Su compañero o su novia

Capítulo 7: Salto en el tiempo

“La ausencia es al amor lo que el viento es al fuego; extingue lo pequeño, enciende lo grande”.

Roger de Rabutin

Aproximadamente un año y medio después.

Rose salió de la oficina de su consejero académico durante su primer año en la Universidad local, cerca del territorio de la manada. Pronto comenzaría su segundo semestre y acababa de finalizar su próximo conjunto de clases. 

Gracias a las clases a nivel universitario que había tomado durante su último año y al programa acelerado que ofrecían, se graduaría con una licenciatura en tres años en lugar de cuatro. Era una estudiante de pre-medicina y obtener puras A era su máxima prioridad.

Tal vez fue por lo que sucedió con su madre, o tal vez porque sentía que quería hacer algo bueno por las personas de su manada que darían sus vidas por protegerla, pero Rose había decidido convertirse en médica y ocupar el cargo una vez que el médico de su manada se jubilara. 

El Dr. Danvers estaba envejeciendo y había mencionado más de una vez que estaba listo para colgar su estetoscopio. Sin embargo, también sabía que su manada no tendría a nadie más para ocupar su lugar. Aquí es donde Rose decidió estar a la altura de la ocasión.

Mientras seguía doblando sus papeles, preocupada por las becas que su asesora académica le había recomendado, chocó con alguien. 

Sorprendida, abrió la boca para disculparse por no prestar atención y levantó la vista y vio un rostro muy familiar con unos sorprendentes ojos azules claros y cabello rubio cenizo.

—¿Jake? —preguntó Rose con un suspiro de sorpresa. 

¿Qué estaba haciendo él aquí? Si fuera posible, se había vuelto más lindo que antes.

—¿R... Rose? —balbuceó Jake incrédulo—. ¿Eres tú? 

La miró de arriba a abajo y su sonrisa se convirtió lentamente en una gran sonrisa. 

—¡Rose! —exclamó entusiasmado, inclinándose para abrazarla fuertemente. 

Sin darse cuenta, enterró su nariz en la base de su cuello, inhalando su aroma. Si Rose no estuviera emocionada por el abrazo que su antiguo flechazo acababa de darle, habría pensado que era muy personal de su parte. 

Como era, Rose se tensó en sus brazos cuando se dio cuenta de lo que estaba haciendo. 

—Lo siento —respondió avergonzado, retrocediendo. Rascó su cabeza, aparentemente confundido—. Es solo que... tú... hueles diferente.

—¿Huelo diferente? —bromeó Rose—. Guau, eso es algo nuevo, Jake. ¿Por qué no lo dices directamente? ¿No me reconoces, verdad? Erica tampoco me reconoció cuando nos encontramos justo antes de que se fuera a estudiar a Londres.

Rose sonrió con orgullo. Su amiga había logrado salir del círculo vicioso de su familia y había sido admitida en la universidad. 

Rose había estado presente a través de Skype y w******p para ayudar a Erica con su trabajo. 

Después de mucho esfuerzo por parte de Erica y mucho ánimo de Rose, Erica consiguió una beca completa para estudiar una carrera de arte en fotografía en una universidad de Londres.

—Bueno, tú también te ves diferente —dijo Jake apreciativamente, mirándola de arriba abajo.

Rose se sonrojó, haciendo una pequeña danza de alegría internamente. 

Podía decir que le gustaba lo que veía. 

Un año entero de entrenamiento con la manada Crimson Phoenix y el hecho de que sus genes de licántropo empezaran a manifestarse pronto, en unos 8 meses más o menos, significaba que la naturaleza finalmente le había dado las curvas que siempre había deseado. 

Rose siempre había sido bonita, pero ahora los ángulos de su rostro eran más prominentes y sus ojos se alargaban naturalmente como señal de su próxima transformación.

Jake dio un paso atrás como si de repente se hubiera asustado por algo. Luego, acercándose tanto a su espacio personal que Rose contuvo el instinto de retroceder, susurró muy suavemente: 

—Eres una licántropa.

Los hermosos ojos almendrados de Rose se abrieron de par en par de sorpresa. 

¿Cómo lo sabía? 

Jake soltó una risita tranquila y triunfal. Ella miró a su alrededor, temiendo que alguien lo hubiera oído. El campus estaba lleno de licántropos de otras manadas, pero también había humanos que también asistían.

