CAPÍTULO DOCE

1889 Words
DOMINIC   Vi a Alice irse en el auto de un sujeto extraño, del cual no alcancé a ver su rostro, pero por su atuendo y físico parecía joven, la rabia me consumió una vez más al igual que lo hizo anoche cuando ella pasó por mi lado prácticamente corriendo y por poco se choca conmigo, pero ni siquiera se paró a verificar o pedir disculpas pues estaba demasiado afanada por subirse al auto de un tipo que la estaba esperando.   Recuerdo que el cliente con el que iba caminando tuvo que llamar mi atención poniendo su mano en mi hombro, pues llevaba tiempo hablándome pero mi vista seguía clavada en el lugar en el que ella acababa de irse con un tipo desconocido para mí, aunque claro, apenas si la conozco a ella, por lo que es más que obvio que no conozca a su circulo de amigos, mucho menos teniendo en cuenta que ella parece bastante reservada con su vida privada, lo cual entiendo pues yo soy igual, pero no deja de ser frustrante escucharla repetir una y otra vez que ella no tiene novio, pero viendo lo fácil que es para ella atraer la atención masculina, es algo difícil de creer.   Ayer después de ver eso llegué a casa con muy mal humor y no pude probar más de dos bocados de la comida que mi ama de llaves había dejado lista en el horno, después de eso simplemente hice las cosas de forma automática sin siquiera fijarme muy bien, pues mis pensamientos estaban consumidos por esa imagen, y gracias a ello no pude dormir bien, por lo que hoy me desperté con la cabeza retumbando del dolor y un estado de ánimo aún peor que el de ayer, y aunque no era mi intención desquitarme con Alice de esa forma, lo hice y ahora me arrepiento de ello.   Sé que no tengo derecho a enojarme por quién la recoja a ella después del trabajo, o si tiene o no novio, pero no puedo evitar sentir molestia por el hecho de que ella siga mintiendo cuando se lo he preguntado varias veces, y fue aún peor cuando vi esa pequeña herida en su labio que ella trató de disimular con maquillaje, la sangre me hirvió y quería arrancarle la mano a quien sea que se haya atrevido a tocarla, no obstante, ella mintió de nuevo, y eso sólo hizo que mi mal humor aumentara considerablemente.   Y como consecuencia de esto terminé diciendo cosas de las que no estoy orgulloso pues ni siquiera son ciertas, la verdad es que Alice es bastante inteligente y ha demostrado ser muy eficiente en el trabajo también, además de que aunque siempre he preferido mujeres con el prototipo de Zara, Alice es simplemente la excepción a esa regla, no pienso que sea corriente, por el contrario, desde que la vi por primera vez cuando ella pasó por la puerta de mi oficina el día de su entrevista de trabajo, supe, sin lugar a dudas, que la de ella es una belleza fuera de este mundo; pero claro, mi estúpida boca tenía que decir lo contrario y sé con toda seguridad que ella lo escuchó todo.   Cuando salí de mi oficina junto con Zara, me sorprendió ver que Alice ya se había ido, normalmente mis asistentes se deben quedar hasta que yo me vaya y ella lo sabe, por lo que fue extraño al principio, pero luego entendí que eso sólo se aplica para cuando yo esté en una reunión de trabajo y esta no era una reunión de ese tipo, sin embargo no puedo evitar la leve molestia que me causó salir de mi oficina y no verla en su escritorio, en este poco tiempo ya me he acostumbrada a verla durante gran parte de mi día y a despedirme de ella por las noches.   Y fue peor cuando sentí una leve alegría al ver su cabello rojo ondeando con el aire nocturno, pero fue rápidamente reemplazada por molestia cuando la vi subir a ese auto de nuevo, sólo que esta vez estaba lo suficientemente cerca para verla darle un abrazo al tipo del carro y luego arrancaron de prisa, dejando mis ojos pegados a la parte trasera del viejo vehículo mientras escuchaba a Zara decir algo que no logré entender.   Llego a casa con una multitud de sentimientos revolviéndose en mi interior, mientras trato, en vano, de descifrar qué es exactamente lo que siento en este momento, pero no logro llegar a ninguna conclusión simplemente porque no tengo nada con qué compararlo, el día que casi peleo a golpes con el ahora novio de Zara, no fue por celos o porque sintiera algo romántico por ella, sino fue más bien cuestión de ego, no podía dejar que el chico se creyera superior a mí de alguna forma, además de que era bastante divertido verlo tan molesto porque ella me llamó a mí para que fuera a buscarla estando él a su lado todo ese tiempo.   Pero esto es diferente, esto no tiene nada que ver con mi ego porque ni siquiera conozco la persona por la que debería sentirme celoso o amenazado, no, esto va más allá de eso, pues independientemente del tipo de relación que Alice tenga con ese tipo, me molesta pensar que tiene alguna relación con alguien más, y por sobre todo, me enfurece que ella mienta al respecto, especialmente cuando esa relación podría ser potencialmente peligrosa para ella, teniendo en cuenta esa pequeña herida que le vi en sus labios y la forma tan tonta en la que ella mintió al respecto, puedo deducir sin dificultad que ella está en algún tipo de relación abusiva y eso me hace rabiar a niveles antes desconocidos para mí.   