Esteban mantuvo una mirada dura, su rostro imperturbable ante la confusión y el desconcierto de Victoria.
—No permitiré que interfieras más en los planes de la familia, Victoria. Ya has causado suficiente daño —dijo Esteban con firmeza.
El señor Solís se dio media vuelta y salió junto con todos los presentes, preocupados por la salud de Zoé.
Victoria se quedó en la Mansión completamente sola.
Con la salida de Esteban y los demás, la Mansión Aguirre quedó envuelta en un silencio pesado.
Victoria se encontraba sola en medio de la grandiosidad de la casa, pero la soledad que sentía en ese momento eclipsaba cualquier sensación de lujo.
Se dejó caer en uno de los sillones de la sala, sintiendo el peso abrumador de la situación.
Su mente estaba llena de preguntas sin respuestas, y el deseo de entender lo que realmente estaba sucediendo la consumía.
La sala, que antes irradiaba elegancia y comodidad, ahora parecía un escenario de confusión y tristeza. Victoria miró a su alrededor, buscando respuestas en los rincones familiares de la mansión.
La puerta se cerró con un susurro, dejándola sola en el silencio. Las lágrimas que había estado conteniendo comenzaron a emerger, y Victoria se permitió sentir la profundidad de la desesperación que la envolvía.
Desde que había nacido no recordaba un solo momento de dicha junto a su familia. Todos eran tan ausentes respecto a sus sentimientos o lo que necesitaba.
Muchas veces se preguntó si era posible que hubiera nacido en la familia equivocada. Luego del matrimonio con Oliver, las cosas fueron mucho peores.
El ser tratada como ser humano no era una opción para Victoria. Ella soñó todo este tiempo, lo que sería casarse con aquel chico que la salvó en el bosque cuando se perdió.
Cuando logró encontrar a Oliver, parecía que sus sueños se harían efectivos hasta que su corazón fue golpeado con la realidad. Oliver no la amaba a ella, sino a Zoé, su hermana.
Su matrimonio fue creado con el fin de ayudar a la Familia Solís a salir de la bancarrota que estaban pasando en ese momento.
Con una familia tan poderosa que los avalara como los Aguirre, era imposible que el Grupo Solís no saliera a flote.
Victoria solo aceptó al saber que su hermana había fallecido al pasar por aquel suceso que marcó su vida para siempre.
Ella no quería ser el remplazo de Zoé, pero creyó que tal vez podría lograr con paciencia y mucha dedicación que Oliver la viera de forma diferente.
Recordaba cómo de niños, Oliver la cuidó por dos días mientras se encontraban en aquella cabaña, atrapados por la tormenta de nieve.
Cómo la cuidó al estar enferma por un fuerte resfriado y cómo a pesar de que estuvo casi inconsciente por ese tiempo, Victoria consiguió atesorar cada facción de su rostro.
Sus ojos que a pesar de que hoy no miraban igual, podía jurar que eran los mismos.
Victoria aún tarareaba aquella canción que Oliver cantó al quedarse en vela la noche entera por ella.
Suponía que al tararear aquella canción, Oliver podría recordarla, pero eso jamás pasó.
Si no hubiera sido por él, estaba segura de que no habría podido sobrevivir en aquella ocasión.
Le debía tanto a Oliver que fue por eso que aceptó cada uno de sus insultos. Aceptó cada una de sus groserías y humillaciones.
Victoria le estaba pagando con su dignidad el que le salvara la vida y sin que supiera quién era ella en verdad.
El pasado de Victoria se entrelazaba con la trama complicada de la familia Aguirre y Solís. Mientras se sumergía en sus recuerdos, las lágrimas seguían surcando su rostro en la silenciosa mansión.
Mientras tarareaba la canción que Oliver le dedicó en el pasado, Victoria se aferraba a esos momentos de conexión y humanidad que compartieron.
A pesar de todo, seguía guardando un rincón en su corazón para aquel chico que la salvó en la tormenta de nieve.
Mientras tanto, en el hospital, Zoé recibía atención médica urgente. La herida en su pierna había sido atendida, y los médicos evaluaban la gravedad de la situación.
Oliver esperaba con impaciencia en la sala de espera, su mente dividida entre la preocupación por Zoé y el enojo por lo que acababa de presenciar en la mansión.
Estaba claro que Victoria no sabía encontrar sus límites. Tenía que ponerle un alto antes de que pudiera hacerle daño de nuevo a Zoé.
Oliver recibió la noticia de que Zoé estaba fuera de peligro, pero aún necesitaría tiempo para recuperarse completamente.
Con un suspiro de alivio, se preparó para enfrentar la confrontación pendiente con Victoria.