—¿Cómo es que no lo percibí antes? —preguntó Jake, confundido—. ¿Tenías algún tipo de hechizo o...?

—Ssshh —interrumpió Rose bruscamente. Miró a su alrededor, temerosa nuevamente de ser escuchada—. ¿Podemos hablar de esto en algún lugar privado? —preguntó finalmente en voz baja.

Jake le dio una sonrisa traviesa con un destello travieso en los ojos. 

—¿Quieres venir a mi apartamento? Está justo en el borde del campus.

Rose tenía la sensación de que no debería aceptar, pero quince minutos después, se encontró sentada en el apartamento de Jake. Acogida en su cómodo sofá color marrón oscuro, se recostó en el cojín agarrando una botella de malta de durazno en sus manos.

—¿Eres un licántropo? — preguntó Rose mientras Jake se sentaba en la silla del sofá a juego, frente a ella.

—Mi familia y yo somos lobos solitarios. No pertenecemos a ninguna manada —explicó Jake—. Tuve mi primera transformación a los 16, como la mayoría. ¿Por qué no te percibí en la secundaria?

—Yo soy parte lobo —dijo Rose después de aclararse la garganta a mitad de la frase. 

Las palabras de Xavier, de hace mucho tiempo, entraron en su cerebro.

Mantente alerta.

Pero decirle que era parte lobo realmente no comprometía el secreto, ¿verdad? ¿Podía confiar en Jake? Era un amigo de su ciudad natal... bueno, no exactamente un amigo. Nunca habían sido realmente amigos. Era más bien que Rose había tenido una gran atracción por él mientras Jake solo le preguntaba amablemente “¿qué tal?” y le pedía ayuda con las tareas de las clases que tenían juntos.

—Aaahh —dijo Jake, recostándose para mirarla divertido—. Eso lo explica. Entonces, ¿no te transformas hasta los 18?

Rose asintió, inclinando la cabeza hacia atrás y exponiendo su cuello, dio un sorbo a la botella de malta de durazno. 

La mirada intensa de Jake se posó en el cuello expuesto de Rose. 

Bajando la botella, ella lo miró y lo vio mirando con un poco de hambre el rincón de su cuello donde los lobos generalmente marcan a sus parejas. 

Él apartó la mirada rápidamente cuando ella lo descubrió mirándola.

—Eso significa que pronto también encontrarás a tu pareja — agregó Jake despreocupadamente—. Cuanto más cerca estés de tu transformación, más sentirás el llamado de la pareja. Si tu pareja es un lobo completo, él podrá decirte que eres su pareja. ¿Sabes quién es tu pareja? —preguntó con cierto interés.

Rose se encogió de hombros sin preocuparse demasiado. Por ahora, era mejor mantener las cosas en secreto. 

—Todavía no. Pero no estoy demasiado preocupada por eso — comentó evasivamente—. Entonces, ¿qué estás haciendo tan lejos de aquí? Pensé que estarías en una Universidad de la Ivy League en algún lugar. Siempre fuiste tan inteligente.

Jake se burló. 

—Nunca fui el inteligente entre los dos. Sinceramente, pensé que tú serías la que iría a Harvard o Yale. — Jake se inclinó hacia adelante, apoyando los codos en sus muslos musculosos—. Hice una universidad comunitaria durante un semestre antes de transferirme aquí para asistir al próximo semestre de primavera. Básicamente vine aquí antes para instalarme y reunirme con mi consejero académico. Inscríbirme en clases y todo eso. Fue una de las pocas universidades que realmente aceptaron mi solicitud, entré por cuota de minorías. Supongo que sin ti para ayudarme, mis notas empeoraron —bromeó.

—No sabía que hay una casilla que puedes marcar de hombre lobo en su solicitud —bromeó Rose.

—La hay si sabes a quién preguntar. No es la misma solicitud que está disponible en línea en formato PDF —dijo Jake con una sonrisa en su rostro—. Mi mamá solía ser parte de una de las manadas cercanas antes de separarse para unirse a mi papá. Ella sabía que esta universidad se especializaba en hombres lobo.

—¿Qué manada? —preguntó Rose con curiosidad.

—La manada Fénix Carmesí — respondió Jake—. Ella es la hermana del anterior Alfa. Murió hace tiempo. Mamá no le gusta hablar mucho de eso. Es como si me estuviera ocultando algún gran secreto. Asistimos al funeral y su hijo, el Alfa Xavier, nos visitó una vez hace año y medio. Dijo que estaba en la ciudad por asuntos oficiales. Fue alrededor del tiempo en que tú… —Jake se quedó en silencio al darse cuenta.

