Con los nervios de punta, Morgana se pasea por la estrecha habitación sopesando las posibilidades y maldiciendo su torpeza por toparse con el hombre equivocado. Si el jefe de guardia de Kresla se encuentra en Zhufun debe ser que también el rey se encuentra allí, y si es así, está perdida. No puede bajo ningún motivo caer en manos de Artur. Él va a matarla.
Gonzalo llega con su producción de pesca unos minutos después y la encuentra sobresaltada. De inmediato se da cuenta de que algo está mal. Su actitud es diferente al de cuando se marchó. Ni siquiera es capaz de mirarlo a los ojos.
—¿Alguien te reconoció? —Su pregunta toma por sorpresa a Morgana. El hombre está seguro que lo desobedeció y fue hasta el pueblo, haciendo caso omiso a su pedido.
—No estoy segura, pero un soldado de Kresla
