Isabella. Intenta poner una sonrisa en su cara mientras toda la gente del supermercado y los trabajadores nos dan sus felicitaciones y buenos deseos por nuestro "compromiso", yo feliz y risueña les agradezco de todo corazón pero por dentro me muero de la risa y el regocijo por el pelotudo de Joshua que creía que todo por arrodillarse frente a personas iba a remendar todas las mierdas que me hizo, cuando salimos del súper sin nada obvio, me planteo de tirar las flores en la cara, pero no tienen la culpa y son muy hermosas que no vale la pena tirarlas por un enojo, así que decido conservarlas. Llegamos a su casa en silencio, nadie habla, hasta pareciera que ni respiráramos, es todo muy incómodo, encima que los nenes festejan peor, se imaginan la fiesta y yo caminando con un vestido gigant