Soy Carlos Fontaine,
Exitoso empresario dueño de Fontaine Group, una reconocida marca Internacional para publicidad y afines con sedes en muchos países Latinoamericanos y algunos europeos.
Provengo de una Familia de élite de madre mexicana y padre francés.
A mis 27 años ya soy poseedor de grandes y diversos imperios, y, aunque lo mío sea el Negocio Publicitario, tengo pequeños y grandes Casinos y Restaurantes dispersos por todo el país y algunas que otras empresas de menor porte, que económicamente no soy muy rentables, pero aun así me dan lo que necesito: Poder.
Esto me ha dado la fama de Hombre de Negocios más Influyente de todo México, admirado, y en mil ocasiones, odiado.
¿Qué más puedo decir de mí? —No tengo el mejor carácter del mundo y mi paciencia es bastante limitada.
Sufro de Trastorno de Identidad Disociaría, y todo esto sumado a mis ataques de ira, pues bien, soy una BOMBA DE TIEMPO a punto de estallar —lo sé.
Vivo en una hermosa y gigantesca villa en Tankah Bay a pocos doce kilómetros del Centro de la Cuidad amurallada de Tulum.
Mi madre Alicia y mi hermana María viven en Francia en una de las tantas propiedades que nos heredó mi padre al fallecer hace 7 años.
Como imaginarán vivo Solo.
No me quejo de mi soledad. Todo de alguna u otra forma yo, y solamente yo, me lo busqué.
En el pasado vivíamos en Francia. Al decir" vivíamos", me refiero a mis padres, a mi hermana y a mí. Éramos, por llamarlo de alguna forma: una familia Unida y Feliz.
Siempre fui un excelente estudiante y me recibí con honores en Ecole Supérieure de Comerce de Rennes, una de las mejores Universidades de Francia.
Es ahí donde comenzó mi trágica historia de amor.
Hace 6 años, en uno de los tantos festejos entre amigos por la culminación de nuestra carrera Universitaria, visitamos uno de los lugares más populares de la noche francesa: "Concrete", que es básicamente una Disco Barco atascado a orillas de Sena que organiza las mejores fiestas con grupos en vivo.
Una fiesta única, una noche maravillosa. Me sentía realmente emocionado por mi logro y después de la muerte repentina de padre en un accidente de tránsito, fue el desquite ideal para todo el dolor que me había dejado su partida.
Su accidente fue bastante confuso y doloroso para todos los que lo amábamos, especialmente para mi pequeña María, que, en ese entonces, sólo tenía 11 años.
Por ella me tocó ser fuerte, oprimir y suprimir mi dolor. Dejé de llorar para consolarla y por qué simplemente no me podía permitir ser débil.
Desde ese día excluí la palabra "debilidad" de mi diccionario. Por ella y por mi madre.
En esa fiesta conocí a Ana, una joven francesa que desde el momento que la vi, me enamoró totalmente.
Como por obra del mismo Lucifer, tropezamos, y nunca estuve más feliz de conocer a alguien, aunque fuese en esa circunstancia.
Cuando nuestras miradas se encontraron tras el desafortunado hecho, me sentí totalmente hechizado por sus bellísimos ojos color avellanas, que rápidamente me transportaron a una dimensión que no conocía.
Su cuerpo era una obra de arte que no podía, aunque quisiera, dejar de admirar.
Muchas mujeres pasaron por mi cama, pero lo que ella provocó en mi esa noche no lo había logrado nadie hasta ese día.
Desde ese momento supe que nada sería igual después de ella.
Nuestra historia comenzó esa noche, una intensa historia de amor.
Ana fue la primera mujer a la que amé realmente y por la que hubiera matado y muerto mil veces, si eso implicara que ella fuese feliz.
La amaba demasiado, tanto que prácticamente toda mi vida dependía de ella.
Desde el primer momento supo cómo manejar lo que provocaba en mí y lo utilizó para su único objetivo que era destruirme.
Nunca, ni si me lo hubiesen dicho esa noche, hubiera imaginado que yo era parte de una bien planeada y fría venganza.
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Flashback
Miro alrededor y todo es fuego y humo.
Escucho mucha gente gritando y pidiendo auxilio. Me desespero.
¡Auxilio! Por favor padre... ¡ayuda! — grito con fuerza.
Siento mucho dolor y el calor me sofoca.
¡Papa! —hablo una vez más, pero suena más a un susurro para mí mismo.
Llevo mis manos a la boca y lloro con desesperación.
Lágrimas caen en surcos continuos por mis mejillas sin que pueda hacer nada por detenerlos.
¡Papi ayuda! ¡Por favor! — digo entre sollozos y después desvanezco.>>>
—¡Amor, despierta! — escucho una voz que reconozco — Mis párpados me pesan.
—Amor, ¡Carlos despierta! —gruñe nuevamente.
—¿Ana? —pregunto débilmente.