Rose le sonrió culpablemente a Jake. 

—Mi padre es o, más bien, era el beta de la manada Fénix Carmesí. Vinieron a buscarme para llevarme a casa. Había estado viviendo con la hermana de mi madre.

Jake asintió entendiendo. 

—Probablemente pensaron que te asimilarías mejor con los humanos, ya que los hombres lobo mitad humanos generalmente no se desarrollan hasta casi el momento de la transformación. —Le dio a Rose una mirada casi depredadora—. Y tú te has desarrollado bastante bien.

Rose se aclaró la garganta un poco incómoda. 

Cruzó sus largas y ágiles piernas, tonificadas por un año de carrera por los bosques con los hombres lobo, esforzándose por mantenerse al día. 

Día tras día, su velocidad iba mejorando. Su vista también estaba mejorando y su cabello estaba empezando a crecer más rápido. Incluso sus uñas crecían más rápido ahora. Era como si todo en su interior estuviera acelerándose. 

Cortes que solían tardar semanas en sanar por completo desaparecían por completo en cuestión de días, sin dejar cicatriz alguna.

—Bueno... fue bueno verte, Jake—dijo Rose poniéndose de pie para irse—. Necesito volver a casa, pero nos veremos.

—Sí, una vez que comience el nuevo semestre espero verte por el campus. ¿Tal vez podríamos encontrarnos antes? Quiero decir... si tienes tiempo este fin de semana, ¿te gustaría ir al pueblo conmigo y comer algo? —preguntó casualmente.

En la punta de la lengua de Rose estaba decir que no, porque eso era lo que todos esperaban de ella. Se suponía que ella iría directamente a la universidad y regresaría directamente a casa. Cada vez que dejaba el territorio de la manada, se estaba poniendo en peligro. Pero esta vez, controló el impulso. 

Era hora de vivir un poco.

—Claro —dijo con buen humor.

* * *

Xavier caminó de la mano de Alyssa por su ciudad natal. Su cabello rubio le cosquilleaba el cuello mientras ella apoyaba su cabeza en su hombro, enterrándose más en él para mantenerse abrigada. 

El frío aire de enero hacía que su aliento fuera visible mientras caminaban observando cuánto había cambiado desde que se habían ido. 

Xavier había pasado su año estudiando en el extranjero y luego pasó seis meses adicionales tomando clases en línea mientras actuaba como representante de las cuatro manadas alineadas de este distrito. Habían avanzado seriamente en la formación de alianzas en el extranjero y en el aumento de la fuerza colectiva de la manada.

Finalmente, después de pasar la Navidad en Inglaterra con una de las manadas recientemente alineadas, los dos amantes habían regresado a casa. 

Emocionado por retomar sus responsabilidades como Alfa junto con completar sus estudios universitarios, Xavier quería hacer una parada en su diner favorito para cenar antes de sumergirse de nuevo en sus responsabilidades. 

Sabía que su madre estaría feliz de verlo. Ella lo había extrañado mucho. Siempre insinuaba que Rose todavía estaba cerca, lo cual podía resultar molesto. 

Xavier siempre cambiaba rápidamente de tema, sin querer hablar de ella. Honestamente, le importaba poco Rose. Pero aún así... por alguna razón, a veces cerraba los ojos y veía esos encantadores ojos azules tormentosos de ella. 

Aún recordaba, como si fuera ayer, sus palabras idealistas:

“Quiero enamorarme”.

Xavier no pudo evitar preguntarse si ella había cambiado desde la última vez que la vio. 

¿Seguía siendo tan idealista, atrapada en su propio mundo de ensueño? ¿O había madurado y se había vuelto más práctica, finalmente una mujer? 

Tal vez era porque ahora formaba parte de su manada, pero Xavier se sentía ligeramente protector con ella. 

Quería que permaneciera intacta, sin daños, y esperaba encontrarla tan firme en sus ideales hoy como la encontró en aquel entonces.

Apartando el pensamiento de Rose de su mente, Xavier entró en el diner del centro donde había querido comer su hamburguesa con queso favorita. Pero al instante, todos los pensamientos de hamburguesas abandonaron su mente cuando un nuevo aroma lo invadió. 

Lo asaltó, luchando contra su razón y abrumándolo por completo.