Observando a su pelirrojo amigo hablar mientras regaba unas semillas plantadas, Isaac sonreía sorprendido por el cambio positivo que Alex Rollins había traído a la vida de Elliot.
De ser un omega receloso, desconfiado, amargado y de escasas palabras, había pasado a ser la persona tal vez no más sociable del mundo, ya que seguía igual de irritable y terco que antes, pero Elliot sonreía, realmente lo hacía.
Su rostro ya no mostraba más que miseria, desconsuelo y soledad, no. Sus ojos se habían vuelto más brillantes, había esperanzas en ellos, una chispa de vida que nunca había estado ahí más que cuando ambos padres de su amigo estuvieron vivos con él.
Era agradable, le sorprendía y le provocaba felicidad el saber que su amigo finalmente estaba siendo feliz luego de mucho tiempo, después d