—Tranquilo amor — toma mis mejillas entres sus manos cálidas. —¿Fue otra vez esa pesadilla? —pregunta con el entrecejo fruncido.
— Si... yo... estoy tan cansado — logro contestar de forma casi inaudible.
— Estás peor Carlos, deberías buscar otro médico. Ya te lo he dicho muchas veces —luce enfadada mientras lo dice. —Buscaré quien nos dé otra opinión acerca de tu tratamiento, quieras o no —añade decidida.
— Bien — contesto en señal de derrota. — ahora vuelve a la cama que necesito muchos besos de la mujer que más amo en el mundo —digo y ella me dedica una gran sonrisa.
—Estás loco —me dice entre risas y cosquillas.
—Por ti amor... únicamente por ti...— y la beso.
Fin Flashback
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Los primeros tres meses pasaron rápidamente.
Ana era una mujer increíble y cada día se le ocurría una manera diferente de enamorarme más y más.
Para mis amigos era demasiado apresurado todo, pero en ese momento estaba ciego de amor por ella y la quería conmigo a cualquier costo.
Hubo muchas objeciones, especialmente de parte de mi madre y mi hermana cuando al mes de noviazgo les comuniqué que ella se mudaría conmigo a mi piso.
Al transcurrir el tiempo no les quedó más remedio que aceptarla y quererla como yo lo había decidido hacer.
Aunque los tratos con ella no eran de lo mejor, llevaban la fiesta en paz y eso era lo realmente importante para mí.
Las escapadas entre amigos terminaron, así como las reuniones familiares.
De apoco me fui alejando de todo sin darme cuenta, me dedicaba totalmente a ella y a cumplir hasta sus más estúpidos caprichos.
Dejé mis tratamientos y medicamentos por que a ella le parecía que ya no me servían.
Hasta que sucedió algo imprevisto.
Ella quedó embarazada y me sentí el hombre más dichoso del mundo. No podía describir la felicidad que sentía en el pecho.
Sería padre y era, según yo, lo mejor que podía haberme pasado.
Cuando confirmamos la noticia, organicé una romántica cena para pedirle que fuera mi esposa, a la cuál accedió gustosa y planeamos la boda antes de que se le notara el embarazo, a llevarse a cabo en los próximos dos meses.
Había días en que me trataba con tanto cariño y dulzura, y otros, en los que la sentía distante e incluso impaciente. En ese entonces sólo lo atribuí a los cambios hormonales propios de su estado.
Era tan poco lo que sabía yo de todo lo que se me avecinaba y cuánta decepción y destrucción me esperaba.
El día de la boda había llegado.
Ana ya tenía 3 meses de gestación y todo parecía ir bien hasta que recibí una carta de ella en la que me pedía reunirnos en el salón antes de la ceremonia.
No era lo que se acostumbraba, pero tampoco me pareció sospechoso así que fui a buscarla de inmediato.
Faltaba dos horas para la ceremonia y lo que ella tenía para decirme debía ser muy importante como para llamarme hasta allí — pensé mientras me dirigía a su encuentro.
Al entrar allí vi que la mayoría de mis amigos y familiares se encontraban también.
Dudoso me acerqué, ya que no veía a Ana por ningún lugar.
Al verme, mi madre se dirigió hasta mi preguntándome que significaba todo aquello. Inmediatamente sentí una opresión en mi pecho que no sabía explicar y tuve un mal presentimiento...
Mi mundo se desplomó a mis pies y no tuve tiempo ni de reaccionar.
No lo podía creer.
Empecé a llorar como no lo había hecho desde ese maldito incendio hace más de diez años.
Todos mis demonios se cruzaron esa noche.
Perdí la noción del tiempo y del lugar.
Mi respiración era dolorosa.
Cuando al fin lograron controlarme, todo estaba hecho pedazos, también mi corazón.
Ella lo logró.
Logró destruirme de tal forma que ni yo mismo logré reconocerme después.
Todo mi mundo vino cuesta abajo y yo, sólo me dejé caer y caer y caer hasta el fondo sin ni siquiera dar batalla.
Desde esa tarde me convertí en lo que nunca pensé sería.
Fui un muerto en vida durante muchos meses.
No hablaba, ni quería hablar con nadie.
Me encerré en mi mundo y no dejé que nadie se acercara a mí, ni siquiera mis seres queridos.
Cuando al fin decidí volver, lo hice convertido en otro hombre, frío, sin corazón, solitario, uno que no sentía pena por nada y por nadie, y utilizaba a las mujeres con el único fin al que creí que servían: sexo.
Me convertí en el empresario astuto y poderoso al que todos temían y al que muchas mujeres se insinuaban buscando dinero.
Me mudé a México dejando a mi madre y hermana en Francia y comencé una nueva vida a la que no permitiría nunca más ser lastimado.
Decidí ser yo quien lastimaría desde ese entonces, y AMOR era un sentimiento que definitivamente nunca volvería a sentir.
En ese hombre me convertí ese día, el monstruo que Ana creó.