CAPÍTULO SEÍS

1425 Words
ALICE   Una leve, pero consistente satisfacción se posa en mi interior cuando veo la cara de Dominic transformarse totalmente en el momento en que salgo vestida con un pequeño vestido n***o que tiene un escote en forma cuadrada el cual enmarca mis pechos de una forma magistral, sus ojos casi se salen de sus órbitas y esa, por alguna razón, es la reacción que estaba esperando, pues si él se sorprendió cuando me probé el primer vestido que era blanco y después le pidió a la vendedora cambiarlo por una talla más grande, sabía que su reacción no iba a ser diferente con este vestido, el cual escogí una talla menor a la que usualmente uso a propósito para ver qué tipo de reacción iba a tener él, y debo decir que no me decepcionó.   Sus ojos se desvían directamente a mis pechos y luego bajan hasta mis piernas las cuales quedan descubiertas desde un par de pulgadas arriba de las rodillas, sin embargo, él se pone de pie de repente y aunque en principio creo que le va a pedir a la vendedora unas tres tallas más de este vestido, lo que hace a continuación me sorprende aún más.   “Listo, eso es todo, nos llevaremos la ropa que ya se probó y la que tiene puesta,” él dice en un tono tenso y luego simplemente se dirige a la caja registradora para pagar mientras la vendedora lo sigue feliz, supongo que por haber logrado una gran comisión por esta venta.   Yo vuelvo a entrar al probador en un estado de trance, pues no tengo idea de qué acaba de pasar, pensé que él iba a reaccionar de otra forma y que iba a pedir que me cambiaran la talla del vestido, pues este claramente no es apropiado para ir a la oficina, sino como para ir a un club nocturno o algo parecido, ¿por qué el querría comprarme un vestido de este tipo? No es que me esté quejando pues nunca he tenido algo parecido, de hecho, nunca he ido a un bar o club nocturno de ningún tipo, George es bastante estricto y sobreprotector, así que rara vez permite que me quede por fuera de casa pasadas las diez de la noche.   Una vez salimos de la tienda de ropa, él está cargando la mayoría de las bolsas pues se negó a dejarme cargar ninguna, y esto es algo que no pasa desapercibido para las personas que se encuentran en el centro comercial, especialmente las mujeres, quienes después de mirarlo a él con deseo, me dirigen una mirada de envidia y algunas parecen miradas juzgonas, como si pensaran que soy algún tipo de cazafortunas explotando a este pobre hombre y obligándolo a comprarme ropa.   “Asumo que tampoco tienes una tienda favorita de zapatos, ¿verdad?” él me pregunta de repente y yo niego con la cabeza.   “Okey, entonces entraremos aquí, ve probándote algunos zapatos mientras voy al auto a guardar estas bolsas y ya regreso,” él me dice antes de dejarme frente a una lujosa tienda de zapatos y dar la vuelta para regresar al estacionamiento.   Cuando entro a la tienda soy completamente ignorada por las vendedoras quienes me dirigen miradas desdeñosas una vez se fijan en mis zapatos viejos y mi atuendo en general, desearía que Dominic me hubiese dejado con un par de bolsas de la otra tienda, la cual también era costosa, así al menos ellas no pensarían que no tengo cómo pagar esto, o aun peor, que entré aquí a robar o algo así.   Decido no prestarles mucha atención a las miradas desdeñosas de las vendedoras y simplemente empiezo a caminar alrededor de la tienda mirando zapatos mientras espero a que Dominic vuelva, pues estoy segura de que a él no lo van a ignorar sino todo lo contrario, probablemente se vayan a pelear por atenderlo, y mientras eso sucede, voy haciendo una lista mental de los zapatos que me van gustando y quisiera probarme.   