Mi semana de trabajo casi termina, hoy viernes el lugar estará muchísimo más movido que otros días, como es fin de semana, muchas personan asisten para comenzar con sus celebraciones. Mi mañana paso rápida en casa, mi mamá sabe que algo me pasa, pero trato de tranquilizarla diciéndole que todo está bien, que solamente he estado muy cansada ya que el restaurante se está haciendo cada vez más popular y hay más personas que atender, sé que no la convenzo mucho, pero por lo menos me deja tranquila, y es que desde el último encuentro con el Señor Silva, he estado muy distante, distraída y todo me sobre salta, y no es para menos, ese señor me tiene con los nervios de punta, y él lo sabe, pero por algún motivo me ha dejado tranquila esta semana, y que no piense que me he gastado el dinero que me dio, pues no, lo tengo bien guardado debajo de mi cama, sé que en algún momento le daré un uso útil, pero en su contra.
-Rou Hija, apúrate que se te hará tarde-
-Lo sé mamá, ya casi estoy lista para irme- como hoy es viernes, y es mi último día de trabajo ya que mis fines de semana son libres, estoy guardando un cambio de ropa en mi bolso, ya que mis compañeros de trabajo y yo quedamos en salir luego de terminar nuestro turno.
-¡Si no sales ya, vas a llegar tarde mujer!- salgo corriendo de mi cuarto, le doy un beso a mi madre de despedida, y me despido de mi papá pegándole un grito, ya que está en el baño, les grito que los amo y salgo disparada hacia la parada de buses.
Ya cuando estoy por llegar a mi trabajo, veo un carro estacionado que reconozco de lejos, es el carro de Demitan y no sé porque me siento feliz de saber que está allí. Voy a paso rápido, entro al lugar y me quedo sin palabras por un momento, eso siempre me pasa cuando llego, ya que el lugar es realmente elegante, moderno y hermoso, pero con un toque jovial, cool y casual. Tengo cuatro meses trabajando aquí y no me acostumbro aún a lo bello de este sitio, todo es tan pulcro, brillante y limpio, de verdad que mi Jefe tiene buen gusto y sabe cómo levantar un negocio, claro, ignorando la parte donde es un cerdo.
Saludo a todos rápidamente y voy a mi casillero a guardar mis cosas, me acomodo el cabello dentro de la gorra, me retoco el maquillaje, me rocío perfume nuevamente y dispongo de mi mejor actitud para salir a atender personas y ganarme así buenas propinas.
Cuando ya llevo más o menos una hora trabajando, estoy secando unos vasos dentro de la barra, y siento que mi teléfono vibra en mi bolsillo, discretamente lo saco, ya que no tengo permitido hacerlo, al menos que sea una emergencia, y veo un número desconocido llamándome
-¿Si, Diga? -contesto dudosa porque ni idea de quién es.
-Oye, eso sí que dolió, pensé que ya habías guardado mi número- no puede ser, es Damián, pero ¡¿qué hace llamándome si está aquí mismo?!
-¡Damián, de veras que lo siento, perdón pero es que he estado muy ocupada!- respondo con una pequeña risa, la verdad es que no miento, si he estado ocupada, pero con todo esto del abusador de Silva, se me olvidó guardar su número, y entre tantas llamadas que recibí a la semana, se me olvidó cual era.
-Tranquila Rou, no soy frágil y entiendo, solo quería decirte que te ves hermosa a través de la pantalla secando esos vasos, pero déjalos tranquilos, que parece que los quieres asesinar- ok ¿acaso me está acosando también? dicho eso comienza a reírse.
-¿Acaso me acosas?- ahora hablo mirando directamente hacía la cámara -Porque de ser así, pues déjame decirte Damián que ya estás descartado de mis amigos- sé que sonó muy a la defensiva, pero no puedo lidiar con eso ahora si se va poner en ese plan.
-Tranquila Rou, solo juego contigo, y si te veo por las cámaras, es porque estoy revisando el sistema, ya que tengo una empresa de seguridad, y Silva es un cliente mío y por eso estoy acá- me siento mal, creo que después de lo que me pasó, desconfío hasta de mi propia sombra.
