NARRA GISELA —Esto, no está bien —dijo Leo tratando de recuperar el aliento, mientras me bajaba de su cuerpo. —¿Por qué eso no lo dijiste hace meses? —mencioné acostándome a su lado. —Usted es una mujer casada y yo creo que me estoy enamorando de usted… —me senté sobre la cama, busqué mi bata y me la puse. —Leo, esto solo es sexo. No hay una relación, no hay amor, no hay nada más que disfrutar de nuestro cuerpo. Eres más joven que yo, un chofer, un don nadie y estarías loco si crees que me enamoraría de alguien como tú. Mucho menos que, me divorciaría de Guillermo por ti —él se sentó y comenzó a ponerse la ropa. Una vez que termina, se gira y me sonríe. —Recuerde, señora Amador, que tenemos que irnos en 40 minutos si queremos llegar a tiempo a su siguiente reunión —me dijo antes de