Llamadas

1625 Words
LEONARDO El olor que se filtraba era maravilloso, era cautivante. Escuché el ruido en la cocina, aquello era curioso, sabía que Andrea nunca estaba en casa por la mañana. Será a acaso que… Comencé a sonreír. Tenía que adelantarme a cualquier idea. Terminé de arreglarme y abrí la puerta, ahí estaba Andrea, sentada en la mesa desayunando. Así era mas o menos la imagen que vi en ella aquel día en la universidad, poco después de nuestra incidencia. Realmente era una mujer hermosa, que desataba emociones con acciones tan simples como verla sentada en un comedor, con una sonrisa radiante, viendo a la nada. Disfrutando un simple placer, que envidiaba no ser yo aquel plato o aquel pensamiento. ¡Carajo! ¿En qué demonios piensas? Tenía que despertar de aquella idea estúpida que en ocasiones giraba alrededor de mi mente. Sabía que esta mujer era una basura completa como su familia, era una de las tantas mujeres para el montón, sabía que no era nadie, que no significaba nada. Pero también había una parte de mí que no me dejaba ver a ningún lado que no fuera ella, por eso tenía una ridícula foto en mi habitación de ella, por eso tenía una foto en mi oficina de nuestro beso en el parque, por que no podía sacarla de mi mente, aunque quisiera y aquello más rabia me daba, por que más coraje me daba para poder desenmascarar a toda su familia, de demostrarles que no podían usar a nadie más a su beneficio y se los demostraría a todos, que ni yo, ni mi familia, ni las personas al su alrededor, somos alguien para ser pisoteados. La iba a sacar de mi mente y de mis pensamientos. Lo haría Y el tiempo había llegado. Contaba cada minuto con tanto ahínco. Almorcé con ella, disfrutando de todo aquello que comenzaría a caer como si fueran piezas de domino acomodadas. Aunque le daba algo a su favor, había que admitirlo, esta mujer sabía muy bien como hacer sus jugadas, era lista, una excelente actriz, hacerse pasar por buena e inocente, cuando la papá siempre ha cuidado sus espaldas. Iba a disfrutar el espectáculo que se desarrollaría. Su comida era fascinante, tenía un buen toque culinario, lo tenía que decir, jamás había probado algo creado por ningún Welshman que no viniera hecha de las manos de un cocinero, así que, no sé tal talento a quién lo habría heredado, pero dudaba que fuera un toque natural, tal vez, solo habían sido clases con un chef profesional. Me sentía con un día extasiado. Tu cálida sonrisa hoy se acabaría pequeña mentirosa. En la ligera plática matutina se resumía todo a una visita con su abuelo, intuía que era por algo bueno, por que estaba con un pan al exterior, que muy seguramente terminaría por ser un pastel, el olor era increíble, tenía que admitir que hasta apetecible. Mi teléfono comenzó a sonar. Era Jason. -¿Qué sucede?- -Te voy a mandar una dirección, ve y pregunta por ella- -¿Por quién? – -Por ella, por la fotógrafa- -Jason, hermano, déjame a mi, no puedo llegar a un lugar y preguntar por una fotógrafa, necesitamos al menos su nombre o una referencia fotográfica, no puedo solo así- -Sé que tienes razón, pero sé que ella trabaja ahí, la vi en una foto, y si, se lo que dirás, pero ya perdí la evidencia, solo… ve y pregunta, por favor- me insistía. -Ve y pregunta, ¿Sabes que hay cosas que hacer en la empresa?- -Leonardo, es viernes, para este momento, ya la oficina está organizando los pendientes para el lunes, por que Miguel ni está, y él es la cabeza de la parte fotográfica. Así que no hay pretextos, solo ve- -Vaya- -Es un genio esa mujer, así que por favor, habla con ella, en una de esas, puede incluso a ayudarte a poner la empresa en alto… más aún de lo que ya está- -si sigues hablando de ella, te prometo que no la voy a buscar, por que probablemente es una diva y con Miguel, tengo suficiente- -Si supe lo de Sophie, pero bueno, ella se lo buscó, solo ve y haz lo que te dije- Abrí la aplicación de mensajería multimedia y vi la dirección compartida. Era un restaurante en el centro de la ciudad. -¿Un restaurante? ¿Cómo supones que voy a llegar a un restaurante a …?- -hermano, solo es un favor- -Está bien- Terminé la llamada convencido que haría un espectáculo innecesario, pero que clase de amigo sería. Tomé mi saco, mi cartera y mi teléfono. Salí de la habitación, no sin antes, percibir ese fantástico aroma que se perdiá entre el almuerzo, era sutil, pero cálido, olía a algo recién horneado, pan, probablemente. No quise darle importancia, pero cuando regresé mi mirada vi a Andrea quien estaba limpiando la casa con una mirada tensa con una mezcla de melancolísmo, daba una sensación complicada de explicar. Así que solo salió de mi boca, sin siquiera pensarlo. -¿A qué hora planeas ir con tu abuelo?