Emma Hernández.
La semana transcurre rápidamente después de ese día y con más tranquilidad de lo que imaginé que sería después de nuestros primeros pleitos desde que estamos aquí.
Me levanto todos los días a horario suficiente para preparar el desayuno de Carlos y sentarme a desayunar con él antes de irse a su empresa, hecho que lo mantiene bastante tranquilo, gracias a Dios.
Prácticamente es el único horario en que puedo verlo, así que pongo el mayor empeño posible en ofrecerle todo lo que le gusta para no poner en riesgo nuestra poca paz. En la mañana su rutina es irse temprano a su oficina y volver muy tarde a la noche, y otras veces simplemente no viene o lo hace ya de madrugada.
En las mañanas finge ignorarme constantemente, pero si no estoy cerca de él se molesta o su humor es ba
