Carlos Fontaine
Cuando al fin llegamos a la villa, puedo notar como su rostro se convierte en una mezcla de asombro y emoción ante la vista que se proyecta ante sus ojos. En ellos se reflejaba un brillo especial que me ilumina de inmediato a mí también.
Al notar su expectativa, la invito a bajar de la camioneta para llegar caminando y así pueda ver de cerca todo lo que había ahí disponible para ella a partir de ahora.
Siguiendo los senderos que llevan hasta la entrada principal la oigo suspirar sorprendida infinidad de veces por cada pequeño detalle que va descubriendo a su paso mientras yo voy tras ella. Pero el sorprendido soy yo cuando de un momento a otro, toma el sendero que lleva hacia el acantilado.
Se dirige hacia allí a pasos rápidos mientras yo voy tras ella intentando detene