- -Más tardecita, como en un ahora y media o dos, ¿Por qué?, ¿Puedo ayudar con algo?- -Paso por ti para llevarte- le dije, creo que aquella reacción de mi parte la tomó desprevenida. -No, no, no, no, descuida no te preocupes, no quiero interrumpir tu rutina- -Si mi olfato no me falla, tienes un pastel o algo similar, se arruinará en el camino, además quiero conocer a tu abuelo- -¿De verdad?... ¿Podrás?- -Por supuesto, paso en dos horas- -Gracias- Fue lo que alcancé a escuchar. Cuando subí al automóvil, dirigiéndome a hacer el ridículo por una simple fotógrafa. Mi teléfono volvió a sonar, así que contesté desde la pantalla de mi auto. -Dime por favor que ya tienes que ponerte para hoy- -¿por qué carajo no disfrutas tus vacaciones?- -Por que me preocupa que hagas el ridículo- -Ahorita paso…- -Ve a donde siempre, ya está tu traje listo, todo lo que tengo que hacer por ti, te juro que el día que te cases, le voy a decir a tu esposa que eres un inútil, hasta para vestirte, ¿Por qué te ríes?- -No eres agradable, pero gracias, por cierto, quiero pedirte un favor- -Dime- -Quiero un vestido a juego con lo que mandaste a pedir para mi- -¿Es broma?, ¿A quién vas a llevar que quieres que coordine contigo?- -Has lo que te digo, por favor- -Ash, está bien, veré qué influencias puedo usar, mándame tu tarjeta de crédito- -Usa la misma, con la que pagaste el traje- -¿Seguro? No escatimaré en gastos- -No importa- -Me impresionas, más bien, no puedo creer que te traiga todo embelesado, pero, yo solo recibo ordenes, por cierto, en cuanto a los accesorios- -Cómpralos y envíalos a casa de mi abuela o mejor- -¿Por qué ahí?- -Deja de hacer tantas preguntas por favor, solo hazlo. Hoy es un día especial y quiero lo mejor para hoy, es más, solo háblale a Enrique, dile a donde pase, que se encargue él de llevarlo- -Muy bien, lo que tu digas, mándame las tallas o la foto de la chica para poder tener una idea de lo que me pides, que tampoco soy milagroso- -bien, gracias- Durante el rojo de uno de los semáforos, tomé una de las fotos que tenía de ella, la de nuestra boda, solo que me recorté y a su cabeza también, no quería que atara cabos de ninguna manera sobre ella. No quería que se supiera aún quien era ella. Solo quedaba confiar en sus buenas observaciones para que tuviera todo listo para en la tarde. Mi teléfono volvió a sonar. -Licenciado, hay un problema, los socios de Welshman, exigen una junta con usted a la brevedad, desean refutar su entrada…- -El camino que hicimos para llegar a donde estamos, ¿Fue legal?- -Por supuesto- -Entonces no te preocupes, diles que el lunes nos presentaremos con ellos- -De acuerdo señor, le informaré a su abogado- La llamada finalizó. Llegue al centro de la ciudad, a pesar del tráfico, estas últimas semanas eran toda una locura. Nuevamente volvió a sonar mi teléfono -Dime que, por favor, no vas a ir- -Mamá, relájate, es un asunto de negocios, necesito nuevos clientes- -Leonardo por favor, soy tu madre, no una incrédula a la que puedes engañar, no hagas una locura, no vayas- -Mamá, tranquila, soy diferente, tengo la madurez suficiente para entrar y salir de todo esto, relájate no quiero que te estreses por algo innecesario- -Bien, confiaré en ti, pero aún me angustias- -lo sé- -Te amo hijo, hablamos luego- Llegué al restaurante, aparqué donde hubo un pequeño espacio, estaba acaparado todo el lugar. Salí del auto dirigiéndome adentro del establecimiento. Todos los que entraban salían y entraban felices. Esta época del año era la más insoportable de todas, gente hipócrita sonriendo sin cesar, complaciendo a sus acompañantes o llenando vacíos emocionales con cualquier ridiculez. Era una época de consumismos. La señorita que estaba en caja me sonrió coquetamente. -Buenos días señor, en ¿qué le puedo… ayudar? – -Quiero hablar con el gerente- -¿Todo bien?- -Si, solo necesito preguntar algo- -Claro- Espere un momento, en lo que ella regreso con un hombre de mirada altanera. -Buenos días, ¿Se le ofrece algo?- -Buen día, mi nombre es Leonardo Galluccio, soy representante del cantante Jason Dimas, quien me pidió investigar, si dentro de su personal, ¿existe alguien que tome fotos?- -Dudo que alguno de los miembros de mi personal tuvieran tal habilidad, pero descuide, si llego a saber de alguien, se lo hare saber… ¿su nombre?- -Déjelo, gracias-
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