SILVIA
Ojalá no lo hubiera hecho.
Desearía no haber preguntado.
Porque, ahora, me había enterado de que mi novio era una excusa psicótica de un hombre que probablemente habría matado a la hermana de Jason.
Dados mis problemas con mi padre, no era tan sorprendente que atrajera al peor tipo de hombres para mí, después de todo, era todo lo que conocía.
Dios, me sentía tan estúpida; sabía que era demasiado bueno para ser verdad.
Suspirando, me levanté de nuevo y cogí mi bolso.
—Señor...
—Silvia,— Jason interrumpió, levantando una ceja.
—Jason. Tengo que irme—, sonreí débilmente.
—Es tarde. Quédate aquí esta noche—, dijo quitándose la chaqueta del traje, arrojándola sobre la silla que había a su lado.
—¿Podrías llevarme a casa, por favor, Jason?— pregunté, impacientándome un poco.
—
