2. Ella

1029 Words
[FACUNDO] Estoy acostumbrado a los sitios extraños donde me hacer ir Natalia cada vez que uno de sus grupos de baile se presenta, pero esto es muy diferente a todos los que había ido anteriormente. El “escondite”, tal y como llaman a esta especie de bar, está ubicado dentro de un galpón en una de las zonas más industriales de Orlando. Sus paredes hechas de metal están llenas de grafitis y la gente entra y sale del sitio tal y como si se tratara de uno de los bares más exclusivos de la ciudad. Teniendo que esquivar un poco de gente consigo avanzar y así es como finalmente puedo entrar al punto de encuentro.  En mi vida hubiera imaginado que este sitio existiera y mucho menos que se vería así. El galpón está a reventar y las decenas de pantallas que cuelgan de las diferentes paredes alumbran todo al igual que las luces que se mueven de un lado al otro. En el fondo del galpón, hay un escenario y supongo que cerca de allí debe estar Natalia, ya que sus chicos bailaran está noche.  Atravieso el tumulto de gente recibiendo algún que otro pisotón y golpe hasta que finalmente estoy cerca del escenario y miro con un poco más de atención a la gente que está cerca. De repente, mi mirada la encuentra entre todos y como siempre, ella no pasa de ser percibida. Jean holgado, camiseta negra amarrada arriba de su cintura dejando ver su trabajadísimo abdomen y una gorra haciendo juego. Trae su largo cabello castaño lacio y suelto haciendo que su estilo sea aún más atractivo a la vista. Me acerco a ella sin que se dé cuenta ya que no me vio todavía y me arrimo a su oído —Señorita Moreira. — Le digo y ella da un pequeño brinco haciéndome reír.  —¡Rossi! — Me regaña y mientras que me da un golpe en el brazo.  —¡Auch! — Me quejo haciéndola reír. —¿Y qué? ¿Cuándo bailan tus chicos? — Le pregunto acercándome un poco más a ella.  Rápidamente mira la hora en su celular —Como en diez minutos… estoy nerviosa. — Confiesa y mueve su cuerpo como intentando quitarse los nervios. —No tienes porque, eres de las mejores coreógrafas y bailarinas que vi en mi vida. — La aliento y no es mentira lo que digo, realmente tiene mucho talento. —Gracias, pero los nervios son porque hay un productor de videos musicales allí y está evaluando a que grupo hará parte de su próximo videoclip. — Explica señalando a un hombre que está un poco más alejado de nosotros.  —De seguro los elijen. —  Le aseguro.   —¿Y tú? ¿Qué paso con…? ¿Cómo se llamaba? — Me pregunta. —Violeta. —  —Esa ¿Qué paso con ella? — Averigua y está en una conversación que ya hemos tenido en muchísimas ocasiones.  —Lo mismo de siempre. — Respondo ya resignado. —Pero, no entiendo ¿Qué parte de que eres abogado no entienden? Además, ¿Por qué quieren cambiarte? Tú eres un hombre poco demostrativo y ya… — Expone y tan solo puedo encoger mis hombros.  —No lo sé Natalia, pero ven relajémonos bailando. — Le propongo al escuchar que suena la canción “Calma” de fondo y simplemente la tomo de la mano para que ella comience a moverse como tan bien sabe hacerlo.  Ya estoy completamente acostumbrado a que cada vez que ella baila todos la miren y es que sin duda alguna sabe perfectamente cómo mover cada parte de su cuerpo al ritmo de cualquier canción que suene en donde quiera que vaya. — “¡Calma mi vida con calma que nada hace falta si estamos juntitos andando!”— Cantamos al unísono y ella se acerca un poco más a mi  —“¡Calma, mi vida con calma que nada hace falta si estamos juntos bailando!”— Canta ella y se voltea para bailar al ritmo dándome la espalda haciendo que mire la experiencia de sus caderas.  Ella se pega a mí cuerpo y yo la rodeo con uno de mis brazos por su cintura y en un movimiento muy natural, mueve su cabello dejándome ver su cuello —Soy la envidia de todos los hombres del lugar. — Le susurro y se sonríe.  —Me juega en contra que seas mi amigo, pero me gusta bailar contigo. — Dice y acaricia mis brazos lentamente.  —Yo solo te sigo el juego, porque no sé bailar. — Bromeo y sé que si fuera por nosotros seguiríamos bailando, es una de las cosas que más nos gusta hacer juntos y el hecho de que a mí me guste, se lo debo a ella…la música se detiene cuando un hombre sale al escenario y ella me mira. —Llego la hora. — Dice nerviosa y al contrario de soltarla, la aprisiono más entre mis brazos con su espalda apoyada en mi torso.  Ella no hace ningún movimiento, solo se aferra a mi antebrazo y sonrió —Tranquila Nati, ya verás que tus chicos lo hacen de maravilla. — Expreso tratando de calmarla un poco.  La amistad que ella y yo hemos construido es tan especial que incluso cuando todos nos miran como lo hacen ahora pensando que somos pareja, sigo sintiendo que nunca podría cagarla con ella. Nunca la vi más que como una amiga y si, aunque nuestros cuerpos más de una vez entraron en un contacto tan cercano como el de hoy, nunca me atreví a verla de otra manera porque simplemente no quiero perderla. Somos tan diferentes, pero tan iguales a la vez que no podría imaginar no tenerla en mi vida. —¡Ya empieza! — Murmura nerviosa. —Suerte Nati. — Digo abrazándola más fuerte y la escucho respirar profundo mientras libera sus nervios.  «Nadie más que ella se merece que las cosas le salgan bien, de eso estoy seguro.» Pienso y me siento afortunado de que me haga ser parte de estos momentos de su vida. 
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