Capítulo2: Deseo

1734 Words
DESEO.... SEXUAL "Es una emoción, un impulso, una fuerza que nos MUEVE AL ENCUENTRO íntimo con otras personas. Nos motiva a relacionarnos, a compartir intimidad, a mantener relaciones afectivas y sexuales, a disfrutar y pasárnoslo bien, a sentir placer..." ***************************************** En la actualidad No sé que hago en esta habitación, tengo miedo y estoy estresada, pero no quiero mostrar mi nivel de incomodida; vuelvo a erguirme y miro hacia el fondo de la habitación con determinación, que sepa que yo he decidido, no él. A quien quiero engañar, seguro que a mí misma, si soy como arcilla en las manos de este hombre desconocido. Me quito las bragas y vuelvo a morder mis labios, siento una necesidad inaudita de tocarme, de que él me vuelva a tocar. Espero con ansias que me lo ordene, pero no lo hace ¿Qué me pasa? No necesito esperar a que me ordene lo que tengo que hacer, si quiero tocarme, lo hago y listo. Me encuentro sumida en mis divagaciones, cuando una luz se ilumina al lado de un diván, mis ojos se abren al ver que frente a mí, se encuentra el hombre más guapo y masculino que mis ojos han visto hasta el momento. Está vestido con un traje de etiqueta, la pajita está deshecha y tiene las piernas abiertas y un brazo sobre el respaldo del sofá con una copa en su mano, la otra se encuentra sobre su rodilla y puedo observar sus largos dedos, como de pianista. Levanto la mirada y me detengo en su cara; mandíbula cuadrada, sombra de barba de dos días, nariz aguileña y cejas pobladas. La luz de la lámpara da un brillo especial a su cabello y ojos, no sé de qué color los tiene, pero juraría que son oscuros, negros, profundos. Suspiro, mi respiración se vuelve más superficial y mi centro se humedece por completo. — ¡Arrodíllate! — Me ordena, su tono de voz a cambiado por completo, más ronco, más profundo, mi cuerpo vuelve a estremecerse y yo, como una puta sumisa, caigo al suelo. El suelo se siente suave, un poco frío, lo que me ayuda a calmar un poco la sensación de ahogo, no comprendo cómo puedo desear tener algo con tanta fuerza, si hasta unos minutos atrás, no sabía que existía. Se levanta del sofá y veo lo grande e imponente que es, me lo imaginé cuando lo sentí detrás de mí, pero verlo es increíble. Se acerca y se detiene frente a mi cuerpo expuesto y de rodillas, se inclina y pasa su fuerte mano por mi cabello deteniéndose en mi cuello, me acaricia levantando mi mentón, mi mirada se pierde en la suya, oscura, como me imaginé, profunda, tormentosa. Abro mis labios, que se han secado inexplicablemente, trago saliva y paso la lengua por ellos, necesito hidratarlos y muero por besarlo. — Tan bella — Su voz de nuevo me estremece y entre más cerca la siento, el efecto es más fuerte, como si una ráfaga de viento acabara de rozar mi piel. El hombre posiciona su mano detrás de mi cabeza, toma con fuerza mi cabello y aprieta mi nuca, su cuerpo se inclina sobre el mío y mi corazón se salta un latido. — ¿Qué deseas, ratoncita? — Me muerdo los labios, odio que me llame de esa manera. — No soy una ratoncita — Le digo. — ¿Ah no? ¿Entonces que eres? ¡ratoncita! — Me pregunta con calma, con una sonrisa desdeñosa, que amo inmediatamente ¡En realidad, me estoy volviendo loca! — Una mujer, soy una mujer — Le digo y vuelvo a morder mi labio inferior, si continuo de esta forma, voy a acabar con una herida. — Entonces, ¿que deseas mujer ratoncita? — ¡Qué idiota! Ahora soy yo quien hace un gesto desdeñoso. — Que no me llame de esa manera — Su mano en mi nuca, no permite moverme, la posición empieza a cansarme, pero no me importa, no voy a dejar que nadie me llame de esa manera y menos alguien que no me conoce. — ¿Y como quieres que te llame? Te advierto, no quiero tu verdadero nombre — Me quedo perdida mirando sus ojos ¿Cómo quiero que me llame? No tengo la menor idea — Tesoro, eres como un tesoro que acabo de descubrir, eso serás, mi tesoro — Parpadeo y vuelvo a tragar, muero de necesidad y deseo por sentir sus labios. — Por favor — Susurro. — ¿Por favor qué? ¿Que quieres, tesoro? — Su boca se acerca, su respiración se entrelaza con la mía, y, sin embargo, se siente tan lejos, necesito su roce, tan solo un roce. — Béseme, como nadie lo ha hecho nunca — Estoy perdida, ni siquiera me ha tocado y ya siento que será muy importante en mi vida. — Acércate — sus labios tocan los míos — Toma lo que quieras — ¡Dios! Lo quiero todo. Levanto un poco mi cara, lo necesario para que sus labios puedan devorar los míos, levanto mi brazo y me sujeto de su cuello. Sus labios son fríos y saben a whisky, abro los míos y mi lengua inquieta se introduce en la humedad de su