Su compañero o su novia

Capítulo 5: La gran mudanza

“En todo el mundo, no hay un corazón para mí como el tuyo. En todo el mundo, no hay amor por ti como el mío”.

Maya Angelou  

—Mira, lamento si todo esto es demasiado para ti —dijo Xavier rápidamente mientras se miraban—. Pero estoy comprometido con alguien más. No puedo ser tu pareja. 

—No es que yo esperara eso de ti —respondió Rose honestamente—. Creo que deberías poder elegir con quién quieres estar. ¿No es un poco gótico que te empujen a tener una relación con alguien a quien ni siquiera conoces? No sé mucho sobre los hombres lobo, pero definitivamente sé lo que significa una ceremonia de apareamiento. — Se estremeció rápidamente—. No es algo que me gustaría hacer con alguien a quien no me importa o... o ame —murmuró las últimas palabras, pero el oído de hombre lobo de Xavier las captó. 

—Ya sabes. Por eso quieren llevarte de vuelta a la manada. Ahora. Quieren que nos conozcamos y tal vez desarrollar sentimientos, pero no quiero que te hagas una idea equivocada. Ya estoy con alguien quien me importa mucho. — Xavier miró a Rose directamente a los ojos—. ¿Quieres volver a unirte a la manada? 

Rose encogió los hombros. 

—No sé acerca de la manada, pero sí sé que quiero poder conocer a mi papá —habló, eligiendo cuidadosamente sus palabras—. Incluso si regreso, no es como si esperara algo de ti —le aseguró—. Estoy de tu lado aquí. Yo... quiero estar con alguien por amor. Quiero enamorarme.

Rose sonrió suavemente solo al pensar en eso. La vida era demasiado hermosa como para desperdiciarla estando con alguien a quien no amaba.

Xavier asintió y se sorprendió momentáneamente cuando ella le sonrió. Tenía una sonrisa linda...  

Sacudiendo la cabeza y regañándose internamente, Xavier le devolvió una sonrisa forzada. 

—Mientras tengamos una comprensión —dijo. 

Rose se dio la vuelta para volver adentro y descubrir qué hacer ahora que conocía la verdad. 

¿Debería unirse a la manada y lanzarse de cabeza a una vida completamente nueva, o debería quedarse aquí donde estaba en su zona de confort?

*   *   *

Una semana después.

Al final, Thomas ganó y Rose se encontró empacando todo con su tía para mudarse de regreso al territorio de la manada. 

Fue en ese momento que también encontró el valor para finalmente intercambiar números con Jake para mantenerse en contacto. 

Rose no creía que su partida molestara mucho a Jake. Todas las chicas se derretían por él y no es como si alguna vez hubiera mostrado el más mínimo interés en ella. Pero Rose no podía quitarse de la cabeza el recuerdo de lo agitado que había estado cuando se enteró de que se iba a mudar. 

Seguía repitiendo que no habían tenido tiempo de intercambiar ideas para su informe parcial todavía e incluso dijo que era bastante genial siempre ayudándolo. 

Reuniendo su valor, Rose no solo intercambió números de teléfono, sino también direcciones de correo electrónico y le dijo que podía enviarle un mensaje en cualquier momento. Eso lo calmó un poco y pareció sentirse satisfecho. 

Sintiéndose emocionada por la posibilidad de que su flechazo realmente tuviera sentimientos por ella, Rose revisó su correo electrónico y mensajes de texto por quincuagésima vez mientras se acercaba al territorio de la manada en el llamativo auto de su tía. 

—¿Entonces todo nuestro dinero en realidad provenía de los fondos de la manada? —preguntó Rose, apartando su teléfono celular, decepcionada de que Jake no le hubiera enviado un mensaje. 

La tía María asintió entusiasmada, moviendo la cabeza al compás de la música.

—El anterior Alfa había distribuido fondos para nosotros. Tengo mi propio dinero con el que compré este bebé. —Acarició el tablero del auto con amor—. Pero todos nuestros gastos de vida fueron pagados por la manada para asegurarnos de que tuvieras una buena vida al crecer. 

Rose tragó un nudo de emoción en su garganta. 

Todo este tiempo, había pensado que solo eran ellas dos contra el mundo. Nunca en sus sueños más salvajes imaginó que había todo un grupo de personas en las sombras como su sistema de apoyo. Además, nunca se imaginó que la tía María había pasado por un proceso peligroso y arriesgado de convertirse en una mujer lobo para poder protegerla de manera más efectiva. 