Y claro que todo esto sólo logra que pase una noche aún peor que la anterior, pues sólo doy vueltas en la cama por horas y cuando por fin logro dormir algo, sueño con Alice llorando sangre y huyendo de mí como si fuera la plaga, y luego reclamándome porque la traté de una forma horrible, pero al final cuando por fin estaba logrando sacar de mi boca las palabras que se hacen tan difíciles para mí y le estaba pidiendo disculpas, ella salió corriendo y se montó en ese estúpido auto viejo mientras yo gritaba su nombre hasta quedar sin voz.   Me desperté sobresaltado y con la clara convicción de hablar con ella hoy para pedirle disculpas por lo que dije ayer, así que me levanto de la cama y me voy a duchar inmediatamente para quitarme el sudor que cubre mi cuerpo por los horribles sueños, y después de un desayuno ligero, me dirijo a la oficina con la esperanza de que ella ya haya llegado y ver su bonito rostro que usualmente me saluda con una sonrisa brillante.   No obstante, cuando llego no la veo en su escritorio y mi corazón se hunde.   “Fue a buscar tu café,” Kim me dice cuando me ve mirando hacia el escritorio de Alice con el ceño fruncido, y yo solo asiento antes de entrar en mi oficina.   Aproximadamente cinco minutos después Alice toca la puerta levemente y después de que le digo que pase, ella entra trayendo la tasa de café en su mano y vistiendo un pantalón n***o, tacones negros y una blusa rosa claro que resalta su piel de porcelana; pero lo primero que noto no es eso, sino que ella evita mirarme a los ojos, su mirada se posa en cualquier otra parte menos en mí, y tan pronto como pone el café en mi escritorio, ella da media vuelta con la clara intención de irse, por lo que me apresuro a detenerla.   “Alice… quiero decir, señorita Coleman,” la llamo y ella se gira lentamente hacia mí con una expresión en el rostro que no deja entrevar ninguna emoción.   “¿Sí, señor Pemberton? ¿Necesitaba algo más?” ella me pregunta con un tono profesional pero distante.   “Sólo quería hablar contigo de un par de cosas, ¿podrías sentarte, por favor?” yo le pregunto y ella parece reacia a hacerlo, pero finalmente se sienta en la silla frente a mí y cruza una pierna por encima de la otra.   “Respecto de lo que ocurrió ayer, sólo quería decirte que siento mucho haber dicho eso, no representa en absoluto lo que pienso de ti como persona o como mujer, y de verdad siento si herí tus sentimientos,” le digo con un tono suave y ella inclina su cabeza hacia un lado con el ceño fruncido.   “No entiendo a qué se refiere,” ella me dice confundida y yo quedo sorprendido por un momento.   “Sé que escuchaste lo que estaba hablando ayer con Zara sobre ti,” le explico y ella sacude su cabeza levemente.   “Se equivoca señor Pemberton, nunca escucharía a escondidas, y mucho menos a mi jefe cuando está hablando con su novia, sería muy inapropiado,” ella me responde en un tono ligero como si no fuera la gran cosa y yo me confundo aún más.   “Pensé que habías escuchado algo,” mascullo, más para mí que para ella, pero ella alcanza a escucharme y responde.   “No, no escuché absolutamente nada, así que no tiene de qué preocuparse, lo que sea que piense usted de mí no es relevante a menos que eso interfiera con mis labores,” ella me dice de nuevo en su tono distante y profesional que suena tan extraño emanando de ella, quien usualmente es muy cordial y dulce.   “Vale, pues supongo que así es mejor entonces,” le digo no muy convencido de que este asunto se haya solucionado así de fácil, y tan pronto digo esto, ella se comienza a poner de pie, mientras dice:   “Bueno, si eso era todo, entonces regresaré a mi escritorio,”   “No, aún hay una cosa más que quisiera discutir contigo,” le digo y ella vuelve a sentarse con los labios ligeramente apretados, es claro que no se siente cómoda estando aquí.   “¿Sí?” ella responde con cautela.   “Respecto a la herida que tienes en el labio…” empiezo a decir y cuando veo que ella intenta argumentar algo, levanto la mano para detenerla y continúo hablando: “Y no intentes negar que es una herida porque hoy es más evidente que ayer a pesar del maquillaje, no voy a interrogarte nuevamente como ayer, ni te voy a juzgar por ello, sólo quiero que sepas que a lo largo de mi carrera he lidiado con muchos casos de abuso y maltrato, sé cómo es que empieza ese circulo de violencia, y desafortunadamente, también sé cómo terminan,” le digo y su mascara de neutralidad se cae por un momento mostrando una expresión sorprendida.   “No es abuso, es el clima,” ella masculla.   “Sólo quería decirte que no tienes por qué aguantar eso de ninguna persona sin importar quién sea esa persona en tu vida, y que si necesitas ayuda o asistencia de cualquier tipo, puedes acudir a mí en cualquier momento, sin importar la hora que sea,” le digo y ella parece aturdida por un momento, antes de asentir y salir de la oficina sin decir una sola palabra más.
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