María Fontaine Después de cortar la llamada con mi hermano, me queda un sabor amargo en la boca. Su voz suena apagada y quebrada, pero sobre todo triste. Sé que está sufriendo más de lo que quiere admitir y demostrar, pero en esta ocasión no pienso dejar que sufra sólo. Ni mamá, ni yo, permitiremos que se vuelva a alejar, ni encerrarse como lo hizo la otra vez. No queremos que se repita la historia. Nunca, ni en un millón de años, justifico lo que hizo con Emma. Pero estoy segura que no actuó cien por ciento a conciencia. Está enamorado. Perdidamente enamorado de ella, y es algo que se le nota con cada palabra que dice de ella, la forma en que la nombra y con la devoción que lo hace. Haré todo lo que pueda para hacerle saber que no está sólo. Para que sepa que cuenta conmigo. Voy du