Se acercó a él, presionando su cuerpo contra el suyo, inhalando su aroma y sintiéndose mareada.
Él cerró los ojos, su pecho vibrando de deseo mientras Rose se frotaba sensualmente contra él.
—Te sientes tan bien —murmuró Rose.
Los ojos de Xavier se abrieron de golpe. Ella estaba borracha y el alcohol disminuía las inhibiciones.
Gruñó mientras ella se frotaba contra él, susurrándole al oído:
—No soy una buena chica en este momento, ¿verdad? Seamos malos, Alfa. Rompamos algunas reglas.
Se mordió el labio mientras su centro rozaba su longitud.
Con la forma en que iban las cosas, iba a necesitar mucha fuerza de voluntad.
—Rose —dijo Xavier con voz ronca, conteniendo otro gemido de placer mientras ella se movía contra él. Sus manos, por su propia cuenta, recorrían sus costados, palmas
