En la mañana otra vez desayuno y el mismo juego con la comida, tenía ganas de levantarme tomarla colocarla sobre la mesa, tomarla en ese momento cosa que tal vez hubiese hecho si no fuera por Verónica y por mi madre, ayudé a levantar la mesa habíamos quedado los dos solos en la cocina mientras acercaba algunas tasas y platos a la mesada, le miré el culo al darme vuelta para dirigirme hacia la mesa y le dije: —C: Qué bien Victoria, “qué bien Juro que no sé qué pasa sentí un dolor en la entrepierna una fuerza que me levantaba, era la patada que me había dado mi hermana en mis preciados y nunca bien ponderados huevos, retorciéndome hasta quedar en cuclillas” ¿Qué te pasa? imbécil, tarada, retardada. — Mi madre al sentir mis rugidos apareció en la cocina preguntando qué había pasado, le dije