Joshua.
Casi no puedo dormir de la emoción por mi hijo recién nacido y por la oportunidad que Isa me dio, sé que la vamos a remar mucho porque hay dudas y rencores y debemos superarlos, y si realmente nos amamos lo vamos a lograr, vamos a volver a sentirnos como cuando estábamos en el contrato, la pasábamos muy bien, tanto que llegó el punto en que sentía que éramos una familia y cada vez que debía irse si que lo sufría, como condenado lo sufría. Cuando al fin llega la mañana agarro un par de cosas que Isa me pidió, como pantuflas que nos olvidamos y una manta para ella, paso por unas flores y voy a la clínica en donde no me dejaron quedar y no sé porque, si está sola en la sala.
—Buenas. —abro despacio y miro sonriendo—. ¿Cómo estas?.
—Bien... Mira, ven a verlo, está menos hinchadito.
