7. Por la Paz

920 Words
[NATALIA] «Me está besando…» Me grita mi mente mientras que mis labios siguen su juego intensificando un poco más esto que se siente tan increíble. Daria mi vida por detenerlo todo en este instante y que él no dé marcha atrás. Enredo mis dedos en su perfecto cabello castaño que tanto me gusta y con la yema de mis dedos lentamente voy bajando hasta llegar a su nuca sintiendo así la temperatura hirviendo de su piel. Podría olvidarme que estamos en un cine y dejarme llevar aprovechando el momento de debilidad de parte de los dos, pero la magia se corta cuando sus manos sujetan mi rostro con un poco más de fuerza y hace que nos separemos.  —Nati…— Dice agitado.  —¿Qué? — Cuestiono mirándolo a esos ojos verdes que aun en esta oscuridad puedo ver como si fuera de día a causa de cómo los tengo memorizados en mi cabeza.  —Perdón…— Es lo único que dice y no entiendo nada.  —¡¿Qué?! ¡¿De qué me hablas?! — Le reclamo, pero las quejas de las personas que están en la sala de cine no tardan en llegar.  —No puedo…— Se limita a decirme y en estos momentos estoy demasiado molesta. —Fuiste tú quien me beso, no yo…— Sentencio y por mi propio bien, me levanto de la silla y salgo de la sala de cine.  «No lo entiendo, me besa y después se arrepiente… pero ¿Qué le pasa?» Pienso mientras camino entre la gente que está en el pasillo y finalmente consigo llegar hasta la puerta del cine y salir. «Perfecto… lo único que me faltaba…» Se queja mi subconsciente mientras que una molesta lluvia de mayo típica de Florida me comienza a empapar.  —¡Nati! — Lo escucho gritarme y la verdad es que no quiero discutir con él ahora. Sigo caminando sin importar que me moje y realmente no tengo nada para decirle, no fui yo quien comenzó todo esto… —Natalia, por favor. — vuelve a decir, pero esta vez me sujeta del brazo para detenerme. —¡¿Qué?! ¡¿Qué es lo que quieres Facundo?! Es que no te entiendo, me besas y dices que no puedes, entonces… ¿para que lo haces? — Le digo sin poder entenderlo. —Porque no lo pude evitar… yo no sé si recuerdas o no lo de anoche, pero por poco tú y yo terminamos teniendo sexo, ¿entiendes? —  —¿Y? ¿Cuál es el problema? Tú te acuestas con cualquiera… ¿Cuántas relaciones fallidas has tenido? ¿Cuántas mujeres de una noche no han pasado por tu casa? — Le pregunto sin comprender cuál es el problema.  —Sí, pero tú no eres ellas. — Rebate inmediatamente. —Perdón, olvidaba que no soy rubia ni de ojos claros. — Digo sarcásticamente y muevo mi brazo para poder seguir caminando.  —Nati…— Insiste vuelve a alcanzarme —Entiéndeme, no puede volver a ocurrir lo que ocurrió ahí adentro o lo que ocurrió anoche. — Expresa y esta vez soy yo quien me detengo.  —¿Qué es lo que ocurrió? ¿un beso? ¿tanto lio por un beso? — Me quejo y respiro profundo.  —¿No te diste cuenta? — Me pregunta y no sé de qué habla. —¿De qué? — Cuestiono sin entender nada. —De que me estaba quemando por ti… de que mi cuerpo reacciono a cada roce tuyo…— Me explica y aquí estoy sintiendo que esto podría ser el momento que más espere desde que me di cuenta de que estaba enamorada de él. —¿Y cuál es el problema? — Presiono intentando no sonar ilusionada.  —Que no estoy dispuesto a perder a mi mejor amiga por un momento de calentura. — Sentencia. —¿Un momento de calentura? ¿eso es lo que crees que es? — Indago. —No puede ser nada más Nati… tú sabes el desastre que soy en las relaciones, sabes que no se amar…— Se defiende. —Como quieras, me iré a casa, no quiero enfermarme, estoy empapada. — Anuncio y continúo caminando.  —Te llevo, sabes que un taxi te cobrara una fortuna y que el Lynx* tarda mil años. — Se ofrece. —Por mí no hay problema, lo que ocurrió recién no cambia nuestra amistad. — Decido negociar y es que, en realidad, tampoco quiero perderlo como amigo.  —¿Lo dices de verdad? — Averigua incrédulo. —Si… no eres con el único amigo que me he besado alguna vez. — Miento y sé que me está mirando sin poder creérselo.  —Claro, porque tú vas por la vida besándote con cualquiera…— Comenta sarcástico. —Y tú vas teniendo sexo con cualquiera. — Respondo firme.  —Touche. — Dice intentando relajar un poco el ambiente. —No intentes ir por ahí conmigo porque sabes que te conozco demasiado bien, ahora, en serio tengo frio, apurémonos. — Exijo y esta es mi manera de zanjar el tema para bien o para mal. «Lo conozco demasiado para saber que, si no soy yo la que zanje el tema, él no lo hará y todo esto se volverá muy extraño. Quizás sea hora de olvidarme de él para siempre y no insistir en algo que es inútil.» 
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