Capítulo3: Necesidad

1592 Words
NECESIDAD "Impulso irresistible que hace que las causas obren infaliblemente en cierto sentido, aquello a lo cual es imposible sustraerse, faltar o resistir" ************************************* — Abre los ojos ¡Mírame! — Deslizo mi mirada por su cuerpo, tiene de nuevo una copa en su mano izquierda y bebe de ella, él es grande, alto, delgado, pero musculoso, su cabello n***o y cejas pobladas hacen un fuerte contraste con su piel blanca, un poco bronceada, su abdomen completamente marcado y sus musculosas y largas piernas me hacen tragar en seco — Espero que te guste lo que vez, porque a mí me encanta lo que he probado — Vuelvo a llevar mis manos a mi cara y cierro mis piernas, siento cosquillas y un vacío en el vientre que tengo que llenar, de inmediato — ¡Tócate! — Levanto mi cara un poco y lo miro fijamente. Nunca me he tocado, porque contrario a lo que todos pensaban, no soy virgen para llegar pura al matrimonio, sino porque, no he querido entregar mi virginidad a cualquier chico del barrio, para luego seguir con otro y otro y quedarme estancada o embarazada, por lo que a pesar de saber en teoría todo lo que pasa entre un hombre y una mujer y de en ocasiones haber tenido la tentación de tirarlo todo a la borda, me he contenido y he sido muy fuerte, y nunca, ni siquiera porque tuviera la más grande tentación, me he tocado. — No sé hacerlo — Respondo en un suspiro y vuelvo a cerrar los ojos, llevo una de mis manos a mi vientre y contengo la respiración ¡Este hombre debe pensar que soy un fracaso! Va a pedirme que me levante y me vaya. — ¿No sabes hacerlo? — Me pregunta y yo asiento, muerta de la vergüenza — ¡Mírame! — Abro los ojos y lo miro levantar una ceja para luego tomar un trago de su copa y enseguida llevar su mano libre a su m*****o ¿Qué hace? — Voy a enseñarte, tú solo sigue mis movimientos en tu cuerpo — ¡Oh Dios! Me muerdo los labios y hago lo que hace, se toca con suavidad su m*****o y yo hago lo mismo con mis labios vaginales; sube hasta su glande y aprieta y yo lo hago con mi clítoris, gimo. Lo observo morderse los labios, pasa la mano con la copa por su cuello y desciende hasta sus pezones, sin dejar de masajear su m*****o, hago lo mismo, deslizo mi mano libre hasta mis senos y aprieto mis pezones, continuo masajeando mi clítoris, él no deja de mirarme y desliza su mano de arriba hacia abajo sobre su falo, abre más sus piernas y entreabre la boca, se inclina, deja la copa en el suelo y continúa dándose placer, yo sigo sus movimientos, cada vez más fuertes. Nuestras respiraciones se escuchan más pesadas, mi mano aprieta con fuerza mis senos, mi espalda se arquea y mis pies se aferran a la cama, abro y cierro las piernas, me desespero, me muevo como loca, levanto la mirada para ver en el espejo la imagen de mi cuerpo perdido en la lujuria. Cierro los ojos y abro la boca, mientras siento la misma sensación de fuego invadiéndome, grito, dejando de la lado mi seno y agarrandome de las sabanas. — ¡Mírame! — Abro los ojos, un poco perdida y siento sed y el deseo de llevarme su m*****o a la boca cuando veo su líquido blanco y espeso perderse entre sus manos, paso mi lengua por mis labios y suspiro, llevando mi mano a mi cintura — ¡Pruébate! — ¡Ay Dios! ¿En serio quiere que lleve mis dedos húmedos a mi boca? — ¡Ahora! — Abro mi boca y chupo mis dedos, primero lentamente y luego con fuerza, el sabor es extraño, pero no es desagradable, al volver a mirar al frente, me encuentro sola, no sé qué hacer ¿Me voy? ¿Acaso ya lo aburrí? ¿No va a tomarme? Siento que esta noche me he enloquecido por completo. Lo veo salir del cuarto de baño, trae algunas cosas en su mano, se acerca a la cama y dobla su rodilla sobre ella, me mira fijamente y como me ha pasado desde que lo encontré en este lugar, mi cuerpo se estremece con la caricia silenciosa de su mirada. — ¿Confías en mí? — Abro los ojos y frunzo el ceño, impresionada por su pregunta, pero sobre todo estoy impresionada por lo que quiero responder, no lo conozco, pero siento que podría dejar mi vida en sus manos, confío, como nunca lo he hecho en otra persona. — Sí — Respondo con la boca seca y espero no haber cometido el mayor error de mi vida. Él se acerca a mí, posiciona sus piernas a cada lado de mi