No obstante, cuando han pasado quince minutos sin que Dominic regrese, me empiezo a cuestionar si de pronto olvidó la tienda en que me dejó y decido llamarlo al número que Kim me dio, después de los primeros timbres, él contesta el teléfono con un tono profesional:   “Hola, señor Pemberton, soy Alice,” le digo en voz baja.   “Oh, Alice, no tenía tu número guardado, ¿está todo bien?” él me pregunta cambiando el tono a uno más casual.   “Si, es que pensé que tal vez no recordaba la tienda en la que estaba y decidí llamar a confirmar,” yo le contesto.   “Oh no, si recuerdo la tienda, es sólo que pasé por otra tienda primero para comprar otra cosa, pero ya voy para allá, ¿ya escogiste los zapatos?” él me pregunta.   “Ehhhh, no me he medido ninguno todavía,” yo le respondo.   “¿Por qué? ¿Estás esperando a que regrese? No necesitas mi autorización, sólo escoge unos que sean adecuados,” él me dice.   “No, no es eso, es que…” digo dudando de si contarle la situación con las vendedoras, no quiero que piense que soy una blandita, “Me preguntaba si tal vez podemos ir a otra tienda, esta es un poco…” continúo, pero no sé bien qué palabra usar para describirla.   “Ya te dije que no te preocupes por el costo de las cosas, si tienes dudas por el pago, sólo digamos que la firma asumirá la mitad de los costos y tú pagas la otra mitad a cuotas como habíamos acordado,” él me dice.   “No, no es por el precio, es que…” empiezo a decir, cuando escucho unos tacones detrás de mí y luego una de las vendedoras me dice en un tono un tanto grosero.   “Mira, no creo que esta tienda se ajuste a tus preferencias, ¿por qué no mejor pruebas en la tienda departamental que está abajo? Mi jefe ya se está poniendo un tanto nervioso con tu presencia en la tienda, y aquí entre nosotras, realmente no creo que puedas pagar por unos zapatos aquí…” ella empieza a decirme y yo soy vagamente consciente de que Dominic está hablando al otro lado de la línea, pero no logro escuchar lo que dice.   “No, yo sí voy a comprar, sólo estaba mirando primero,” es todo lo que puedo decir.   “Linda, todos los días vemos chicas como tú que sólo vienen a mirar y no pueden comprar, y nosotros lo permitimos pues se vale soñar, ¿no? Pero ya llevas aquí mucho tiempo y es mejor que te vayas,” ella dice y yo siento una repentina punzada de rabia y tristeza, quiero gritarle tantas cosas, pero sé que lo mejor es simplemente salir de este horrible lugar.   Así que doy media vuelta para salir de la tienda y me choco de frente con Dominic quien está de pie con el rostro contorsionado por la ira, y una posición completamente rígida, mostrando toda su altura en una forma imponente y casi miedosa, él está mirando a la vendedora con cara de querer gritarla también, pero ella parece totalmente embelesada con él y de inmediato sonríe coquetamente y se dirige a su lado para intentar darle la bienvenida, sin embargo, él levanta la mano para indicarle que se calle y luego gira su cara hacia mí, pero antes de que pueda decir algo, la vendedora de forma atrevida dice:   “No se preocupe por ella señor, ya se iba,”   Pero Dominic la ignora completamente y cambiando su expresión de molestia a una de increíble dulzura, él me dice: “¿Ya escogiste algo que te gustara?”   La vendedora mira de uno al otro con la mandíbula casi tocando su pecho y parece haberse quedado sin palabras de pronto, así que, dirigiéndole una mirada asesina a ella, le respondo a Dominic: “No, de hecho, me estaban echando de la tienda justo antes de que volvieras,”   “No, yo no… hubo un malentendido…” ella intenta defenderse, pero Dominic simplemente le dice que llame a su supervisora pues no vamos a tratar más con ella, y después de que la supervisora se disculpa una y otra vez, nos asigna a un vendedor hombre quien empieza a atendernos de forma muy amable mientras la primera vendedora nos mira desde un rincón con pinta de querer desmayarse de la ira y la vergüenza.
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