17 DE MAYO DE 2007
La explicación que Piero me dio me dejó descontento y angustiado. Saber que Gaia me estaba buscando pero sin estar dispuesta a encontrarme por los cauces habituales, provocó que un montón de dudas me asaltaran; sobre el tiempo que pasamos juntos, la intimidad que compartimos y los planes de futuro que inundaron mi cabeza en esos días de julio de 2004.
Me senté en el borde de la cama y volví a mis pensamientos. Sí, ya había pensado en muchas ideas para un futuro junto a Gaia. Ella estudiaba en Estados Unidos y yo trabajaba para el Departamento de Estado. ¿Qué podría salir mal?
Pero, ¿ella pensaba lo mismo?
Estaba seguro de que Gaia sentía lo mismo por mí. Todo aquello hizó que su repentina desaparición tres años atrás fuese todavía más confusa.
Volví a mirar la caja
