CAPITULO XXIII. Esperanza

1063 Words
SAMUEL ¡Viajar con la eminencia ha sido lo mejor que me ha pasado en la vida! Es un señor muy culto y educado, y he aprendido mucho de él en cuanto a leyes, ésto me servirá de mucho para mi futuro, ya que, no sé si ya lo sepas, pero estudio una carrera en línea, estoy cursando el segundo semestre en Derecho. Además, creo que los trajes me van bien. FERNANDO Cuando pensé que me había quedado completamente solo, una persona me ha devuelto la fe, la señorita Luna. Una carta escrita de su puño y letra llega a mis manos esta mañana. Sus palabras son muy... reconfortantes: "Señor Rivera, vi su foto de recluso en una revista y déjeme decirle que ese uniforme le hace ver aún más sexy. — Eso me roba una sonrisa sin darme cuenta — No se preocupe por nada, no permitiré que nuestros negocios se vengan abajo por esas acusaciones tan falsas en su contra y mucho menos dejaré que sigan enlodando su nombre. Alguien que coje como usted no puede ser culpable de un homicidio, por ello le he contratado al mejor abogado del país y estoy segura que entre su amigo Andrés y el licenciado Vega, lograrán sacarlo de allí antes de que se cumplan los veinte años. — sarcástica como siempre — Ande con la frente en alto que le estaré esperando afuera para repetir lo que ya sabe y no se despida de su uniforme de presidiario, lo hacer ver muy sexy y me muero por quitárselo yo misma. ATTE: LV" La sonrisa que me sacó la carta de la señorita Luna, no se me ha quitado en todo el día ni siquiera con las actitudes molestas de mis compañeros, ahora tengo una razón para conservar mi fe y estoy seguro que ella logrará lo imposible, demostrar mi inocencia. Sus palabras retumban en mi cabeza, ¿de verdad cree que me veo sexy con este horrible uniforme?, ¿o será otro de sus sarcasmos? Sea como sea, ha logrado reavivar el fuego dentro de mí. Además, su empeño en ayudarme en los negocios me tranquiliza, llevo días pensando que me quedaré en la ruina total, no es que el dinero me importe mucho, pero ha sido el trabajo de toda mi vida y ahora está yéndose por la borda y difícilmente, me recuperaré. JOAQUÍN La rubia me dejó un mensaje, dice que quiere verme, pero, obviamente, me niego a hacerlo, aunque debo verla, ya que me ha enviado una foto de ella y yo besándonos en el antro, si esto llega a ojos de mi esposa, ¡será una catástrofe! ¡ No puedo permitirlo! ¿Qué hago? Estoy entre la espada y la pared. ANDRÉS Ha pasado tiempo desde que el licenciado Vega y yo comenzamos a trabajar juntos y no hemos encontrado nada aún, no sé cómo hace él para no desesperarse, yo ya no tengo ideas, mientras que él insiste en que pronto aparecerá algo a favor, supongo que por esa perseverancia es que ha llegado tan lejos, aprenderé de él tanto como pueda. SAMUEL La señorita Luna ha seguido en reposo durante meses, puedo darme cuenta de lo desesperada que está por ver al señor Rivera, me he dado a la tarea de llevarle sus cartas y me encanta ver cómo sonríe cuando le entrego la contestación, aún no le dice que está esperando un hijo suyo y a pesar de que él cada día me pregunta la razón por la que ella no lo visita, yo no puedo decirle nada, pues ella me hizo jurarle que guardaría silencio. Todo ha pasado tan rápido que no he tenido tiempo de hablarle de mis sentimientos, trato de mantenerme ocupado para no pensar en ellos, pues, cada día me convenzo más de que nunca podrá verme como yo la veo a ella y no quiero que nuestra relación de amistad se dañe sólo por no haberme callado. Supongo que ser mujeriego es mi destino, ¿qué otra cosa puedo hacer? LUNA Faltan solamente dos meses para que mi bebé nazca, ha sido un periodo lleno de muchas emociones, mi familia vetó por completo al señor Rivera, lo que me impide revelar el nombre del padre de mi hijo, aunque Joaquín tiene sus sospechas no se ha atrevido a preguntarme, quizá tiene miedo de la respuesta y ha preferido callar, hace bien. Mañana veré al ginecólogo para saber cómo siguen mi placenta y mi bebé, no he querido que me revelen su sexo, pues quiero que sea sorpresa, sinceramente espero que ya todo esté bien, necesito ver al señor Rivera y estoy desesperada, pronto será su juicio y tenemos que acompañarlo, ahora somos lo único que tiene. VICTORINO El juicio de mi cliente será pronto y no hay mucho qué hacer, realmente es un caso muy difícil, el bar en el que él bebió la noche del deceso fue clausurado hace meses y sus dueños huyeron, hemos intentado entrar para buscar evidencias pero no nos han permitido hacerlo ya que hay una investigación en curso sobre varios delitos, pero logré conseguir fotos que tomaron los peritos para sus investigaciones, mañana iremos a recogerlas, ¡espero encontrar algo a favor! La señorita Luna ha seguido al pendiente de todo, es una gran aportadora a la causa, pues, ha pagado todos mis gastos y los de Andrés, la perseverancia que he mantenido hasta hoy, ha sido sólo por ella, pues me inspira mucho escucharla hablar sobre él. Sólo nos queda esperar. FERNANDO Han sido meses de estar en este lugar y ya he perdido peso, no he conseguido dormir bien y comienzo a sentirme enfermo, no sé qué será de mí si el juicio vuelve a fallar en mi contra. Espero ansioso las cartas de la señorita Luna, aunque me preocupa que no ha venido a verme, quizá no desee conocer un lugar como este, ¿y quién sí? La entiendo y tampoco quiero que se exponga a las revisiones que hacen los guardias ni a las faltas de respeto de mis compañeros. Me preocupa que Luna cometa una locura en el intento de sacarme de aquí, como revelar que fuimos amantes, obviamente, no me interesa lo que se diga de mí, pues ya se ha dicho de todo, pero no me gustaría que su nombre anduviera en boca de todos ensuciando su reputación.
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