-Damián discúlpame, he estado un poco estresada, no fue mi intención acusarte-
-Tranquila Rou, voy a ignorar esa parte porque no quiero discutir contigo, además es en serio que te ves hermosa, deberías de ser modelo-
. ¡Y tú deberías dejarme hacer mi trabajo! si el Señor Silva me ve hablando por teléfono, me puede despedir-
-No lo creo, le pregunte por ti, y me dijo que te tenía mucho aprecio- me quedo muda, fría y sin saber que decir, siento una furia queriendo salir de mi interior.
-Damián, te exijo que si quieres saber algo de mí pregúntamelo solamente a mí y a nadie más, además debo de seguir trabajando, hablamos luego-d icho eso, cuelgo la llamada y salgo de la barra hacia el baño. Me echo agua en la nuca, siento mi cara caliente, sé que Damián no tiene la culpa de nada, pero me hierve la sangre saber que el cerdo de mi jefe me tiene "mucho aprecio" si él supiera cual es el aprecio que me tiene el energúmeno ese, que solamente me quiere violar, ultrajar y tenerme en su cama, que me considera un objeto s****l y además de eso, me paga, como si yo fuera si V.I.P eso es lo que más me hace querer explotar, porque no puedo hacer nada legal para hundirlo, por los momentos con que guarde distancia con él es suficiente, ya después me las arreglaré, porque algo que si me caracteriza, es que soy impulsiva, y sé que últimamente me he quedado de piedra, y sé que es por el miedo que me da, el cual tengo yo que romper, y sé que lo lograré, solamente allí en la distancia lo analizo y lo estudio, como un león queriéndose comer a su presa, pero de la manera más cruel, así analizo yo a Silva, esperando el momento indicado para atacar.
Nuevamente salgo hacer mi trabajo, no me he topado con Damián, y eso que sigo viendo su carro allí afuera, al parecer está muy ocupado, y gracias al cielo porque no sabría cómo disculparme por mi comportamiento de hace rato. Cuando por fin me toca salir a atender hacia las mesas que están en la terraza lo veo, esta con unos lentes puestos, que por cierto le quedan muy bien, su cabello un poco despeinado pero con estilo, lleva puesto una camisa blanca con los dos botones de arriba desabrochados, una chaqueta que me parece es cuero original, o una imitación muy buena, un jeans n***o, y un reloj muy lujoso en su mano derecha. Cuando me ve, se quita sus lentes para hacer contacto visual conmigo.
-Quiero disculparme por lo de hace un momento Rou- Es lo primero que me dice cuando me acerco a su mesa a recoger las cosas que tiene allí.
Damián, no es necesario, discúlpame tu a mí, sé que te corte la llamada y te hable molesta, pero la verdad no me gusta que personas que acaba de conocer, anden buscando información acerca de mi- me mira, me mira y luego asiente.
-te dije que podíamos ser amigos, tienes mi número de w******p, si deseas saber algo sobre mí, simplemente pregúntame- le respondo son una sonrisa para darle a entender que se me paso mi enojo.
-Tienes Razón Rou, fue imprudente de mi parte preguntarle por ti a tu jefe, y disculpa por no haber escrito antes, tuve una semana muy ocupada-
-Por lo menos en algo estamos a mano- los dos no reímos de eso, él se le olvidó escribir, y a mí de guardar su número en mis contactos.
-Quise esperarte a que salieras, ya estaba dándome por vencido- se ríe nervioso --pero quise despedirme de ti personalmente Rou- me mira con una sonrisa, y no miento cuando digo que este hombre me está haciendo sentir cosas en mi corazón, pues lo poco que lo conozco, ya me cae bien, y lo estoy comenzando a apreciar.
