CAPÍTULO TRECE

1314 Words
DOMINIC   Ha pasado una semana desde que tuve la charla con Alice acerca de las duras palabras que dije sobre ella, y aunque al principio tenía mucho sentido su actitud distante y fría, muy parecida a la mía, lo cual es bastante irónico para ser franco, después de un par de días pensé que ya todo iba a volver a la normalidad y Alice regresaría a su habitual actitud jovial y dulce que había tenido desde que empezó a trabajar conmigo, no obstante, esto nunca sucedió.   Y aunque ella no es grosera conmigo, ni parece molesta, sí evita estar sola en una habitación conmigo por más tiempo que el necesario, así como también he notado que en estos últimos días no me mira a los ojos a menos de que le esté hablando a ella directamente, y cuando lo hace, su mirada es totalmente fría, como si su enormes ojos azules fueran un océano congelado cuyo frío me cala hasta los huesos y produce un violento escalofrío en mi interior, no sé cómo lograr que ella vuelva a ser como era antes, ni tengo idea de por qué tiene esa actitud, sé que lo que dije estuvo mal, pero cuando me intenté disculpar por ello, ella simplemente negó saber de qué estaba hablando, por lo que ni siquiera pude dejar cerrado el asunto.   Sé que no es justo pretender que en un par de días todo esté bien, pero nunca imaginé que ella pudiera ser de esas personas que guardan rencores, y como estaba tan frustrado por esa actitud, recurrí a una de las personas que sé que sabe de estos temas: mi socio en la firma, Jonathan Barker, él es la definición de playboy, con sus casi cuarenta años, se puede jactar de haber dormido con más de un centenar de mujeres sin que a la fecha ninguna haya podido hacerlo sentar cabeza, y la razón por la que tiene un historial tan extenso, es porque él ha perfeccionado el arte de tratar con esos seres misteriosos y hacer que caigan rendidas ante él.   “Es simple, ella no está molesta por lo que dijiste sobre su apariencia, la chica es bonita y lo sabe, tal vez no sea una de esas modelos con las que acostumbramos salir, pero no se puede negar que es bastante sexy, hay algo acerca de las pelirrojas que realmente me enciende…” él empieza a decir y yo lo corto con una mirada asesina que lo hace doblarse de risa.   No me gusta la forma en la que se está refiriendo a Alice y él parece notar enseguida que siento algo por ella, por lo que sus comentarios parece hacerlos a propósito para molestarme.   “Ve al grano, John,” le digo con un tono seco, y luego añado la pregunta: “¿Si no está molesta por lo que dije de su apariencia, entonces por qué es?”   “Es tan obvio que me asombra que no te hayas dado cuenta aún, considerando el hecho de que le ha pasado a todas tus asistentes,” él me dice de forma criptica y yo frunzo el ceño.   “¿De qué hablas?” le pregunto.   “La chica tiene un enorme enamoramiento contigo, al igual que las otras que la precedieron, sólo que esta si parece tener neuronas en el cerebro, por lo que en el momento en el que te escuchó decir que ella no es tu tipo y que nunca te involucrarías con alguien como ella, pues simplemente parece haberse rendido y por eso ya no actúa tan dulce como antes,” él me explica y yo me quedo sin palabras por un momento.   Y entre todas las cosas que Jonathan acaba de decir, hay una que se me queda grabada en la mente: ¿Le gusto a Alice? ¿Será posible esto?   Quiero decir, ha pasado con las anteriores asistentes y esa era una de las razones principales por las que las terminaba despidiendo, se entretenían tanto con sus tontas fantasías sobre mí, que al final hacían todo mal, pero Alice no ha sido así, por el contrario, ella parece aprender rápido y a pesar de un par de errores, ha sido bastante eficiente, por lo que nunca sospeché que pudiera sentir algo por mí.   ¿Y si Jonathan está en lo correcto y la razón por la que Alice está actuando así es porque cree que no tiene ninguna posibilidad conmigo?   ¿Debería tratar de corregir el malentendido? Pero no, eso no me llevaría a ningún lado, no es prudente involucrarme con mi asistente, eso sólo terminaría en una situación muy complicada.   Aunque sí podría hacerle saber de forma sutil que lo que dije sobre ella no es cierto y sólo fue producto de la rabia que sentía en el momento, puede que funcione, y no es que esté tratando de darle falsas esperanzas a Alice ni nada por el estilo, simplemente quisiera que dejara de tratarme como un robot.   ------------------------------------------------------------------   Después de mi conversación con Jonathan, la cual terminó con un montón de burlas de él por mi situación y otro par de comentarios sobre Alice que me hicieron golpearlo con fuerza en el hombro y luego salir de la oficina mientras lo escuchaba reírse con ganas a mi espalda, decidí ir a buscarla con el pretexto de una cena de negocios, tal vez pueda lograr que se abra conmigo si estamos fuera de la oficina.   No obstante, cuando voy llegando a mi oficina nuevamente, veo a uno de los chicos del departamento de contabilidad invitando a Alice a un club con demás personas de la oficina después de que salgan de la fiesta de aniversario de la firma, la cual se realizará el próximo viernes aquí en la firma, aunque es un simple coctel, usualmente los empleados continúan la fiesta en algún club de la ciudad, al que nunca voy y este año no será la excepción, pues incluso Alice parece no muy segura de ir y le responde que lo pensará, lo cual, en vez de desanimar al tipo, lo emociona como si creyera que tiene una leve esperanza de lograr algo con ella si decide ir.   Con una mirada es suficiente para que el chico se levante de un salto del escritorio de Alice y después de despedirse rápidamente de ella, se apresura a volver al departamento de contabilidad; así que aprovecho la oportunidad para acercarme a ella.   “Alice, prepárate para salir en treinta minutos, iremos a cenar,” le digo con un tono amable pero firme.   “Ehhhh ¿Señor Pemberton?” ella me llama con dubitación cuando me estoy dirigiendo a mi oficina.   “¿Sí?” le respondo girándome hacia ella.   “No tiene ninguna otra cita programada para hoy,” ella me dice.   “Lo sé, sólo quiero ir a cenar,” le respondo encogiéndome de hombros y ella frunce los labios con un gesto de incertidumbre, como si no supiera bien qué responder ante eso.   “¿Y es absolutamente necesario que yo lo acompañe?” ella me pregunta y yo frunzo el ceño de inmediato.   “¿Por qué, ya tienes otros planes?” le pregunto en un tono ligero, más como una broma que otra cosa y me sorprendo cuando ella asiente con suavidad.   “De hecho, sí, como en su agenda no había nada más programado para hoy, pues pensé que no debía quedarme hasta tarde en la oficina e hice planes,” ella me responde con una expresión plana y sin emociones, y aunque yo trato de emular su expresión y parecer despreocupado por lo que acaba de decirme, no puedo esconder la molestia en mi voz cuando le respondo:   “Está bien, asegúrese de dejar todo en orden antes de irse,” le digo antes de dar media vuelta y entrar a mi oficina hecho una furia.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD