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William —¿Porque estas aquí? —impugne al momento en que mi sensatez volvía—¿Dónde esta Helena? —Lo siento—expreso agachando la mirada. Mi cabeza supuso lo peor y comenzó, maquinalmente, a pensar en cualquier estupidez qué pudo haberle ocurrido. Me aproxime a Lorian y lo tome con brusquedad del cuello. Mis manos temblaron ardiendo en la ira queriendo romper en dos partes la base de su cabeza. —¿Dónde está? —grite. —Calmate William, ella está bien—manifesto aprensivo. Sujeto mis brazos intentando soltarse de mi agarre pero mi mente solo pensaba en su desobediencia y en el castigo inmediato qué debía aplicar. No podíamos cometer errores ahora. —William, detente—su voz resonó en mi cabeza. No era una alucinación, busque con la mirada y ahí estaba, a mitad de la sala del trono, observando