Las leyes del amor, la lujuria y las mentiras

CAPÍTULO VEINTIOCHO

ALICE

No tengo idea por qué creí que la actitud de Dominic iba a durar poco tiempo y luego volvería a la normalidad, pero supongo que esto es ser normal para él, la forma en la que se comportaba conmigo antes parecía ser simplemente la excepción a la norma, pero ahora que lo rechacé sin ningún escrúpulo, ha vuelto a tratarme como a la inmensa mayoría de personas, con la excepción de su novia la señorita perfección, a quien sí la trata con amabilidad y gentileza, casi como si quisiera poner una alfombra roja y arrojar pétalos de rosa por el suelo que ella pisa.

Sé que es ridículo ponerme celosa por que él vea a su novia y futura madre de su bebé, pero no puedo evitar hacerlo cada vez que están juntos, y en estos últimos días ha sido bastante seguido, pues ella ha venido aquí en un par de ocasiones y él ha ido a la oficina de ella un par de veces también, odio cada vez que recibo la llamada de su asistente en la cual me informa que ella viene en camino o en la que me pregunta si Dominic va a ir a la oficina de ella, y en varias ocasiones he sentido la urgencia de decirle que no, o de inventar algún tipo de excusa, pero sé que eso sería aún más estúpido que sentir celos por una relación que existía antes de que yo entrara en la foto, y que seguramente seguirá existiendo mucho después de que yo me haya ido.

Así que sólo me queda cumplir con mi trabajo de la mejor forma en la que soy capaz a pesar de tener el corazón roto, por lo que debo también llenarme de valentía cada mañana antes de entrar en el edificio, para poder soportar lo que viene en el día, su saludo frío y su actitud distante, o el hecho de que ya no me pregunte cómo me voy a ir a casa o si quiero ir a almorzar con él, simplemente parece no importarle en absoluto lo que pase conmigo, en lo que a él respecta, podría simplemente ser atropellada por un auto en la entrada de la oficina y aún así me preguntaría a qué hora tendré el informe listo.

Y las cosas no son mejores en casa, George no para de molestarme para que le dé información sobre lo que hace Dominic, quiere saber a dónde va, con quién se reúne, qué sitios frecuenta y cuáles casos está manejando en el momento, yo trato de darle tan poca información como sea posible sin levantar sospechas de mi hermano y que después crea que lo estoy traicionando de alguna forma, pues eso sería sumamente grave.

“Sabrás cuándo parar, ¿no?” me dice George durante la cena.

“¿Qué? ¿parar? No entiendo de qué estás hablando,” le respondo confundida.

“Me refiero a que espero que sepas cuándo parar en tu jueguito con ese hijo de puta, podrás estar involucrada en esto y puede que tu trabajo sea seducirlo hasta tenerlo a tu merced, pero eso no implica que vayas a ir de zorra acostándote con él, ¿está entendido?” él me dice con un tono amenazante.

“¿Qué tan lejos propones que vaya? Después de todo me enviaste a seducirlo y no estoy diciendo con esto que quiera acostarme con él, pero quiero saber cómo podría seducirlo sin que pase nada entre nosotros,” yo le digo en un tono suave, tratando de no hacerlo rabiar.

George parece meditarlo por unos segundos y sé que mi pregunta le molesta tanto como a mí, después de todo lo último que querría cualquiera de nosotros sería estar discutiendo durante la cena acerca de qué tan lejos debo llegar con un hombre.

“Supongo que podrás besarlo y ya, pero no dejes que te toque,” él responde con un gesto molesto y luego se para de la mesa dejando la mitad de la cena en su plato, y se va para su habitación sin decir una palabra más.

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“¿Señorita Coleman?” Susan, la asistente de ella me llama y sé por su expresión que ha estado hablándome y yo no estaba prestando atención.

“Lo siento, estaba un poco distraída,” le respondo apenada.

“Oh no te preocupes, debes tener mucho trabajo últimamente, te estaba preguntando si querías algo de tomar o si te podía ayudar con algo más antes de irme,” ella me dice con su usual tono amable.

“No, no necesito nada más, muchas gracias,” yo le respondo y ella asiente con una sonrisa leve antes de empezar a alistar sus cosas.

“¿No tienes que esperar a que ella acabe de trabajar para irte?” le pregunto con curiosidad, pues no es la primera vez que veo a Susan irse antes de que su jefe acabe las reuniones.

“Algunas veces sí, cuando la señorita Arlington me lo pide, usualmente es cuando tiene reuniones con clientes, pero cuando no son reuniones particularmente de trabajo, como ésta con tu jefe, entonces puedo irme pues ella ya no me va a necesitar,” Susan me responde encogiéndose de hombros y yo asiento distraída nuevamente por el tono que ella usó al referirse a esta reunión entre nuestros jefes, como si implicara que están haciendo algo más que trabajar allí adentro.

Después de que Susan se va, me quedo completamente sola fuera de la oficina de la chica Arlington, moviendo mis pies con impaciencia y revisando mi reloj cada dos minutos, me gustaría no haberle preguntado eso último a Susan, pues ahora aparte de pensar en todo lo que ha estado pasando en casa, estoy pensando en qué estarán haciendo ellos dos adentro y en por qué yo sí debo esperar aquí afuera si esto no es una reunión de trabajo, debería poder irme a mi casa también, aunque esa perspectiva no me apetece mucho tampoco, y es aquí en donde desearía tener al menos una amiga con la que salir y poder escapar del caos que es mi vida.

La única amiga que tuve en la universidad fue mi compañera de habitación del primer año, pero ella se transfirió a otra universidad a mitad del segundo año para poder irse a vivir con su novio y ya no volví a hablar con ella, pues nunca he sido buena para las r************* y esa parece ser la única forma de mantenerse en contacto con las personas ahora, dios, qué desastre es mi vida.

El ruido de la puerta de la oficina al abrirse me sobresalta y me pongo de pie casi de un salto, mientras observo a Dominic salir riendo acompañado de ella, los dos vienen cuchicheando como si se estuvieran contando los secretos más importantes del universo, y cuando creo que la horrible sensación que se posa en mi estómago cada vez que los veo juntos no se podría poner peor, ellos se abrazan mientras él le susurra algo al oído y yo siento como si alguien estuviese arrancando pedacitos de mi corazón con una pinza pequeña.

Y antes de que ellos rompan su abrazo, un ruido me alerta sobre la presencia de alguien más y veo al mismo chico alto y rubio que estaba en la sala de espera del hospital y cuya actitud con Dominic me pareció sospechosa, por lo que no me sorprende la expresión de confusión y luego rabia que veo cruzar por su rostro cuando él observa la escena frente a nosotros, parece tanto o más dolido que yo y eso de inmediato enciende las alarmas en mi mente, ¿estará Dominic en alguna clase de triangulo amoroso? Y ¿quién es este chico? Tendré que pedirle a George que averigüe más sobre él, aunque no sé si sea buena idea darle tanta información, la curiosidad vence al sentido de preservación y me decido a contarle a mi hermano sobre esto tan pronto como llegue a casa.