CAPITULO XXVI. Parto anticipado

1035 Words
VICTORINO El juicio del señor Rivera ha comenzado, lo que encontramos en las fotos es crucial para este día, espero concluir pronto mi trabajo aquí. La señorita Villanueva es una dama muy peculiar, elegante, inteligente y educada, mi defendido tiene mucha suerte de contar con ella, ya quisiera yo estar en su lugar. ANDRÉS ¡Qué nervios! Me siento como la primera vez que defendí a alguien, con la diferencia de ahora se trata de mi mejor y único amigo, la señorita Luna nos matará si no lo logramos. LUNA El juicio ya va a comenzar, estoy en primera fila esperando el momento en que el señor Rivera sea declarado como inocente de todos los cargos, ¡no puedo esperar más! Samuel y Joaquín están a mi lado apoyándome, aunque no me tienen tan contenta, ya que aún, no me han contado nada acerca de las rubias, en cuanto salga de aquí, haré lo necesario para salvar a mi hermano de esa chantajista. ¡Oh, oh! ¡Creo que tengo contracciones! ¡No, no puede ser!, aún faltan dos meses y el médico me dijo que todo estaba en perfectas condiciones, deben ser los nervios. El señor Rivera ha llegado custiodado, ¿cómo pueden tratarlo así? ¡Si es un pan de Dios! Debo permanecer tranquila. Sus ex suegros están del otro lado, me miran como si me mataran con la vista, me parecen tan odiosos, tal como era su hija, pero no se saldrán con la suya, yo no permitiré que lo hundan. — Trata de calmarte — me dice Joaquín — Te trae un agua — comenta Samuel entregándone una botella, la bebo con desesperación y continúo en silencio El juez ha comenzado a hablar, mi atención está puesta en el juicio, pero... ¡ay, otra contracción! Respira, Luna, respira, inhalo, exhalo, no puedes nacer todavía bebé, tu papi debe acompañarnos al hospital. ABOGADO PARTE ACUSANTE — Señor Rivera, ¿es cierto que usted discutió fuertemente con su esposa, la señora Giselle Valdivia de Rivera el día anterior a su muerte? — Sí, señor — ¿Puede explicar la causa? — Mi esposa tenía cuatro meses de embarazo y la descubrí en la cama con otro hombre — Después de descubrirla con otro hombre, ¿usted la agredió en algún momento? — No, señor — ¿Es verdad que el arma disparada era de su propiedad? — Sí, señor — ¿Es verdad que usted bebió esa noche? — Sí, señor — ¿Y es verdad que usted olvidó lo que hizo después de beber? — Sí, señor JUEZ Puede proceder el abogado defensor VICTORINO — Gracias, su señoría. Solicito la presencia de la señorita Ana Luisa Lozano, empleada doméstica de la casa Rivera Valdivia desde hace cinco años. TRIBUNAL — Señorita Ana Luisa Lozano, ¿jura usted decir la verdad y nada más que la verdad? — Lo juro — responde ella VICTORINO — Señorita Ana Luisa, en los cinco años que tiene usted trabajando para los señores Rivera Valdivia, ¿cuantas veces presenció actos de violencia entre ellos? — Ninguna, señor — ¿El señor Rivera, alguna vez golpeó a la señora Giselle? — No, señor, nunca — La noche del deceso, ¿usted estuvo presente en el acontecimiento? — No, señor — En su primera declaración, usted dijo... — Yo sé lo que dije, señor, y estoy muy arrepentida, nada de eso fue verdad — ¿Alguien la coaccionó para declarar en contra de mi defendido? — Sí, señor, los señores Valdivia, padres de la señora Giselle me amenazaron, pero yo no quiero hacerle más daño al señor Rivera — Gracias por su aportación, señorita Como ustedes acaban de presencia, el señor Rivera nunca agredió a su esposa de ninguna manera, ella tenía un amante, el la descubrió propiciando una discusión que cualquiera de nosotros hubiera vivido de estar en su lugar, el señor Rivera no pasó la noche en su casa, por lo que la señora Giselle fue desvivida durante ese tiempo que él no estuvo, el señor juez ya tiene las evidencias que les serán presentadas a continuación, son las fotos y grabaciones del bar en donde el señor Rivera bebió durante el momento del asesinato, luego se le vio salir, minutos después se les presentan las evidencias del hotel donde se hospedó esa noche, dando lugar por la madrugada, solamente unos minutos después de que saliera del bar, demostrando así, que en ningún momento tuvo tiempo de acudir a su casa si quiera para percatarse de la tragedia. ¡Todo marcha perfecto! Lo encontrado en las fotografías invalida todas las evidencias en contra de mi cliente, ¡sé que saldrá por falta de pruebas! ¡Ésto es justo lo esperado! Será cuestión de un trámite para que no tenga que regresar al reclusorio, la señorita Villanueva se pondrá muy feliz! ANDRÉS ¡Realmente no puedo creer que conseguimos la libertad de Fernando! Se siente bien haberlo ayudado, ¡obviamente yo seré el padrino de su bebé! ¡Me lo merezco! SAMUEL La respiración de Luna es agitada, esto no es normal, sólo espero que ¡no esté a punto de dar a luz! — Sam — me susurra ella — ¿Sí? — respondo nervioso — Llama a una ambulancia — ¿Ya? — Sí, date prisa El juez ha declarado inocente por falta de pruebas al señor Rivera, ¡qué alegría! Pero ¡debo llamar a una ambulancia o el bebé nacerá aquí! ANDRÉS Te traje ropa, hermano, no puedes salir así a la calle, ¡vístete y corre a buscar a la señorita Luna! JOAQUÍN ¡Mi sobrino está a punto de nacer y la ambulancia no llega! ¿Qué les pasa? ¿Que no saben que es una emergencia? ¡Me quejaré con el encargado! LUNA — ¡¿Dónde carajos está la ambulancia?, Samuel! — ¡Te juro que ya viene! — ¡¿Y dónde está el señor Riveraaa?! FERNANDO — Señorita Luna, ¡usted lo dijo! ¡Soy libre! — Apúrese, lo espero afuera — ¿Está usted bien? — ¡De prisa! ¡No entiendo qué pasa! ¿La señorita Luna está embarazada? ¿Crees que será niño o niña?
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