Marianela jugaba con Mathew a las guerras. El niño estaba aún nervioso por la salud de su papá, pero Marianela le explicó que solo es un resfriado y pronto se pondrá bien. Sonrío al recordar que le dijo a Gertrudis que él se había tirado a la piscina por su propio pie. Además de algunas otras mentirillas que tuvo que inventar por los gritos en el área de las habitaciones de los empleados. No está segura de que le haya creído la mayoría de las cosas, pero al menos hizo el intento de cubrir las intenciones del señor de la casa. Y no es que le importe mucho eso de salvar la reputación del señor, más bien de quien pensarían mal sería de ella. No sería la primera niñera que hostigue al señor. Ella no caería en la lista de golfas. Ella está allí por Mathew, no por ese hombre de hielo. —Ta—ta