—Necesito que lleves a Victoria a la casa del este, iré enseguida para allá. —Oliver le llamó a su chofer.
Carlos escuchó las órdenes de su jefe y enseguida asintió ante la petición.
Zoé despertó lentamente al escuchar la conversación de Oliver al teléfono.
—¿Qué pasa? —dijo Zoé.
—Zoé, estás despierta. —La voz de Oliver reflejaba alivio mientras se acercaba a la cama.
—¿Qué está pasando? —Zoé preguntó, notando la tensión en el rostro de Oliver. Trató de moverse un poco, pero el vendaje en su pierna se lo impidió.
—No te preocupes, estás fuera de peligro, pero necesitarás tiempo para recuperarte completamente. —Oliver intentó sonreír para reconfortar a Zoé, pero la preocupación aún se reflejaba en sus ojos.
—¿Qué pasa con Victoria?
—No dejaré que vuelva a acercarse a ti. Ella pagará todo lo que te ha hecho.
Una pequeña sonrisa casi se escapa por la comisura de los labios de Zoé.
Que Oliver se vengara de Victoria era lo que más deseaba.
«Pobrecita Victoria, ni con todo el tiempo pudo quitarme a Oliver. Al contrario de eso, él la odia con toda su alma». Pensó Zoé.
—Oliver…
—No te preocupes por nada, solo recupérate. Vendré a verte más tarde.
—¿Te divorciarás de ella?
—Claro que sí, y así podremos casarnos.
Esta vez, Zoé sí sonrió y apretó con fuerza la mano de Oliver.
Oliver sintió una opresión en el pecho al decir esas palabras, y la incógnita de por qué se sentía así volvía a surgir en su mente.
La habitación del hospital se llenó de una mezcla de emociones intensas.
Mientras Zoé procesaba la noticia de que Oliver estaba dispuesto a enfrentar la situación con Victoria y tomar medidas drásticas, una sensación de alivio y satisfacción se apoderó de ella.
La promesa de Oliver de divorciarse de Victoria y la posibilidad de un futuro juntos la reconfortaron en medio de la convalecencia.
Sin embargo, Oliver no podía dejar de sentirse extraño.
La decisión de divorciarse de Victoria no solo estaba impulsada por la protección de Zoé, sino que también dejaba al descubierto un conflicto interno en su corazón.
La incertidumbre sobre sus propios sentimientos y la razón detrás de su conexión con Victoria seguían rondando en su mente.
Estaba totalmente cegado ante la posibilidad de que él pudiera sentir afecto hacia Victoria, era casi irreal.
El camino hacia la casa del este era un trayecto familiar para Oliver, pero en ese momento, cada paso estaba cargado de una tensión palpable.
Mientras se dirigía hacia su destino, las sombras de los árboles y la oscuridad de la noche parecían reflejar la complejidad de sus propios pensamientos.
Estaba decidido a confrontar a Victoria, a poner fin a un matrimonio que no tenía fundamento emocional.
Sin embargo, en el fondo de su mente, la idea de que pudiera sentir algo más por ella lo desconcertaba.
La relación con Victoria era un enigma, y la posibilidad de que hubiera desarrollado afecto hacia ella, incluso sin darse cuenta, era difícil de aceptar.
La casa del este se erguía imponente en la distancia, una estructura majestuosa que ocultaba más secretos de los que Oliver estaba dispuesto a admitir.
Solo unos pocos conocían su existencia, lo que la convertía en el escenario perfecto para lo que tenía planeado.
Al llegar, Oliver se detuvo frente a la entrada, observando la casa con una mezcla de determinación y ansiedad.
Con un suspiro profundo, Oliver ingresó a la casa del este, preparado para enfrentar a Victoria.
Carlos lo recibió a la entrada con una reverencia.
—¿Dónde está? —Era obvio por quien preguntaba.
—La señora Aguirre está arriba en la habitación principal. La detuve cuando estaba a punto de huir de la Mansión Aguirre.
Los ojos de Oliver se intensificaron ante las palabras de su chofer.
¿Victoria iba a escapar? ¿Incluso lo iba a hacer antes de firmar los papeles de divorcio?
¿Estaba planeando no darle el divorcio y dejarlo atrapado en este matrimonio como castigo a su rechazo?
Oliver se odiaba así mismo al pensar que podía llegar a perdonar a Victoria si ella prometía redimirse con Zoé.
La revelación de que Victoria estaba a punto de huir agitó las emociones de Oliver, creando una mezcla de ira, confusión y autorreflexión.
Se apresuró escaleras arriba hacia la habitación principal.
Al entrar, Oliver encontró a Victoria sentada en la cama con una maleta a su lado. Era más que evidente que estaba planeando huir.