cuerpo y llega a la altura de mi cara, se inclina y me besa, con calma, extiende todo su cuerpo sobre el mío y paso mis manos por su espalda, besarlo es como llegar a un oasis después de casi morir de sed, me siento en la gloria — Dame tu mano — Me susurra y yo levanto mi brazo y él toma mi mano — Esto no va a dolerte, solo confía en mí, no te haré daño — Contengo la respiración y asiento con mi cabeza, suspiro y espero. Toma mi mano y la rodea con una esposa negra y roja, es suave y no siento ningún malestar con ella, estira mi brazo y lo esposa al cabecero de la cama, vuelvo a respirar profundamente ¿Qué estoy dejando que me haga? ¡Es un desconocido! Toma mi otra mano y repite el procedimiento, se inclina y me besa en el cuello, desciende por mi cuerpo, dejándome pequeños besos y lametazos, estoy volviendo a mojarme por completo, como si no hubiésemos hecho absolutamente nada antes. Besa mi centro y continúa bajando, toma mi pierna derecha y luego la izquierda, repitiendo el mismo procedimiento de los brazos, levanto la vista y me observo en el techo, estoy completamente abierta y disponible para él, podría hacerme lo que quisiera ¿Me habré equivocado en confiar tan ciegamente en él? La imagen es increíble, nunca pensé que podría verme de esta manera, con mi cabello extendido por todas partes, y mi cuerpo que no es superdelgado y con algunas curvas de más, sensualmente hermoso. — Eres increíblemente hermosa — Me susurra mientras observo como se queda de rodillas frente a mí, se acaricia suavemente su pene, para luego cubrirlo con un preservativo — Ahora, voy a hacerte mía y te prometo que mientras estés en mis brazos, yo seré tuyo — Sus palabras me excitan más de lo que ya lo estoy, me muerdo los labios al verlo acercarse a mí, comienzo a sentir pánico ¡Es tan grande! El señor perverso deja sus rodillas a ambos lados de mis caderas, las cuales levanta levemente con sus fuertes manos, posicionándolas en un pequeño ángulo tenso, por el límite de las esposas, ¿tendría que decirle ahora que soy virgen? ¿qué tenga cuidado? No tengo tiempo de hablar, me pierdo en su mirada, mientras siento como su m*****o se introduce en mi interior con fuerza y potencia. Grito, la sensación de dolor agudo es insoportable, cierro con fuerza mis manos en el cabecero de la cama ¡Respira Gia! ¡Respira! — ¿Estás bien? Lo siento, a veces olvido lo grande que soy — Deja que mis caderas caigan en mi cama, pero no sale de mi interior, acomoda sus brazos alrededor de mi cara, me deja un beso suave en la boca y vuelve a moverse — En realidad eres muy cerrada y no sabes el placer que me da sentirte de esa manera, pero no debe ser muy cómodo para ti — Quiero decirle que en realidad era virgen, pero prefiero callar. Comienza a moverse con calma, duele un poco menos, sale y vuelve a entrar, noto en sus brazos el esfuerzo que hace para contenerse, para que me acostumbre y disfrute. Observo su cara, su mirada y me empiezo a perder en las sensaciones, afuera, adentro, esto es increíble, la sensación de dolor ha desaparecido casi por completo, deseo tocarlo, muero del deseo, pero también se siente genial, su entrega es increíble, parece que se moviera solo para mí, por mi placer. — ¿Mejor? — Asiento y es como si hubiese dado un pitazo de salida. Acelera sus embestidas, siento que me he perdido en un mundo de sensaciones que nunca imaginé, el fuego de mi interior ahora me abraza por completo, como si un volcán hubiese implosionado dentro de mí, las sienes me palpitan, mis manos y pies se aferran con fuerza a las sabanas negras. Mi respiración se vuelve cada vez más superficial y mi mundo, como lo conocía antes, estalla en mil pedazos. Siento una mano rodear mi cuello y empezar a presionar, cada vez más fuerte, los latidos de mi corazón se aceleran para luego ralentizarse, abro los ojos, observo mi imagen un poco borrosa. El magnífico cuerpo ade un hombre se encuentra sobre el mío, sus movimientos precisos, mi cuerpo respondiendo a cada embestida suya y al final, mi mente vuela. Pierdo el sentido de la realidad, abro la boca, siento su mano continuar apretando con más fuerza y en segundos, la lava de mi volcán interior me consume por completo y mi corazón, deja de latir.
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