boca, mi vientre se contrae por completo y solo quiero sentirlo, todo él contra mi cuerpo, paso mi otra mano por su cuello y mi espalda se arquea por la fuerza del beso. El hombre me impulsa a levantarme y me pego completamente desnuda a su cuerpo, siento el roce de la tela de su traje contra mis partes sensibles, presiono mi pelvis contra la suya, el beso se vuelve cada vez más posesivo, salvaje. Mis dientes chocan contra los suyos y en mi desesperación, me inclino buscando el roce de su pelvis contra la mía, siento una pronunciada protuberancia entre sus piernas y gimo al hacer contacto con mi pelvis, mi v****a se moja por completo y mi mente divaga, soy virgen, nunca nadie en mi vida me había tentado de esta manera, ni siquiera Enzo, el chico que me encanta ¿Cómo alguien que no conozco puede hacerme sentir de esta manera en segundos? — ¿Cómo quiere que lo llame? — El hombre interrumpe el beso y me gira, su pecho contra mi espalda, sus boca respirando en mi cuello, su mano cruzada sobre mis senos apretando con fuerza y la otra descendiendo por mi vientre ¡Oh Dios mío! — Perverso, llámame señor perverso — Se inclina un poco y dos de sus dedos se introducen en el interior de mi v****a, me muerdo los labios conteniendo un gemido de dolor — Abre las piernas — Vuelve a introducir sus dedos y yo muerdo de nuevo mis labios, la sensación de dolor ha cambiado, aprieto mis manos en su brazo musculoso y apoyo mi cabeza en su hombro — Me encanta tu coño, tan mojado y apretado — Saca sus dedos húmedos y los pasa por mi clítoris, empieza a masajear y yo me pierdo en las nuevas sensaciones — Abre los ojos — Al hacerlo, me sorprendo al ver que hemos girado y nuestra imagen se proyecta en el espejo de la habitación. ¡Oh Dios! No puedo creer que yo sea esa mujer completamente desnuda, con pupilas dilatadas, pezones erectos, boca y piernas entre abiertas y que se encuentra perdida entre los brazos de un desconocido, en traje, que muerde su cuello, aprieta sus senos y masajea con fuerza su clítoris ¡Debo estar soñando! El señor perverso vuelve a introducir sus dedos, para luego sacarlos, masajear mi clítoris y golpearlo con fuerza, Siento como el fuego asciende por mi cuerpo y el líquido caliente baja por mis paredes vaginales, perdiéndose en mis piernas, grito, porque la sensación me supera, Las piernas me tiemblan y no puedo respirar, he llegado a un punto increíble, pero me falta algo más, deseo algo más. Centro mi mirada en el espejo y observo como el señor Perverso, continúa masajeando con calma entre mis piernas, se inclina un poco y vuelve a introducir sus dedos en mi interior, respingo, me toma por sorpresa y llevo mi brazo hacia atrás y me agarro de su cabello, estoy tan mojada que sus dedos se deslizan sin problema en mi interior, los saca y observo con los labios entreabiertos y los ojos extremadamente dilatados, como se los lleva a la boca. — Exquisita — Susurra en mi oído sin dejar de mirarme por el espejo — Podría perderme en tu sabor — Vuelvo a sentirme prendida en llamas ¿Soy normal? No he escuchado a ninguna de las chicas hablar de absolutamente nada de esto en sus primeras veces, bueno, hasta ahora no ha pasado, pero es la primera vez que alguien me toca de esta forma. El señor Perverso se aleja y yo continúo de pie, observando por el espejo como se pierde en un ángulo de la habitación que no puedo ver, mi respiración fuerte y superficial y la música suave, es lo único que se escucha. — Recuéstate sobre la cama — Escucho de nuevo su voz, intento volverme a verlo y pero de nuevo el sonido su voz me detiene — ¡Ahora! — Me dirijo a la gran cama de sabanas negras y me siento en el borde, para luego dejarme ir poco a poco — En el centro de la cama — Me muevo hasta ubicarme como él quiere, miro hacia arriba donde se encuentra un inmenso espejo redondo y puedo verme por completo ¿Qué hago aquí? Vuelvo a preguntarme. Siento sus suaves pasos acercándose, concentro mi mirada en él, que se aproxima hasta el borde de la cama ¡Madre del verbo! Mis ojos se pierden en su protuberancia, mi mente divaga y mis mejillas se calientan, el señor perverso está completamente desnudo y su falo, es tan grande que empiezo a torturarme imaginándome la forma en la que una mujer puede recibirlo, si con sus dos dedos sentí un poco de dolor, ¿qué sucedería si lo dejo terminar y quitarme la virginidad? En realidad, creo que acabo de hacerme una pregunta estúpida, estoy en su cama, desnuda, después de haber alcanzado mi primer orgasmo con sus dedos, está claro que esta noche voy a perder mi virginidad. Me llevo la mano a la cara y escucho su sonrisa.
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