SILVIA Falta media hora y habrá terminado, pensé aliviada. Jason había pronunciado su discurso y lo observé charlar con desinterés con un hombre mayor que, por lo que pude ver, no se callaba. Sonriendo para mis adentros, decidí tomarme un breve descanso y explorar los terrenos de la mansión. —Si pregunta, ¿podría decirle al señor Knight que voy a tomar un poco el aire, por favor?—le dije a uno de los empleados de la recepción. —Por supuesto, Srta. Vills—sonrió cálidamente. Salí y me dirigí a un banco del gran jardín de la mansión Bennington, que era muy hermoso. —Señorita Vills—me llamó una voz justo cuando procedía a sentarme en el toldo. —Señor Johns. Qué suerte la mía. —¿Tu hombre te ha dejado, entonces?— Preguntó entrometido mientras yo levantaba una ceja. —¿Hay algo que le