su nombre, pero sabe que eso nunca pasará. Ella no conoce siquiera el tono de su voz o si sus ojos son tan grises como los suyos, o si la piensa. Solo sabe que no la quiere cerca.
Se obliga a desviar de nuevo la vista hacia su nueva amiga, pero esta ya está demasiado alto para alcanzarla y una amargura la invade por completo. Nunca ha podido tener lo que desea porque así se lo han impuesto desde que nació y, la mariposa, parece no estar exento de eso.
Suspira profundamente y retoma el camino hacia sus aposentos, el único lugar que conoce del enorme castillo, aparte del jardín.
Se sienta en su desgastado sillón y vuelve a suspirar. Ese día en particular tiene un mal presagio. Un nudo está instalado en su garganta desde que se levantó de su cama en la mañana impidiéndole estar bien consigo misma. Algo muy malo se avecina y ella puede sentirlo incluso mucho antes de que suceda.
Un ruego silencioso se pronuncia dentro de su cabeza mirando el crucifijo junto a la cabecera de su cama. Desea con todas sus fuerzas que su familia salga ilesa de lo que sea que pase, pero lo que no previene es que esta vez el peligro está tocando su puerta sin darle ninguna posibilidad de evadirla.
Algo muy importante, como aterrador, está por ocurrir…
Contenido ofensivo y/o explícito.
Los relatos de esta obra tienen contenido que pueden impactar, ofender o molestar a personas susceptibles.
Se necesita ser mayor de edad para leerla, o en su efecto, contar con la aprobación y supervisión de un adulto responsable.
Los lugares y los protagonistas fueron inventados especialmente para esta obra y sus comportamientos dentro de ella no representan mi manera de pensar ni mis ideologías.
"La imaginación sirve para viajar a mundos creados por ti mismo. Disfruta de ellos"