NARRA GISELA
—Por favor, no hagas eso. ¡No lo hagas! —decía internamente, pero todo era en vano. Tomaba el control de mi siempre y cuando podía. No me dejaba estar cerca de mis hijos. Cada vez era mas frecuente perder la batalla en contra de ella, o, es decir yo misma.
—Nuevamente esa mujer está quitándote a tu esposo y no harás nada. No eres más que una inútil.
Ella tomó control completo de mí y se puso histérica nuevamente cuando Jimena salió de la casa con mis hijos. Me recriminaba no poder seducir a Guillermo, tachándome de no servir ni para motivar a que mi propio esposo me toque. Cuando Guillermo vino e intentó hacerlo ella de nada le sirvió, porque él no le puso atención. Decidió aprovecharse de que se fue a bañar para sacar un vestido ajustado, maquillaje, y se acomodó muy bien
