−¿Y después viajaba con él?− preguntó Darius. −Visité muchos lugares del mundo− admitió Titania−. Por eso es que pienso que no me resultará muy difícil aprender su idioma. −Empezaremos las clases mañana− prometió el ayuda de campo—. Y, por supuesto, seré un maestro muy exigente. Tendrá que trabajar muy duro si desea hablar mi lengua con fluidez cuando lleguemos a Velidos. Titania comprendió que estaba bromeando. Tal vez pensaba que era imposible que ella pudiera aprender un idioma en tan corto espacio de tiempo. Eso la hizo sentirse más decidida en su empeño. Fue muy molesto no encontrar, ningún libro en velidoso en la biblioteca de su tío. Ahora, miró hacia el mar, donde la luz de la luna bañaba de plata el agua. La noche tenía un encanto que era difícil poner en palabras. No pens