—¡Aquí estamos! —exclamó la tía María interrumpiendo los pensamientos de Rose. 

*   *   *

—¡Rose! —exclamó Josie, acercándose para darle un gran abrazo cuando María y Rose entraron en la mansión del Alfa—. ¡Dios mío, has crecido! —Se apartó para examinar a Rose de arriba a abajo, sus ojos se llenaron de lágrimas. 

—Aparentemente no mucho — dijo Xavier. 

Estaba apoyado contra la pared en la entrada del vestíbulo. Detrás de él había puertas dobles que abrían hacia una enorme sala de conferencias donde la manada solía reunirse. 

Rose le lanzó una mirada de desdén por ese comentario. Él podía ser el Alfa de la manada, pero eso no significaba que pudiera hacerla sentir maltratada. 

—¡Xavier! —reprendió Josie—. ¡Eso no es muy agradable! ¡Rose es solo una tardía en florecer! 

Y entonces Josie se dio cuenta de su exabrupto y miró avergonzada a Rose.

—Está bien —aseguró Rose, entrando en la casa de la manada donde su padre la había llevado a conocer a todos—. Sé que no tengo las curvas de las otras chicas. 

Encogió los hombros como si no le importara y se dirigió directamente hacia los refrigerios.

Josie se dirigió a su hijo. 

—¡Xavier Edmund Sinclair! —le regañó Josie, acercándose a él—. Te he enseñado mejores modales sobre cómo tratar a una dama.

Su voz aguda resonaba tan fuerte que casi todos se giraron para ver a su poderoso Alfa siendo regañado por su pequeña madre, que normalmente lo consentía.

Para su crédito, el Alfa no se enfadó ni siquiera un poco por ser regañado por su madre delante de todos. Simplemente encogió los hombros y respondió sarcásticamente: 

—¿Una dama? Mamá, ella es una niña. Mírala. ¿Estás seguro de que tiene 16 años? Parece de 12 años. ¿Y quieres que sea mi pareja? Lo siento mamá, pero no me gustan las niñas pequeñas.

Josie se ruborizó. 

—Es una encantadora joven, Xavier, y nadie te está pidiendo que la elijas como tu pareja ahora mismo. Volveremos a hablar de este tema cuando cumpla 18. Solo tienes dos años más que ella, ya sabes — señaló su madre con mal humor—. Sé amable con ella y hazla sentir bienvenida. Eso es lo que todos te piden. No tienes que ser tan grosero. Ella es parte de la manada y eres responsable de ella, al igual que todos los demás en la manada. 

Josie terminó bruscamente.

Xavier no dijo ni una palabra más, aunque estaba tentado de hacerlo. En lugar de eso, simplemente se acercó a su novia, Alyssa, y rodeó su cintura con el brazo. 

No sabía por qué, pero la mera presencia de Rose lo estaba poniendo nervioso. Nunca era tan malo con nadie, pero Rose parecía sacar su lado malo.

—Vamos a irnos de aquí, cariño —murmuró Alyssa, pasando una mano perfectamente manicurada por sus cabellos negros como el carbón. 

Mirando de reojo a la multitud en su casa, Xavier vio que la mayoría de las personas estaban observando para ver qué hacía: ¿ir con su supuesta Luna o seguir a su novia?

Por su parte, Rose estaba de espaldas a ellos, aparentemente ajena a todos excepto a su padre, que estaba junto a ella en la sala de conferencias hablando animadamente. 

Con una sonrisa maliciosa, Xavier sacó a Alyssa de la casa de la manada y se subieron a su coche, marchándose a algún lugar donde pudieran tener algo de privacidad.

***

Rose apretó demasiado fuerte su vaso de plástico cuando Xavier siguió a Alyssa. 

No debes esperar nada de él, se regañó a sí misma mientras su padre seguía hablando a su lado, completamente ajeno. Pero no podía evitarlo, porque desde que lo había conocido, no podía sacar de su mente su rostro apuesto y atractivo. Era guapo y tenía unos ojos tan profundos como el océano. 

Sacudiéndose de sus pensamientos, Rose levantó la vista cuando la gente comenzó a reunirse a su alrededor para las presentaciones. 

Siendo sincera, Rose tuvo que admitir que se sentía bien formar finalmente parte de… algo. Hasta ahora, su tía y ella habían llevado una vida muy aislada. Les debía a estas personas ser lo que necesitaban que ella fuera.