FERNANDO Ya es hora de marcharnos del restaurante, Giselle, mis suegros y yo ya estamos exhaustos y sólo queremos llegar al hotel, no cabe duda que la edad cobra factura, a veces extraño tener 25 años y toda esa energía que emana la juventud, no es melancolía ni crisis existencial, solo que alcancé a escuchar a Luna decir que la noche es joven y los antros esperan por ella, de seguro está pensando en emborracharse, aunque ya tuvo su dosis de sexo en el tocador del restaurante, ¿será que no le fue suficiente? Realmente esa mujer es insaciable, ¿Será esa la señal para indicarle a su acompañante que deben pasar la noche juntos teniendo sexo desenfrenado? Debo dejar de pensar de ésta manera o terminaré enloquecido. LUNA ¡Quiero salir a divertirme! ¡Quiero bailar! Quiero festejar que pude ma