-Gracias Damián, pero no era necesario- le hago un gesto con la mano que tengo desocupada, luego de eso, él se levanta de su puesto, se me acerca y me toma la mano para dejar allí un beso mientras me mira, mi cara debe de estar roja como tomate, y sonrío un tanto nerviosa, menos mal que la terraza está un poco vacía, y cada quien anda en lo suyo.
-Nos vemos luego Rou, que tengas una feliz tarde- me sonríe, suelta mi mano y se va sin darme chance a despedirme de él, miro para ambos lados y puedo mirar al señor Silva de brazos cruzados mirándome con una cara que no logro distinguir, inmediatamente mi sonrisa se borra, y lo miro con cara de pocos amigos, ya poco a poco le voy perdiendo ese miedo, le doy la espalda y sigo con mi trabajo.
Nuestro horario de trabajo terminó hace una hora, todos estamos sentados descansado, y planificado para donde nos iremos, ya las chicas y yo estamos cambiadas de atuendo, todas se ven hermosas, yo me puse un pantalón corte alto color n***o, con una botas del mismo color, una camiseta blanca metida por dentro, combinada con una chaqueta de jeans con un estilo desgastado, manga larga y un poco ancha, me solté mi cabello n***o, y me hice unas ondas hermosas con la ayuda de mi rizadora que ya traía desde casa, me coloque de accesorios unas argollas doradas, con una cadena sencilla del mismo color con la inicial de mi nombre súper pequeña. Mi maquillaje retocado, esta vez con pestañas postizas para dar un toque más dramático a mi mirada y para finalizar mis labios pintados de un hermoso rojo carmesí. Los muchachos no se quedan atrás, están igual de guapos, parecen muñequitos de tortas con sus corbatas y chaquetas y a pesar del poco tiempo que tengo trabajando aquí, me acople muy rápido a ellos, todos me caen bien, y con todos me las llevo bien, nadie se propasa con nadie y todos nos respetamos y cuidamos mutuamente las espaldas con respecto a nuestro jefe.
Mi jefe, el querido Señor Silva sale de su oficina y lo primero que hace es lanzarme una mirada, se queda por un momento extrañado por como luzco, y luego su mirada se enciende, siento mis manos sudar y estoy rogando que no me llame a su oficina, ya sería la segunda vez esta semana y no sabría cómo lidiar con mis compañeras, se despide de todos nosotros, no sin antes preguntarnos que para donde vamos tan arreglados, sé que quiere sacar información y estoy rogando que ninguno diga algo.
-Nos vamos a celebrar mi querido jefe, la noche es joven y nosotros también- ese es Cristian, uno de los chefs, y el que comenzó desde cero en este lugar, es el que tiene más confianza con nuestro jefe y por eso le habla de esa manera tan relajada, Silva ríe y le guiña un ojo, le palmea la espalda y sigue su camino. Yo por mi parte suelto el aire que tenía retenido lentamente, pues no me conviene que mis compañeros vean que me pongo nerviosa. El señor Silva sale hacia su auto, y nosotros hacemos lo mismo pero en el de nuestros compañeros, gracias a Dios que cada uno tiene, nos dividimos en grupos y a mí me toca irme con Cristian y Ale en la parte de atrás.
-Cris, donde se vayan a quedar, me dejas un w******p, tal vez me pase por allí para pasar un rato con ustedes- Ese fue Silva, guiñándole un ojo a Cristian, se sube a su auto y arranca, Cristian se ríe y niega con la cabeza, yo por mi parte me quedo en silencio mirándolo marchar, pues sé que lo hace para intimidarme, pero no lo logrará, no va a arruinarme mi salida esta noche.
Ya después de dar tantas vueltas, conseguimos un lugar donde pasar la noche, es un bar bastante exclusivo de la ciudad, acá tengo entendido que vienen muchas personas de dinero, nosotros no somos millonarios, pero gracias a que los chicos son chefs reconocidos en el medio, nos dejaron pasar, ellos han trabajado anteriormente con los dueños de negocios de este tipo, y ha quedado una amistad de por medio, y eso nos ayuda a nosotros poder entrar sin hacer la cola y sin tener que ser millonarios.