Después de recibir el gran golpe, me tocaba levantarme, porque si yo estaba mal, mi estrella estaba peor, seguía perdida y me necesitaba. Entré y la observé con su mirada perdida viendo a la nada, seguía siendo la mujer más hermosa que había conocido, mi corazón seguía deleitándose al verla. Di unos pasos y me tropecé con algo que hace que casi me caigo. — Qué idiota — la observé y me miraba sin expresar nada —. Hola. ¿Cómo te sientes? — le dije tranquilamente mientras me acercaba. Sube sus hombros sin decirme nada y vuelve a ver a la nada. — El médico dijo que pronto recuperarás los movimientos de todo tu cuerpo, que es normal, por tanto tiempo inmóvil — le señaló la silla que está a su lado —. ¿Puedo sentarme? —afirma. — Mañana iremos a hacerte algunos exámenes para descartar que to